En el S. VIII a.C., vivió un ciudadano griego anónimo, que nunca sabremos a ciencia cierta quién fue, pero al que tenemos que estar tremendamente agradecidos. El caso es que, partiendo de la escritura fenicia, que únicamente la podía interpretar gente iniciada, ya que solo tenía signos para las consonantes, él la adaptó y añadió las vocales. Con este pequeño detalle el mundo de la escritura se simplificó mucho. Después llegaría el alfabeto latino, Roma y todo eso.
El tránsito de los relatos verbales a los escritos fue largo y complejo, y durante mucho tiempo coexistieron ambos, como nos explica muy bien Irene Vallejo en El infinito en un junco, un libro del que ya hemos hablado en alguna ocasión en este blog. La oralidad misma se transformó en contacto con el alfabeto. Una vez escritas, las palabras empezaron a quedar ancladas en su orden, sin posibilidad de variación alguna, con lo que en cierto modo se perdió la espontaneidad del relato, pero a pesar de todo el avance fue tremendo.
Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y ya que estamos con Irene Vallejo, seleccionamos unos párrafos del capítulo 45 del libro antes mencionado, al hilo de lo que decíamos el otro día acerca de Google y de los móviles.
«Sócrates temía que, por culpa de la escritura, los hombres abandonasen el esfuerzo de la propia reflexión. Sospechaba que, gracias al auxilio de las letras, se confiaría el saber a los textos y, sin el empeño de comprenderlos a fondo, bastaría con tenerlos al alcance de la mano. Y así ya no sería sabiduría propia, incorporada a nosotros e indeleleble, parte del bagaje de cada uno, sino un apéndice ajeno. Ahora mismo estamos inmersos en una transición tan radical como la alfabetización griega. Internet está cambiando el uso de la memoria y la mecánica misma del saber. Un experimento realizado por D.M. Wegner, pionero de la psicología social, midió la capacidad de recordar de unos voluntarios. Solo la mitad de ellos sabían que los datos a retener eran guardados en un ordenador. Quienes pensaron que la información quedaba grabada, relajaron el esfuerzo por aprenderla. | El "Efecto Google" | »Los científicos denominan "efecto Google" a este fenómeno de relajación memorística. Tendemos a recordar mejor dónde se alberga un dato que el propio dato. Es evidente que el conocimiento disponible es mayor que nunca, pero casi todo se almacena fuera de nuestra mente. Surgen preguntas inquietantes: bajo el aluvión de datos, ¿dónde queda el saber? ¿Nuestra perezosa memoria viene a ser una agenda de direcciones donde buscar información, sin rastro de la información misma? ¿Somos en el fondo mas ignorantes que nuestros memoriosos antepasados de los viejos tiempos de la oralidad?» |
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[granuribe50] |
Pero eso mismo sucede también a menudo en comidas con familiares, compañeros o amigos, al menos eso ocurría en tiempos pretéritos "prepandemia", cuando esas reuniones se podían llevar a cabo. Alguien citaba un hecho y, como la memoria es frágil, surgían dudas acerca del dónde, cómo y cuándo sucedió. Y eso solía dar lugar a ricos debates en los que, como en un cesto de cerezas, una cosa llevaba a otra y acababan saliendo a la luz anécdotas que teníamos olvidadas hace tiempo y que siempre resulta gozoso resucitar. Cosas de la oralidad. ¡Qué maravilla, tener recuerdos comunes que compartir! Pero, ¡tate!, eso tan grato de ir ensartando recuerdos... siempre habrá alguien que lo jorobe.
En fin. Dejemos que nos lo explique Irene Vallejo, que escribe muy bien y cuenta las cosas de maravilla:
«Más allá de ciertos límites, la única posibilidad de expandir nuestra memoria depende de la tecnología. La línea que separa nuestras mentes de internet se está volviendo cada vez más borrosa. Se ha instalado entre nosotros la impresión de que sabemos todo aquello que podemos localizar gracias a Google.
Cuando se reúne un grupo de gente, suele haber alguien que se lanza a comprobar los datos de la conversación con su teléfono inteligente. Se zambulle en la pantalla como un ave acuática y, tras una consulta rápida, emerge con el pez en el pico, aclarando todas las dudas sobre el nombre de aquel actor o cuáles son los días perfectos para pescar el pez plátano. [...]Borges escribió: "De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio y el telescopio son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación"». |
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Día Mundial de la Tortilla de Patata: reunión del Consejo de ministras de hoy, 9/3/2021. Illa no ha querido perdérselo [@mescojono] |
Bien, les dejamos a ustedes con estas profundas reflexiones. G.U. se dirige hacia la cocina para celebrar el "Día Mundial de la Tortilla de Patata", preparando una para la cena. Ya saben, un saber ancestral transmitido oralmente de generación en generación, sin necesidad de ser transcrito en una receta. Le ha dado envidia la que se ha zampado nuestro poblado gabinete ministerial tras la reunión semanal del Consejo de ministras (y de ministros); así le gusta a este bloguero: que esa gente "haga país" y un poco de propaganda de la denostada"marca España". La preparará, eso sí, de menor tamaño (no hay tantas panzas a alimentar en casa como en el gabinete, que casi parece el camarote de los hermanos Marx).
jajajajaja, perdona, pero me has hecho venir una frasecilla a la cabeza:
ResponderEliminarNo es lo mismo una tortilla de patatas junto la mesa, que, junto la mesa, en tortilla, se reúnen los patatas.
Y esta se asemeja a la imagen que nos acercas.
PD: en la foto superior, veole muy bien acompañado,! vive Dios ¡
Salut
No sé si semejante tortillón dará de sí para tantos tragaldabas, por ejemplo los dos de primera línea, y sin una miserable copa de vino español para mojar el asunto...
Eliminar«Sócrates temía que, por culpa de la escritura, los hombres abandonasen el esfuerzo de la propia reflexión".
ResponderEliminarMi hijo mayor en el instituto debía de ser un "socrático". Yo le preguntaba por sus apuntes y él me decía que lo tenía todo en la cabeza. MJ
Puntualizo, no le dio buen resultado. Ese curso no, pero al siguiente repitió. MJ
EliminarPor cierto, G.U., se ve que usted no es de consultar móviles durante las comidas.
Más bien me pone nervioso que haya listillos que lo consulten, algunos de ellos lo tienen entre las piernas para que no se vea y creamos que es ciencia infusa.
EliminarPues yo estoy totalmente a favor del uso del móvil para obtener DATOS. Muy diferente es el análisis de esos datos, que eso ya no lo da el móvil tan rápidamente. Me gusta dar mis propios datos y, muchas veces, cuando son sorprendentes, suelo verificarlos, pues más me dolería hacer creer algo que no es cierto. Y la verificación la suelo hacer después de decir el dato, que si no no tiene gracia.
ResponderEliminarMateo M.
No creo que haya mucha gente que se oponga a recabar un dato usando el móvil, pero quizá mejor no abusar de ello, y menos para fardar de culto...
EliminarPor poner un ejemplo real, en una conversación apuntas que España es el segundo país del mundo con más calvos per cápita, dato curioso. Y por si acaso, lo corroboras. No veo mal alguno en ello.
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