martes, 26 de junio de 2018

El Roto, Morán, inmigrantes y refugiados

Viñeta de El Roto (de "Desescombro"; Ed. Reservoir Gráfica, 2016) 
Viñeta de El Roto   (de "Desescombro"; Ed. Reservoir Gráfica, 2016) 
Viñeta de El Roto ((de "Desescombro"; Ed. Reservoir Gráfica, 2016) 
Viñeta de El Roto (de "Desescombro"; Ed. Reservoir Gráfica, 2016) 

Gregorio Morán hablaba de estos asuntos en su última Sabatina intempestiva, que llevaba por título Inmigrantes y refugiados: la rebelión de los esclavos:

Viñeta de El Roto (23/6/2018)
«Hemos construido un mundo que ha convertido a millones de personas en esclavos. Son el resultado de las guerras, la mayoría provocadas por nosotros, y no tienen otra opción que buscarse la vida, huir de la miseria o lanzarse a la desesperación, porque lo demás es aceptar la muerte. Son un producto de todas las guerras que hemos ido diseminando a lo largo del planeta. En unos casos la explotación económica en nuestro beneficio, como antaño las colonizaciones. En otros, las guerras que han destrozado comunidades enteras pasando de la opresión política en que vivían al azaroso destino de los parias. ¿Quién destrozó Irak? ¿Quién Libia? ¿Quiénes se sirvieron de las maras y de las mafias varias para obligarte a acarrear con lo puesto, familia incluida, y buscar lo más parecido a un horizonte, lejano y tenebroso?[...]

Se acabó hace ya muchos años aquel emigrante con la maleta de madera y la esperanza de volver un día a casa con los suyos. Entre otras cosas, porque ya no tiene casa y los suyos están tan dispersos como su destino. Donald Trump ha lanzado el gran reto racista; separar a las familias poniendo en cuarentena a los niños para que sirvan de rehenes. Sólo el poder armado de un imperio en decadencia podría atreverse a introducir el crimen como norma de conducta. El hecho de que no sea la primera vez que lo ejerce no disminuye el volumen de la provocación.

Porque esta guerra contra los nuevos esclavos que ha ido dejando la economía depredadora no tiene un ejército enfrente al que vencer, ni un territorio que conquistar, sino al contrario es el resultado de años de impunidad. De ahí que el florecimiento de una nueva derecha miedosa y agresiva se tiña de xenofobia, porque el enemigo no es un país ni una raza sino la defensa de unos privilegios arrebatados por los mismos que ahora azuzan a los perros contra los esclavos.

A la esclavitud de nuestro tiempo no es extraño que le haya salido su enemiga en la xenofobia y el nacionalismo. Es el método para elevar los más bajos instintos y recubrirlos de derechos arcaicos e imaginarios. Por eso se puede decir que en España no hay aún una derecha extrema porque para eso nacieron los nacionalismos».[...]

4 comentarios:

  1. Hemos plantado durante años, y seguimos plantando para esta cosecha.
    No hay nada que no hayamos expoliado, ninguna tierra que no hayamos tocado, ningún pais donde no hayamos metido mano.
    Churchill ya se jactaba de haber trazado una noche, y en un hotel de Jordania las líneas fronterizas entre Egipto y Libia.
    Desde Rhodesia, ¿se acuerdan de Rhodesia?, pasando por el Congo...belga, no ha quedado nada sin tocar.
    Piedras preciosas, petróleo, coltán, fosfatos, grafeno, marfiles, maderas nobles, cacao, café...y todo lo que se pudiera vender se ha expoliado. ¿De qué nos extrañamos?, de verdad, ¿de qué?, si la gente no tiene porvenir ninguno.
    Por cierto, en los países francófonos domina la ELF, y es esta compañía la que pone o quita a dedo a los presidentes de los países donde domina su marca.

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  2. Si hay gobiernos en la UE que no quieren ni siquiera a algunas personas de su propio país y dicen que, desgraciadamente, se tienen que quedar, eso sí, debidamente censados como diferentes, qué se puede esperar con los que vienen de fuera.

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  3. Muros no, murallas vamos a ver.

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