"España busca héroes y los héroes no existen. Siempre son un malentendido. Cuando los mirones arracimados frente a los juzgados de Palma de Mallorca en los que se recibía a la infanta imputada aclamaban al juez Castro, confundían a una persona normal con un héroe. La salvación de las instituciones reside en las personas que las sostienen. Un señor aplicado a hacer su trabajo se ha convertido en una rareza. Así de mal nos vemos a nosotros mismos como país. De ahí el aplauso, que surge de una carencia. También la institución judicial está en entredicho si un profesional tiene que oír cuando acude al trabajo expresiones admirativas como esa de "ya solo nos quedas tú".
Los cientos de miles que salieron a aclamar a los novios en la boda de la infanta en Barcelona, algunos años atrás, también confundían folclore con admiración. Buscaban héroes de foto, ideales de perfección, y se encontraron otra cosa. A lo mejor hasta se encontraron a ellos mismos". (Allí estuvo Uribe, por cierto).
De una fotografía de Uly Martín |
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