sábado, 25 de noviembre de 2023

Hay que hacer que la sociedad «crea en un relato»

Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1 de enero de 1973) es un escritor colombiano que le interesa a G.U. Le gustó mucho cuando leyó El ruido de las cosas al caer y también Volver la vista atrás, de manera muy especial la primera de ellas.

En La traducción del mundo encontramos textos que escribió de cara a impartir una serie de conferencias en distintos lugares. Es muy interesante. En una de ellas, casi al final del libro, hemos encontrado un fragmento que compartimos con ustedes, porque viene al hilo de la actualidad. 

G.U. sabe que se calmarán las aguas, la gente se cansa y se acostumbra a todo (es un modo de autodefensa, aunque hay otros), sobre todo si se le vende bien el producto, se hace un cóctel de ficción y realidad, se mezcla bien, se le da mucha publicidad (de manera un poco camuflada), se repite una y otra vez y se emplean los eufemismos adecuados (ya se está haciendo). Como titula en su entrada de hoy Miquel Cartisano, «cuando no tengas ideas procura inventar palabras.» (Mefistófeles a Fausto).

Escribe Juan Gabriel Vásquez:

«A mediados de los ochenta, poco después de publicar Respiración artificial, el novelista argentino Ricardo Piglia concedió una serie de entrevistas sobre la relación entre la ficción y la realidad. [...]

No se puede ejercer el poder sin convencer a la sociedad, sin hacer que una sociedad crea en un relato: y ese relato siempre es, en alguna medida, ficción
Lo que Piglia describe es un relato popular, inventado desde las márgenes del relato oficial, que acaba funcionando como mecanismo de resistencia. La gente inventa historias para defenderse de las historias que el Poder inventa contra ella. A veces, ese relato es efímero, desaparece enseguida, o se olvida. En ella se filtran los descontentos, las frustraciones, las impotencias de la sociedad frente al relato oficial, frente al férreo control que pueden ejercer los poderes fácticos sobre el relato en que vivimos todos. La novela —en realidad, las artes narrativas. incluidas las artes plásticas cuando funcionan de cierta manera— opera como un contrarrelato: o, podríamos decir, como un relato disidente. 

A Piglia le gustaba mucho recordar aquella idea de Paul Valery: "Es imposible gobernar una sociedad solamente mediante la coerción, siempre se necesitan ficciones". Es decir, el Estado como depositario del poder político se convierte en narrador, porque no se puede ejercer el poder sin convencer a la sociedad, sin hacer que una sociedad crea en un relato: y ese relato siempre es, en alguna medida, ficción».

13 comentarios:

  1. Es una frase acertada, sin duda.
    Al igual necesitamos de la ficción, del engaño...a nadie le gusta que le digan que es feo, quizá por eso.
    Salut y un abrazo

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  2. El poder comete mil perrerías y sabe muy bien que después, inventando un argumento suficientemente engañoso y manipulador, conseguirá que todo el mundo las acepte.
    Por esto su afán por controlar los medios de difusión. La propaganda política juega un papel decisivo.
    Salud.

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  3. Contesto a ambos dos, Miquel y Francesc. Se trata de emitir una especie de "lluvia fina" que acabe empapando a todos los estamentos de la sociedad, sobre todo a los que no llevan el impermeable puesto (yo procuro llevarlo siempre, sobre todo cuando leo diarios o enchufo la TV).

    Pues bien, algo así eran los famosos once (11) principios de Goebbels, el jefe de la propaganda nazi. [Si no les gustan, tengo otros, diría el hermano Marx (no me refiero a Karl, obviamente, sino a Groucho); Goebbels creo que nunca hubiera dicho algo así...]:

    1) Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
    2) Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
    3) Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan.
    4) Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
    5) Principio de la vulgarización. Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.
    6) Principio de orquestación. La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
    7) Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
    8) Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sonda o de informaciones fragmentarias.
    9) Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
    10) Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.
    11) Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.

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    1. Yo creo que "Su Sanchidad" está utilizando el 7º principio de la propaganda nazi (además de otros), que es el "Principio de renovación". Hay que ir sustituyendo rápidamente unas cosas por otras, a ser posible polémicas, para que a la gente apenas le dé tiempo a digerirlas, que se empiece a hablar rápidamente de lo siguiente y se olvide lo anterior. No es la primera vez que lo hace ni será la última. Dentro de poco... inventará otra.

