Oda a... Ernest Maragall

Cuando Pascual Maragall —nieto del autor de la "Oda a España" (el poeta Joan Maragall)— era alcalde de Barcelona, muy bueno sin duda, canonizó el denostado "enchufismo" de toda la vida y lo elevó a los altares, al afirmar que se rodeaba en su equipo de la gente con la que tenía más afinidad para lograr una gestión más rápida y eficaz.

Con esta hábil coartada metió al cazurrote Ernest Maragall, su hermano, en el Ayuntamiento y después en la Generalitat sin que nadie protestara, al contrario, ya que Pascual era Dios (por lo de los JJ.OO). Además, lo de los enchufes parece ser que sólo lo practican los rivales políticos; lo que hacen los nuestros es por "afinidad con el proyecto" y todo eso.

¡Ay, Ernest Maragall, Ernest Maragall!, el iluminado sujeto que soportó Gran Uribe como "conseller d´Educació" durante el período final del tripartit, 'gloriosa' etapa en la que se nos mostró como un tipo absolutamente obtuso, de pocas ideas pero fijas y rocambolescas, aunque muy capaz de llevarlas a sus últimas consecuencias a pesar de todas las protestas que generaban; un auténtico mastuerzo, vaya, pero lleno de 'originales' ocurrencias, aspecto en el que superaba con creces a las famosas 'maragalladas' de Pascual. Su máximo logro (efímero, por suerte) fue el de conseguir que las clases se reanudaran en los colegios el 7 de enero, en lugar del día 8 habitual, una manera estupenda de amargar la tarde de Reyes a los zagales. Pero nos hizo polvo a todos. ¡Qué desastre!

Ernest Maragall posa ufano con su uniforme oficial
[granuribe50 / (basado en una idea de ARCU)]

Posteriormente a todo aquello, de infausto recuerdo para G.U., este oportunista personaje tomó posiciones, como buen paracaidista que ha acreditado ser, cuando empezó a afirmar hace cuatro años: "aunque antes no era independentista he acabado descubriendo que no hay salida más inteligente para Cataluña que la independencia". Y para él, por  lo visto luego. Tras un tiempo desaparecido del mapa se afilió a ERC, reapareciendo hace unos meses como presidente de la mesa de edad del Parlament, foro desde el que nos endosó un incendiario y disparatado discurso, impropio de alguien que ocupaba ese cargo.

Una vergüenza para la democracia, sí, pero que ha valido para que racisTorra piense en este caduco sujeto nada menos que para Minister of Foreign Affairs del flamante nuevo govern de la Generalitat, con el encargo de que divulgue las excelencias del procés allende nuestras fronteras por todas las cancillerías europeas; un cargo que no le ha pillado de sorpresa, por cierto, dándole tiempo a encargar la pomposa presentación adjunta.

Mal asunto para la causa, ya que no es descartable que por allí fuera se empiecen a dar cuenta, si no se han apercibido todavía, de que este quilombo está en manos de auténticos botarates. Tiene otras competencias de interés: Relaciones Institucionales, incluida la política de memoria histórica, y... la Transparencia, lo que no deja de resultar paradójico en un tipo tirando a espesote.

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Por lo demás, sin sorpresas y con las castas catalanas de siempre ocupando los sillones. Y pocos de los nombrados necesitarán pasar por el "catalanizador de cognoms", ya que la mayoría de ellos dispone de los ocho apellidos catalanes reglamentarios. El hecho de que en Asuntos Sociales haya un sujeto llamado Chakir El Homrani pretende darle incluso una cierta pátina integradora a este asunto en el que, no lo duden, no harán nada de nada.

Hay que tener morro —y el presunto racista Torra parece ser que se lo pisa y no solo él— para acusar a los que no son de su cuerda de antidemócratas (y de más cosas) y para instaurar la republiqueta catalana con el solo el 47,5% de poltronas. Se sigue pretendiendo dar validez a una patochada ilegal, sin garantías de ningún tipo, no reconocido por nadie, con los únicos votos de los adictos y con los tuppers que llegaban llenos ya con las papeletas, recontadas luego en iglesias y otros lugares sin control democrático alguno. Para que luego digan de Venezuela.