Convencido —como señalaba la cita de Marcel Proust que publicábamos hace pocos
días en el blog— de que «solamente por el arte podemos salir de nosotros, saber
lo que ve otro de ese universo que no es el mismo que el nuestro, y cuyos
paisajes nos habrían permanecido tan desconocidos como los que puede haber en la
luna» nos dirigimos a la exposición dedicada a Maria Girona. Se ve que
necesitamos dosis de arte para huir de una situación general que nos desagrada.
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Casa Felip (1905), Telmo Fernández, arquitecto / Sede de la Fundación Vila
Casas / [granuribe50 (3/11/2023)
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Casa Felip (1905), Telmo Fernández, arquitecto / Sede de la Fundació Vila Casas
/ [granuribe50 (3/11/2023)
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Pues ya hemos llegado a nuestro destino de hoy en la calle Ausias March, un
lugar muy cercano a la Casa Calvet. Se trata de la Fundació Vila Casas, cuya
fachada ven ustedes aquí arriba. Un edificio abarrocado del Ensanche con cinco
balcones a la calle, como en la casa antes citada, con la que guarda cierta
semejanza. La exposición que queremos visitar se encuentra en el sótano del
edificio contiguo, que también pertenece a la Fundación.
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Folleto de la exposición Maria Girona, contemporània de si mateixa, en la Fundació Vila Casas
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Se conmemora este año el centenario del nacimiento de Maria Girona (1923-2015) y
bien poco se ha sabido de ello. Tanto ella como su marido, el pintor Albert
Ràfols-Casamada, están totalmente olvidados por parte de las instituciones. Esta
exposición viene a llenar ese vacío. Como señala Victoria Combalía en el
catálogo, «el arte de María Girona era tan sincero y personal que había que
entrar en su mundo y desechar etiquetas para apreciarlo en lo que valía».
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Entrada a la exposición
Maria Girona, contemporània de si mateixa / [granuribe50
(3/11/2023)
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La exposición está muy bien montada, en unas salas estupendas debidamente
secuenciadas y con una iluminación adecuada. No hay mucha obra de esa artista en
los museos, por lo que se ha recurrido básicamente a colecciones particulares,
la más abundante la de Carmen&Lluís Bassat.
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Maria Girona, Place des Vosgues (1954, 1977, 1975) / [granuribe50
(3/11/2023)
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Maria Girona nació en Barcelona y tuvo una formación bastante autodidacta,
aunque aprendió mucho del hermano de su madre, Rafael Benet, un pintor de corte
noucentista. Pero fue su estancia en París entre 1950 y 1954, ciudad en la que
se instaló junto con Ràfols-Casamada, la que la marcó definitivamente. Allí
coincidieron con Picasso, Braque, Matisse, entre otros muchos artistas que
pululaban por esa ciudad.
La disposición tan ordenada de los
edificios de la
Place des Vosgues siempre la atrajo, ya que favorecía el
gusto de la artista por las visiones frontales y simétricas, escasas de
perspectiva. En efecto, «el color y el ritmo son, para mí, los elementos más
importantes de mi pintura», declaraba. Esos elementos son los que propugnaba en
la que prestigiosa Escuela Eina, de línea "bauhausiana" por entonces, donde dio
clase varios años, al igual que Ràfols-Casamada.
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Maria Girona, Sala, Calaceit (1968) / [granuribe50 (3/11/2023)
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Pero ella siempre se consideró una especie de noucentista contemporánea,
con esa capacidad especial para penetrar el alma de las cosas simples y
cotidianas y extraerles su belleza; interiores, bodegones, ventanas abiertas al
paisaje, árboles invernales, aves en vuelo...
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Maria Girona. Finestra . Cadaqués (1970 / Jardi d´Eina (1983) / Finestra interior (1981) / [granuribe50
(3/11/2023)
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Tiene un estilo propio, en el que expresa una naturaleza sin conflictos, unos
momentos o situaciones armónicas, con un trazo, una composición y unas gamas de
color apastelado muy personales. Las composiciones estáticas, la falta
movimiento, la ausencia de sombras son recurrentes a lo largo de toda su obra,
muy dilatada a lo largo del tiempo.
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Maria Girona, Bar Marítim. Cadaqués (1981) / [granuribe50
(3/11/2023)
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Como señala Victoria Combalía: «El público puede hacer la prueba: se contempla
un cuadro de María Girona y no se parece a ningún otro. Se la identifica casi
automáticamente. Ello significa, además, que su lenguaje plástico ha tenido muy
pocas variaciones, simplemente las de pasar de un momento de formación con su
inevitable falta de maestría inicial a un lenguaje ya maduro a partir de los
años sesenta del siglo XX».
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Exposición Maria Girona, contemporània de si mateixa /
[granuribe50 (3/11/2023)
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En la exposición hay una zona dedicada a mostrar diferente obra gráfica,
collages, publicaciones, revistas y fotografías, pero, al estar protegidas con
cristal, las imágenes nunca suelen salir bien y hoy no ha sido una excepción.
