Aunque la desilusión nos invada y muchas cosas nos desagraden, "nos queda la palabra" —diría Blas de Otero— y también la lectura y el arte. En esas estamos. En breve hablaremos de Rubens, pero hoy...
Hace ya un tiempo que G.U. tomó el "compromiso" de escribir algo sobre María
Blanchard, una pintora por la que siempre ha sentido respeto y una gran
admiración, al margen de la crónica lacrimógena que se pueda hacer de lo mal que
lo pasó en vida, debido a su físico tan maltrecho. Como este bloguero siempre
acaba cumpliendo sus compromisos... hoy ha llegado el momento de hacerlo. ¡Vamos
a ello!
El cubismo comenzó hacia 1908; fue una creación de dos pintores en solitario,
Picasso y Braque, un momento de experimentación que se mantuvo incluso durante
la guerra del 14. Cuando todo indicaba que ese primer período estaba de capa
caída, le sucedió un impulso y una continuación renovada.
Y en ella encontramos a Juan Gris (1887-1927) y a María Blanchard (1881-1932), buenos
amigos, que tuvieron su mejor momento creativo entre 1916 y 1920. Ambos
partían de Cézanne y siguieron las huellas de Picasso y Braque, no
inventaron nada nuevo, ni falta que hace. No ocupa mucho lugar Juan Gris en
la Historia del Arte y todavía menos María Blanchard, de quien mucha gente
desconoce todo.
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María Blanchard en 1908
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Eso ocurre porque ésta dedicó al cubismo solamente tres o cuatro años de su
vida (aunque luego tuviera reminiscencias en obras posteriores). Pintó poco;
era muy pausada en su trabajo; algunas de sus obras fueron atribuidas
erróneamente a Juan Gris; la familia requisó a su muerte todos los cuadros
que pudo y, por último, ella se dejaba ver poco por los cenáculos parisinos,
aunque se sabe que las tertulias de los cubistas acababan siempre en el
estudio de Blanchard, donde llevaba la voz cantante. ¡Quién lo diría!
Era,
en efecto, muy valorada por sus compañeros artistas en el París del momento,
aunque no tanto por los galeristas. Hoy en día su obra se encuentra sobre
todo en colecciones particulares, y también en el Reina Sofía, en el Museo
de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria (MAS), en el Pompidou, de
París o en el Museo Picasso, también de París. Pero se ha tardado años en
reivindicarla.
Veamos algunas cosas de ella. Nació en Santander en 1881 y vivió unos
veinte en esa ciudad, pero la oprimía el ambiente y decidó irse a
Madrid en 1903. Tras pasar varios años allí, donde estudió dibujo y pintura
(con mucho aprovechamiento), se marchó a París en 1908, con una beca de la
Diputación de Santander. Allí fue alumna de Anglada Camarasa, nada menos, no
podía encontrar mejor maestro entonces. Él la ayudó a desarrollar su talento
y la libertad para huir de las ataduras académicas.
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María Blanchard, Composición cubista (1916) / Museo Reina Sofía
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Por entonces, se hizo muy amiga de Juan Gris, un personaje decisivo en su
devenir. Pero se le acabó la beca y, tras unos años inciertos, volvió a
España, con ánimo de ser profesora de Dibujo de secundaria y tener una vida
más estable. Obtuvo una plaza en Salamanca, aunque acabó absolutamente
frustrada a causa de las burlas constantes de sus alumnos, por su físico
contrahecho. La suya era una deformidad de nacimiento en la columna (su madre tuvo un accidente
durante el embarazo) que siempre la marcó; ya sabemos que algunos zagales
pueden llegar a ser muy perversos y a contagiar fácilmente al resto.
Pero era una mujer de carácter y gran determinación. Por tanto, siguió
adelante con su vocación y, ni corta ni perezosa, volvió a París en 1912,
donde se reencontró con Juan Gris, que ya estaba inmerso del todo en el
cubismo. Aquí empieza lo que contamos hoy. Ella humanizó el cubismo; se podría decir que su tendencia a la emoción encontró en la disciplina cubista la
manera de frenar su impulso trágico.
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María Blanchard, Naturaleza muerta verde con lámpara, 1916-1917. Colección LL-A Madrid. |
El dibujo severo y la
voluntaria parquedad de la paleta (blancos y azules, grises —azulados, verdosos— ocres y amarillos, contrastando con el negro) reflejan un poco su personalidad; doliente, sí,
pero siempre entera y resuelta. [Por cierto, esas tonalidades próximas al azul le gustan mucho a G.U.].
