martes, 12 de junio de 2018

Los arquitectos son gente peligrosa

Vamos a descansar un poco de política y otras sordideces, si les parece a ustedes (y si no, también). Tampoco vamos a hablar del Aquarius, de Urdangarín ni de Lopetegui (el seleccionador que anuncia su fichaje por el Reial Madrit a dos días del Mundial de fútbol). Esas cosas están muy recientes y tiempo habrá, cuando uno se haya hecho una idea más cabal.

Nos dedicamos hoy a la arquitectura, un tema que interesa bastante a este bloguero, aunque quizá no entienda todavía lo suficiente (a pesar de que tiempo ha tenido, desde luego). Y en este caso, fijamos nuestra atención en la arquitectura que pretende ser presuntamente metafórica.

En efecto, pero aquí ya no se trata de metáforas, no vamos a hablar de la "arquitectura metafórica" que practicaron con acierto Saarinen (aeropuerto de Nueva York, por ejemplo), los edificios "estilo barco" del racionalismo (verbigracia el Club Náutico de San Sebastián, de Aizpurúa y Labayen) o el Moneo del Kursaal, por ejemplo, utilizando la analogía y la metáfora como fuente de inspiración primaria del diseño. A esa nos dedicaremos en otra ocasión, quizá no lejana.

The Big Duck, en Flanders (Long Island)
Aquí de lo que hablamos ahora es de lo que ocurre cuando la forma exterior del edificio es una traducción al pie de la letra de la función. Aquí las metáforas ya no tienen cabida, tampoco las dobles interpretaciones. Las cosas por su nombre: "al pan, pan, y al pato, pato"; no basta que el mensaje sea claro; debe ser obvio ante un usuario que no desea complicarse la vida con metalenguajes arquitectónicos que sólo unos pocos elegidos pueden comprender. El "Big Duck", más conocido como “el edificio pato”, puede considerarse como una de las estructuras mas icónicas de la arquitectura y es un claro ejemplo de cómo un edificio puede nacer a partir de una forma y cumplir con su función. Se trata de un edificio construido en el año 1931 por el dueño de un criadero de patos en Flanders, Long Island. En la actualidad vende huevos y carne de pato, está protegido y es uno de los lugares mas visitados por los turistas que se dan un garbeo por larga aquella isla, cercana al puerto de Nueva York.

Para Robert Venturi (los que entiendan algo de esto ya saben de quién hablamos), un gran fan del "Big Duck", hay dos caminos para que un edificio sea "comunicativo": que en su forma exprese su función (como hace una catedral gótica o un restaurante con forma de pato) o que sencillamente sea un "tinglado decorado", un edificio funcional con un rótulo gigante, tal como explica en su famoso libro "Aprendiendo de Las Vegas".

Ambos caminos están en las antípodas de Adolf Loos (gran exposición la dedicada a él en Barcelona y luego en Madrit) y su concepción de la casa como máquina desnuda por fuera y como obra singular, cálida y comunicativa por dentro. También en el polo opuesto a la manera de entender la arquitectura por parte de Gran Uribe. Para Venturi, en cambio, se trata de lo contrario: máquina funcional y anónima por dentro y obra singular y "comunicativa" por fuera. ¡Peligro!

Aquí tenemos varios ejemplos de "edificios pato", como se les suele llamar, varios de ellos situados en China: un enorme pez, un pelotón de fútbol, un piano y violonchelo gigantes, una tetera XXXL, una especie de macrocesta de pícnic, unos tomos de libros muy gordos, un teléfono móvil de tamaño familiar y un gran buque con su piscina en el ático del hotel:

1) Consejo Nacional de Desarrollo Pesquero (Hyderabad (India); 2) Salón de la Fama (México); 3) Conservatorio "The Piano House" (Huainan, China); 4) Museo del Té (Meitan, China); 5) Fábrica de cestas Longaberger Basket &Co. (Ohio, USA); 6) Biblioteca de Kansas City (USA); 7) Compañía de Telefonía (Kunming, China); 8) Hotel Marina Bays Sands (Singapur)