Sorry!
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Maria Girona. Port de Ciutat de Palma (1984) /
Bodegó i llum (1966) / Far i lluna (1998)/
Far del Cap de Creus (2002 /
Far del Cap de Creus (1994) / [granuribe50
(3/11/2023)
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Frecuentó mucho Cadaqués y la agreste zona del Cap de Creus. Las visiones
nocturnas, la luz de la luna, los reflejos en el mar, la geometría de los haces
de luz de los faros... Le gusta a G.U. este aspecto.
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Maria Girona. Terrassa (1994) /
Fruitera sobre fons blau (1995) / [granuribe50 (3/11/2023)
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Uno de los temas de los que se ocupó mucho es el bodegón, que están siempre
tratados de manera delicada, con simplicidad, con perspectiva distorsionada o faltos de ella y
colores complementarios.
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María Girona. Frutero (serigrafía)
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Toda su obra destila una cierta poesía. Esta serigrafía no está en la
exposición, pero la hemos extraído de la entrada que hizo G.U. con motivo de su
fallecimiento, el 8 de marzo de 2015. Nadie prestó entonces atención a su
muerte; no era un personaje popular ni aspiraba a serlo, ni su pintura concita
entusiasmos generalizados. Pero sobre gustos y colores...
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Maria Girona. Ametllers a Calaceit (1976) / [granuribe50
(3/11/2023)
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Bueno, bueno, bueno, este cuadro le encanta a este bloguero. Tentación tuvo de
sustraerlo de la exposición, ocultándolo bajo la gabardina. Está pintado en
Calaceite, un pueblo de Aragón donde tenían una casa (hemos mostrado ya la sala
más arriba). Los que conozcan la zona ya saben: un austero paisaje de almendros
y de olivos que pintó muchas veces. En la exposición hay varios ejemplos, que no
mostramos para no extendernos más de la cuenta.
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Exposición Maria Girona, contemporània de si mateixa /
[granuribe50 (3/11/2023)
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Esta es la zona dedicada a varias obras relacionadas con el pueblo de Calaceite.
Todo expuesto de manera ejemplar. ¡Muy bien!
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Maria Girona. La palmera (2001) / Casa en grisos (1980) /
[granuribe50 (3/11/2023)
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Y con estas dos obras y ese lírico pájaro volando, una imagen muy noucentista,
nos vamos volando hacia casa....
Obras bellas,
ResponderEliminary edificios
imponentea .
Para mi gusto muy bellas (y llenas de tranquilidad, que buena falta nos hace). En cuanto a los edificios, el Ensanche tiene bastantes muy hermosos, aunque a veces un tanto recargados. Muchos de ellos están siendo comprados y arreglados por dentro para venderlos por una millonada, por lo que se han visto en la necesidad de lavarles la cara y se ven más que antes, que casi todo era de color pardo-sucio y oscuro.
EliminarUna magnífica entrada donde nos expones a una pintora a la que el nombre de su marido solapaba su obra.
ResponderEliminarTe lo agradezco, no sabía nada de la exposición, ahora no es que esté apartado del orbe, pero tardo un poco más en conocer las noticias.
La tendré en cuenta.
Muy buena entrada y excelentes fotos, me puedo hacer una idea de lo que me encontraré .
Me gusta, también, el que te hubieras llevado debajo el gabán..
Un abrazo
salut y gracias
Muchas gracias, Miquel. Me entretiene mucho hacerlas y lo paso bien. Arreglar fotos, escogerlas, buscar textos adecuados al asunto, redactar lo mejor posible, intentar ser conciso, todo eso. En realidad lo hago para mí, porque me divierto. También porque, con el tiempo, me sirve de dietario de algunas de las cosas que hice y para poner en valor imágenes que se quedarían muertas de asco dentro de una carpeta del disco. Si además le gusta o interesa a alguien, miel sobre hojuelas.
EliminarMaria Girona me da tranquilidad, esa manera que parece simple de ver y organizar las cosas, que yo no tengo, ese mundo tan personal, el colorido nada llamativo pero bien armonizado... Con gusto me hubiera llevado a casa el de los almendros de Calaceite, pero aunque de formato limitado, era demasiado grande para esconderlo bajo mi gabán. Además se veía desde la entrada e igual me pillan y a estas horas no estaría escribiendo esto.
Un abrazo y "a sus órdenes".
No sé, seguro que tus alumnos, le pones un tema y parecen esos cuadros. Sin perspectivas, todo planar incluido los colores, totalmente simples. Como ilustradora de cuentos y portadas infantiles, lo haría bien.
ResponderEliminarSaludos.
Nunca jamás me encontré a un alumno de la ESO pintando cuadros así. Quizá es porque yo no era un profesor que supiera sacar de esos pequeños gamberretes todo lo que llevaban dentro. Mea culpa.