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María Blanchard, obras de 1917 Mujer con guitarra / Sé buena /
Mujer sentada
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María Blanchard, Bodegón y caja de cerillas, 1918
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Estas obras son ejemplos del momento de su proximidad a Juan Gris, que
constituye a la vez el eje de la producción cubista de María Blanchard,
centrada en la representación de naturalezas muertas, como Gris. Pero eran
dos artistas con una sensibilidad diferente, que les llevó a
distanciamientos frecuentes.
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María Blanchard, otras obras de 1918 Botella y frutero sobre una mesa
/ Composición cubista con botella / Naturaleza muerta con frutero
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Blanchard abandonó el cubismo hacia 1921. Gris se enfadó mucho pero, al mismo
tiempo, se alegró del éxito de público y ventas que conllevó el cambio de registro de la pintora. En efecto, empezó a tener mejor trato con los
marchantes y a vender cuadros. No nos sorprende, eran buenos y más vendibles.
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María Blanchard, Naturaleza muerta, 1922
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María Blanchard, Bodegón, 1930 |
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María Blanchard, La convaleciente, 1932
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María Blanchard, Obras entre 1923 y 1930 El borracho / Niños
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En fin, para acabar. Es una de las primeras mujeres que asumió el lenguaje
de las vanguardias y tuvo que luchar mucho por su mala salud y contra la
mentalidad hiipócrita de la época, por ser mujer y deforme. Los libros de
arte y los museos no le han hecho ninguna justicia. No es fácil encontrar obras suyas ni en unos ni en otros. Aquí está G.U. para intentar darle el homenaje que merece.
Y a otro que merece un homenaje, Juan Gris,
su buen amigo en París, que alcanzó durante esos años una cumbre en su pintura, sintética, geométrica, plana, pura. Nos dedicaremos a él otro día.
Algunas obras de Juan Gris en la exposición del Reina Sofía Cubismo(s) y experiencias de la modernidad (2018)
1) La bouteille d´anis (1914); 2) Violon et guitare (1913); 3) La
guitare sur la table (1913); 4) La guitare (1918)
5) La table du musicien (1926); 6) Le jardin (1916); 7) La fenêtre
ouverte (1921)
Buenísima entrada de arte, Gran Uribe. Una de las mejores, de las mejores. Su mujer convaleciente es bestial. Mujer sentada y mujer con guitarra son espectaculares.
ResponderEliminarTambién me gusta ese tono azulado y gris que le da a la paleta, no le hacen falta muchas tonalidades para ser una buena obra.
Hay verdaderas artistas que pasan sino desapercibidas casi de puntillas. Otra que me viene a la memoria es Maruja Mayo.
Un abrazo
No, no hace falta utilizar todo el espectro de colores para conseguir lo que se pretende. Esas tonalidades azules que usaba con frecuencia me "molan cantidad".
EliminarDe Maruja Mallo me gustan muchos cuadros, pero sobre todo éste de La Verbena (1928), con esa galería de personajes variopintos llena de colorido, un aparente caos bien organizado.
[img]https://elasombrario.publico.es/wp-content/uploads/sites/1/2024/01/la-verbena-maruja-mallo.jpg[/img]
Un abrazo
Ostras..Mallo y no Mayo, como he puesto.
EliminarGracias.
Un abrazo
Hasta el mejor escribano hace un borrón. Te advierto que con el apellido ese siempre tengo dudas.
EliminarUn abrazo
Bonito homenaje. Un beso
ResponderEliminarMuchas gracias, Susana. Me he esmerado dentro de lo que soy yo (un gandul de tomo y lomo) porque ella, que era todo lo contrario, lo merecía. Besos.
EliminarMaría Blanchard nació el mismo año que Picasso y por lo que parece siguió su estela con mucho provecho. Y he de decir que el cubismo es un arte que no me acaba de convencer por su carácter eminentemente intelectual y desprovisto de sentimiento -lo que era común en las vanguardias de la época-. Es lo que Ortega calificó como La deshumanización del arte. Sin embargo, el cubismo de Blanchard es como si estuviera lleno, a pesar de su desrealización, de sentimiento y emoción y eso me atrae hacia sus cuadros de tonalidades características. Tuvo que luchar mucho para hacerse un lugar discreto en la historia del arte que, claro está, menospreciaba a las mujeres frente a los varones, pero hela aquí. Gracias por el homenaje merecido. Tal vez esa presencia emocional en sus cuadros sea precisamente por ser mujer, mucho más apegada a la realidad vital de las cosas. Saludos.
