Aduriz

Hace ya algún tiempo se quejó el hermano de Uribe de que Aduriz no metía un gol ni al arco iris y que, si seguía la cosa así, mal lo tenía el Ath. de Bilbao.
Hoy hay que reconocer que la cosa ha cambiado. Ahora ve portería y no arco iris. Dos golazos impresionantes al Granada. ¡Enhorabuena!
Un fragmento de la crónica de Rodrigálvarez en EL PAÍS en la que los describe así de bien:
"Todo era raro en San Mamés: el día y la hora, viernes a las ocho y media así de la mano, formaban una extraña pareja; y raro, por tanto, tenía que ser el protocolo. Porque a los seis minutos, Aduriz marcó un gol, cosa nada extraña en el fútbol, si no fuera por la manera de producirse. Se elevó como sube un cohete al cielo y luego deja unos segundos de emoción antes de explotar. El balón entró acariciando el poste, mientras Roberto no entendía nada de lo sucedido. Embelesado, se tragó el gol. 
Ese acto desarmó al Granada. Más aún, cuando a los 18 minutos Aduriz cazó un contragolpe, se hizo un hueco y desde fuera del área le dio un zapatazo a la pelota que golpeó, literalmente, en la escuadra y se fue a la red como un homenaje a la valentía y a la precisión. Fue un gol bellísimo de los que encienden por igual a la grada y al futbolista. San Mamés ya tenía objeto de debate: cual fue mejor, ¿el gol en suspensión o el obús teledirigido?"