EliminarSaludos.
Se siente alguien muy sensible, casi te diría ingenua, muy naif... con unas tonalidades muy del art nouveau... pastel y delicados. Es difícil que quien ha perdido la naturalidad y frescura de los niños, empatice con quienes la manifiestan, como parece ser el caso de esta artista. Seguramente por que yo sigo siendo un tanto infantil en algunas cosas me gusta. Siempre me ha gustado quien no se avergüenza de mostrar sus sentimientos, hay que ser muy valiente para hacerlo, nunca me ha parecido que hacerlo sea una muestra de debilidad, todo lo contrario. A veces creo que esta sociedad está como está de mal, de tanto pragmatismo y materialismo como nos han inoculado, hasta convertirnos en seres amorfos, grises e insensibles, no sé si para no sufrir o sencillamente por incapacidad de sentir. Mil gracias por mostrárnosla. También a mi me gustan esos almendros...curioso cómo pinta los pájaros, todo iguales aunque cambie su coloración. Me gusta el último con ese árbol ondulado, esa coloración pastel al más puro estilo modernista y ese pájaro.
ResponderEliminarLo dicho, muchas gracias y un abrazo muy fuerte!
Sí, tu tocaya lo era, una persona sensible y discreta. He visto muchas obras de ella, la exposición es limitada y apenas han traído obra gráfica y litografías, que circulan mucho por ahí. Y siempre he sabido distinguir de lejos quién era la autora. Pienso que la pintura no tiene por qué ser siempre chirriante o llamativa o rompedora o... imitar fielmente la realidad, cuando es figurativa. Cada artista tiene su mundo y el que refleja ella (que ha sido tildada de burguesa, pero me da igual) me gusta. Ese del árbol ondulado es de los que más me agradan, muy "noucentista", pero es mucho más grande que el de los almendros y hubiera sido imposible que pudiera llevármelo a casa, como no fuera aparcando una furgoneta delante y, a ser posible, de noche.
EliminarUn abrazo fuerte.
Ciertamente "una contemporánea de sí misma", más contemporánea que algunos contemporáneos actuales, cuya frivolidad y fanatismo les faculta para la gestión cultural, así está su obra, perdida en un olvido inculto.
ResponderEliminarFue una pintora sensible, siempre atenta al equilibrio de formas y de color, en algunas obras parece naïf, entonces recompone y se torna elocuentemente moderna. En mi opinión es una anti-modernista contraria al "coup de fouet".
Muchas gracias por haberla traído aquí.
Abrazos
Peligro con los gestores culturales, gente temible. Por cierto, ahora tenemos una especie de nuevo director general, el que dirigía el Reina Sofía, que quiere reorganizar todos los museos, o dice que quiere hacerlo, para justificar el cargo y el supersueldo, no lo sé. No me fío de esa gente.
EliminarRespecto a que sea una anti-modernista contraria al decorativismo modernista, estoy de acuerdo. me gusta su color y su contención. Está olvidada, pero mejor así, que no se convierta en objeto de consumo en envoltorios, carpetas y tapas de agenda. Así está bien, pero merecía algo más.
Un abrazo.
Pues a mí, el cuadro que me hubiera llevado a casa es el del bar Marítim, de Cadaqués. Estuve en ese bar una vez; hacía mucho viento y se veía el faro al fondo. El cuadro me lo ha recordado mucho. He buscado en Internet y veo que ese viento (creo que lo llaman "Tramontana") le ponía de los nervios a García Márquez, quien por lo visto era un habitual de allí, junto con otros escritores y artistas. Y no solo eso, decía lo siguiente del bar Marítim, en un artículo titulado "Tramontana mortal":
ResponderEliminar"Las películas de Perpiñán, sumadas al pollo con langosta de Juanito Durán y a las tertulias de amigos en el bar El Marítim, de Cadaqués, daban como resultado unos fines de semana inolvidables".
https://elpais.com/diario/1984/02/01/opinion/444438012_850215.html
Muchas gracias.
Es que a mí también me gusta mucho ese cuadro. Estuve bastante en Cadaqués en los primeros años setenta, cuando por allí recalaba la "gauche divine", los escritores del "boom sudamericano", toda aquella gente. Fue una época muy buena; aunque no estuve en el Bar Marítim, sí que nos íbamos caminando a veces hasta el faro que se ve al fondo. Era un pueblo maravilloso entonces. Ahora no lo sé, porque hace bastantes años que no voy, pero supongo que aquello se habrá vulgarizado bastante.
EliminarMuchas gracias por eso que me cuentas, no sabía que García Márquez hubiera hablado de ese chiringuito en alguna ocasión, aunque sí sabía que odiaba la tramontana y que por eso dejó de ir a Cadaqués. Yo también la odiaba, por cierto.
Saludos.