No se piensen ustedes; aquí también tenemos nuestros propios ejemplos autóctonos, además de Calatrava. En la Rioja han surgido bodegas como setas, con una arquitectura absurda en algunos casos. Pobre de aquel bodeguero riojano que no se haga construir un edificio emblemático y, si el presupuesto no llega para un arquitecto estrella, se busca otro más "de estar por casa" pero con la condición de que proponga un resultado lo más invasivo y aparatoso posible.

Aunque con un resultado menos impactante, en el Penedés no podían ser menos en esta línea, no en vano en Cataluña 'som els millors'. Las cavas y hotel Mastinell, a tiro de piedra de Vilafranca, es obra de los arquitectos Josep Juanpere y Lluís Escamis, que han llevado a término su idea de integrar en el entorno de las viñas un edificio que imita la forma en que se apilan las botellas durante la segunda fermentación del cava catalán, con ciertas resonancias modernistas.

Bodega y hotel Mastinell (Vilafranca del Penedés)
El proyecto ganó la Medalla de Oro 2011 en el "Shanghai International Interior Design Festival", lo que no nos puede sorprender ya que, como hemos visto más arriba, en China agradan mucho estas explícitas alusiones. A G.U., menos. Con la recién estrenada cámara, y aprovechando el buen tiempo que se avecina, intentaremos girar una visita al lugar y les daremos noticia, a pesar de que no tengamos idea de pernoctar allí, desde luego, aunque el entorno es estupendo.

4 comentarios:

  1. A mí, como me gusta la geometría, mi estilo predilecto es el racionalismo. Y si es de los años 30, todavía más (por el toque histórico). Dicho esto, el edificio de las botellas tampoco me disgusta, pues tanto círculo ordenado en su fachada, con esa onda que forma el alero le hacen, a mis ojos, bien vistoso. No obstante, la moda que comenta, no me agrada, pues esas obras acaban siendo puro "kitch". Venturi, que sale en un par de libros que tengo (recuerdo sin mirar Google "la casa de su madre", no me gusta y me resulta algo incalificable, lo que no quita para que valore su aspecto "investigador". Opiniones, todas ellas, de un aficionado de tercera, conste.
    Mateo M.

    ResponderEliminar
  2. Huyo del modernismo. De lo barroco. De las líneas flamígeras.
    Todo lo que se acerque al Art Decó me agrada. Lineas rectas y puras. Simplificación armoniosa del conjunto. Si ha de haber curvas, que las haya, pero sin volutas, ni adornos supérfluos.

    De todas estas fotos quizá me quedara con la de los libros, pero no estoy seguro. La casa del pato es como para coger un dolor de barriga, aunque puestos a pensar siempre le quedará a uno el rincón del pico si es que quiere escapar de visitas indeseadas.
    salut

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comparto el gusto de Mateo M. por el racionalismo de los años 30 (un poco menos con el hotel de Vilafranca) y el de Tot Barcelona por el "art deco" y las líneas rectas y puras. Me gustan las curvas de las esquinas y de las terrazas de los edificios del racionalismo (por ejemplo, las de la Casa Vilaró, en Gracia).

      En cuanto a lo de refugiarse en el pico del pato, no es mala idea. Desde el ojo (que es el faro de un "Ford") se divisa la llegada de alguien que no deseas (verbigracia: tu sastre, que viene a reclamarte que le pagues) y te refugias rápidamente en el pico tras exclamar: ¡por ahí viene mi sastre!

      Eliminar
  3. Por fuera ese edificio de bodegas de Vilafranca no me gusta mucho. Es demasiado real y en grande el parecido con una cava no resulta. Todo esto para una profana en el asunto. MJ

    ResponderEliminar