ResponderEliminarChico...¡que observaciones tan buenas!
EliminarHaces que le de vueltas al coco, porque están llenas de sentido común.
Salut
Sí, sí, Miquel, Joselu no suele dar una untada sin hilo, y hoy no es una excepción. Agradezco mucho esos comentarios y también la referencia a Ortega y Gasset. En efecto, el cubismo (y otros movimientos de vanguardia) fue impopular porque no estaba de acuerdo con los gustos de la mayoría, a la que los artistas tampoco se esforzaban por agradar, tan metidos como estaban en sus divagaciones.
EliminarSaludos a ambos.
Yo, aunque me gustan las vanguardias clásicas -pero que no sé valorar adecuadamente-, sólo voy a comentar la frase, tremenda frase, de María. Sentirse bella, sobre todo siendo una mujer de aquella época, si no lo era todo, era mucho. Y en la lotería que significa el reparto azaroso de genes y circunstancias, los no agraciados se ven empujados a ser probablemente desgraciados. Y ya se ve que ni voluntades firmes son capaces muchas veces de derribar esos muros. El hombre (y la mujer) estándar (no he querido poner normal) sale con varios goles de ventaja en el partido y es probable que ni se dé cuenta. Y esa es para mí una de las mayores lecciones de la vida: saber apreciar lo que se tiene, y no en el sentido material de la expresión.
ResponderEliminarMateo.
Tuvo mucho mérito María Blanchard. Debió de pasarlo bastante mal.
EliminarQuizá lo que digo no es políticamente correcto, pero yo opino así. Al margen de la función pública (me refiero a la enseñanza, donde en mi época nunca se valoraron esos aspectos en la oposición) los hombres guapos y las mujeres guapas, o los y las que tienen "buen tipo", lo tienen más fácil para ganarse la vida. De entrada, encuentran trabajo con más facilidad. En un casting de lo que sea, a igualdad de méritos, siempre se llevarán el gato al agua, nos guste o no. Por ejemplo, en el cine: ¿cuántos primeros actores y actrices, de esos que cobran millonadas, son físicamente poco atractivos? Pero no solo en el cine, en cualquier empresa o en la TV, los que dan la cara nunca son "más feos que Picio".
Saludos
No he conocido la obra de María Blanchard hasta muy tarde, fue en la edición de la feria Arts Libris de 2011 cuando un editor de Madrid me habló de esta gran artista, me mostró unas pruebas para la edición de algunas obras de Blanchard, me pareció magnífico, después he visto obra suya en Madrid. Creo que su cubismo es el de la geometría más humanizada. Todo en su obra es compensación de masas de color. Muy buena.
ResponderEliminarTe felicito amigo, has hecho una entrada en tu blog que es de antología.
Salud.
¡Muchas gracias!
EliminarMe entretiene hacer estas cosas, sobre todo cuando tengo material guardado sobre el asunto y sé lo que quiero decir. Aun así, organizar todo da faena, pero como te digo, me gusta hacerlo, aunque ya sé que no sirve absolutamente para nada.
La primera vez que supe de María Blanchard fue hace bastantes años en una exposición de cubistas. Eran todos conocidos, aparte de Picasso y Braque, claro; que si Metzinger, Gleizes, Lipchitz, Gris, gente así. Y, entre ellos, una que pensé que debía de ser francesa, María Blanchard. Fue entonces cuando quise saber quién era
Un abrazo..
Gracias por ilustrarnos con esta colección de obras de una mujer poco conocida y valorada, por desgracia.
ResponderEliminarGracias también por recomendar esa obra de la que hoy tenemos entrada sobre la estupidez como elemento que explica la política internacional actual.
Como puedes comprobar retomo mi actividad bloguera después de unos años de ausencia por cuestiones meramente personales que no voy a detallar aquí puesto que no vienen al caso.
Saludos.
Gracias a ti por la visita y por el comentario. Hace tiempo que tenía ganas de dedicar algo más largo a María Blanchard (ya había hablado de ella alguna vez,) pero me daba un poco de pereza.
EliminarA través de los blogs de M.C. y de F.C. (los únicos que frecuento) he sabido de tu reincorporación a eso que llaman "blogosfera", después de una prolongada ausencia. ¡Enhorabuena! Yo también me retiro de vez en cuando, por motivos diversos, pero siempre acabo volviendo, al menos de momento...
Saludos