      Yo pienso que a él todo esto de Palestina e Israel se la trae floja; quiere estar a buenas con sus socios y llamar la atención sobre lo líder que es y los "huevos" (ahora que no nos siguen niños) que le adornan. Y, de paso, que se deje de hablar de "amnistía", del perdón a los que destrozaron Barcelona y quebrantaron la convivencia (algo de lo que no nos hemos recuperado, diga lo que diga "el encantado de conocerse").

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  4. Es el retrato
    justo , de los
    últimos
    acontecimientos,
    justo , no de
    justicia, sino
    de exactitud.

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  5. Es así, todo lo que sucede a partir de movimientos gubernamentales, siempre tiene un relato que es el que venden para convencer a los ciudadanos que lo que sea que les quieran convencer y te diría más ( al hilo de los principios utilizados por la proppaganda nazi) cada relato tiene su mantra, pongo dos ejemplo que todos conocemos, cuando desde el gobierno catalán se quiso culpar de todos los males de su mala gestión durante la crisis de 2008 y años sucesivos hecha en Cataluña, en el 2013 se dirigieron todos los odios hacia el TC tras anular por inconstitucionales ciertos arts del Estatut, diciendo que en España se odiaba a Cataluña, después empezaron con aquello de “Madrid nos roba” y como el pueblo es así de papanatas tragó, a partir de ahí el nacionalismo catalán se radicalizó hasta llegar a donde todos sabemos. Ahora Sánchez hace lo mismo con la cacareada amnistía, primero la negó cien veces hasta la saciedad, después, cuando necesitó los votos de JUNTS, culpó al PP con aquello de que “ su receta condujo al desastre de Cataluña” y después se sacó de la chistera su sonrisa beatífica y la justificó “ en defensa de la concordia entre españoles”. Es así siempre, como los buenos vendedores, que te convencen de que necesitas lo que no necesitas, para que lo compres..si te encañonaran directamente, nunca lo comprarías : ) Un abrazo muy fuerte!

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    1. Sí, María, el "procés" utilizó prácticamente todos los ítems de los principios de la propaganda de Goebbels, hasta llegar al número 11, que es el culmen de todos ellos: llegar a convencer a mucha gente de que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad. El que no pensaba igual que los del lacito amarillo estaba "outside the system". Ahora pasa un poco lo mismo. Solo los "dinosaurios", los que no aceptan los trapicheos, están fuera.
      Un abrazo fuerte.

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  6. Granuribe me has quitado el comentario, yo iba a hablar de la propaganda nazi, muy parecida a la actual, si eres mujer debes ser de izquierdas porque sino traicionas a tu sexo, si te gusta la Naturaleza debes ser de izquierdas porque si eres liberal eres un destructor del Medio Ambiente, etc, etc..
    Pues que les den.
    Un saludo

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    1. Es que es muy parecido. Se utilizó en el procés y otras veces. Y ahora estamos en lo mismo. Pues eso, lo dices bien, "que les den".
      Un saludo.

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  7. Tú hablas de la necesidad de un relato que se impone para ejercer el poder y ello no es sino radicalmente cierto. Yo a ese relato lo llamo alucinación, todo relato político se basa en una alucinación controlada que es exportada a una sociedad que la vive, que la sufre, que la intrerioriza. Tenemos a un presidente que tiene un ego estratosférico y que quiere dejar huella en la historia española, y la va a dejar más para mal que para bien, pero no adelantemos acontecimientos. Saludos.

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    1. Sí, Joselu, has utilizado el término exacto. "Alucinación", esa es la palabra. Me recuerda un poco a lo que vivimos (uso ese tiempo verbal adrede) del "procés". Ese sujeto quiere pasar a la historia, ya lo dijo en alguna ocasión: "Si hay algo por lo que pasaré a la historia", decía no sé cuándo ni con ocasión de qué, ni importa demasiado, porque siempre estamos en las mismas (al tontaina de Zapatero, el se pirraba por ir a desayunar y rezar con Obama, todavía le sigue pasando).
      Saludos.

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    2. ¡Ah!, me acabo de acordar. Lo dijo cuando cambiaron de sitio la tumba de Franco, sacándola del Valle de los Caídos (poco sufrió a ese sujeto, dudo incluso que sepa quién era, él tenía tres años cuando ese tipo murió en la cama). Un hecho que contribuyó a aumentar mucho el número de votantes de VOX, que era uno de sus objetivos prioritarios (cuya utilidad se ha visto luego), además del de "pasar a la historia".
      Otro saludo.

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