viernes, 10 de noviembre de 2023

El barrio gótico de Barcelona y la ciudad reinventada

Merced a los pactos entre el PSOE y el fugitivo Puigdemont, vuelven a estar en el candelero la efemérides de 1714 y los Decretos de Nueva Planta, que teníamos olvidados, con la consiguiente "turra" y el "raca-raca" que eso nos supondrá en breve. El relato sesgado de lo que sucedió entonces y también de lo que ha pasado en estos últimos años, firmado por el partido en el gobierno, es una reescritura descarada de la historia, probablemente redactada por el abogado del fugitivo. Pues bien, ese relato del procés y de sus antecedentes vuelve a primer plano. ¡Qué pereza! ¡Otra vez!

Pero antes de que nos invada de nuevo, parece buen momento para retroceder otros ochocientos años más y recordar los tiempos en que el conde Wilfredo I ("el Velloso") puso la primera piedra (en el 879) del Monasterio de Ripoll. Fue durante varios siglos un centro de cultura y de poder muy asociado a la ideología fundacional de la "nación" (?) catalana.
Origen del escudo del conde de Barcelona, Claudio Lorenzale (1816-1869)
Recordemos que la leyenda de las cuatro barras de la senyera sitúa su origen precisamente en la persona de ese bravo y peludo sujeto, Wilfredo, cuando el rey normando mojó cuatro de sus dedos en las heridas del susodicho y los pasó por el escudo de éste mientras pronunciaba la frase::«Estas serán vuestras armas, conde». Un momento reseñable, sin duda.
Monasterio de Ripoll, antes y después.
La burguesía catalana, imbuida del romanticismo europeo, necesitaba durante la Renaixença dotar a Cataluña de un pasado lleno de majestad. La arquitectura era una herramienta clave para conseguirlo. Y así se actuó, poniéndose rápidamente manos a la obra. El Monasterio de Ripoll, fundado por Wilfredo el Velloso, se supone que encarnaba el nacimiento del alma de Cataluña y de su pasado feudal; había, pues, que darle la "pompa y circunstancia" debida.

Fue así que, siguiendo la línea de restauración estilística marcada por Viollet le Duc, que tanto gustó a los modernistas, se procedió a inventar todo lo que no estaba ni había estado nunca, en parte copiado de otras iglesias o monasterios: el cimborrio octogonal, los ábsides, los arcos lombardos, la torre de azotea plana con almenitas, todo lo habido y por haber. No se le escapó ni un solo detalle al arquitecto Elías Rogent. Ahora es visitado con gran reverencia ese lugar fundacional.
La catedral de Barcelona (de Santa Eulalia), antes y después
Dit i fet. En Barcelona, a raíz de la Exposición Universal de 1888, se les ocurrió hacer algo parecido con su catedral. Inspirándose en esquemas del s.XV, el banquero Manuel Girona y el arquitecto Oriol Mestres rehicieron por completo su fachada y se crearon dos torres y un nuevo cimborrio, con un estilo gótico de perfil bajo. Muchos turistas creen que es una especie de catedral de Rouen en miniatura, porque casi ninguna guía indica que es del XIX y no de la Edad Media.

Este hecho inspiró la creación del Barrio Gótico, que casi podría llamársele "Neogótico", ya que en él casi todo es nuevo. Fue ideado por Josep Puig i Cadafalch, arquitecto y arqueólogo, concejal del Ayuntamiento de Barcelona por la Liga Regionalista (derecha nacionalista catalana), posteriormente presidente de la Mancomunidad y fervoroso admirador de Viollet-Le-Duc. A su juicio, las bases de una "nación" eran la lengua y la arquitectura; había que potenciar a través de éstas ese brumoso pasado lleno de leyenda, y crear un barrio que lo exaltara. Y si venían turistas, miel sobre hojuelas.
La Plaça del Rei, antes y después
Otro caso es el de la Plaça del Rei, lugar hasta el que se desplazó piedra a piedra un edificio que existía en otro lugar, situándolo en la calle que le da acceso, y se dotó al conjunto, por ejemplo, con unas ventanas ajimezadas que nunca existieron, con una columna o —más habitualmente— con dos (las llamadas "coronellas"). Todo ello muy "gótico".
Alzado del modelo gótico a seguir para la fachada de la Casa dels Canonges y otras (Jeroni Martorell)
La Casa dels Canonges, antes y después
Llegamos a la Casa dels Canonges, sede oficial del presidente de la Generalitat de Cataluña, lugar en donde quizá se aloje en breve el fugado "Puchi". En realidad, nos estamos moviendo dentro de un barrio muy reducido, por lo que es fácil ver todo en una sola visita. Vuelve a aparecer el mismo tipo de ventanas, con una u dos columnitas intermedias. A todos los edificios a los que se quiso dar una pátina "gótica" —incluidos los de la calle Montcada, donde está el Museo Picasso— se los dotó con este recurso de las ventanas "coronellas" y de arcos ojivales, que conseguían dar bien el pego.
La "Esquella de la Torratxa" se burla del puente sobre el carrer del Bisbe
Pero quizá donde la imaginación se desató ya sin control ni medida alguna fue al levantar un puente, inexistente antes, que uniera la mencionada Casa dels Canonges con el conjunto de la catedral, pasando por encima de la carrer del Bisbe (antiguamente "del Obispo Irurita). Estuvo tan hábilmente hecho que ni el afamado arquitecto Le Corbusier se dio cuenta cuando visitó aquel barrio. Aquí ya se desató todo tipo de cuchufletas, especialmente por parte de la revista satírica Esquella de la Torratxa, que dio al puente utilidades muy diversas, como se advierte en la imagen superior.
El puente sobre el carrer del Bisbe y un lateral de la Casa dels Canonges
Palacio Pignatelli, actual sede del Reial Cercle Artístic, próximo a la sede del Colegio de Arquitectos, antes y después
Y el Palacio Pignatelli, con diversos tipos de ventanales. Pero para qué seguir, hay más ejemplos por ese barrio, como el Centre Excursionista de Catalunya, y en la calle Montcada, más lejana. Los falsos palacios la calle Montcada los estudió a fondo un antiguo compañero de carrera, Alberto García Espuche. En fin, a muchos les gusta esta falsificación como forma de atraer al turismo y crear entornos bellos, presuntamente evocadores y por los que sea agradable pasear.

Pero G.U. piensa que no habría de pretenderse nunca dar gato por liebre, aunque la simulación esté muy bien hecha y consiga confundir al visitante poco informado (¡tiene solo un siglo y pico!). El patrimonio no debería tener como objetivo hacer proselitismo y que vengan turistas, y menos con engaños, simulando un pasado inexistente, como es el caso. Los restos del pasado deberían servirnos solo como testimonio útil para entender lo que fuimos, sin mentiras ni falsedades.

Es un tema muy complejo el de la conservación del patrimonio. Aunque con muchos matices, de quien está más cerca G.U. en estos asuntos es de Cesare Brandi, cuando dice, como indica Francesc Cornadó en la entrada de su blog titulada Conservación del patrimonio arquitectónico: «la ruina, desde el punto de vista histórico, es el vestigio de un monumento histórico o artístico que sólo pueda mantenerse como lo que es, y, por lo tanto, la restauración únicamente puede consistir en su conservación, con los procedimientos técnicos que exija». Como ven, una posición poco comercial.

 Enlace a El Periódico: La ciudad reinventada

22 comentarios:

  1. El portico de la
    catedral (el actual),
    se parece al de la
    iglesia de Arucas,
    mi ciudad .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Veo en Internet que es una buena iglesia neogótica, empezada en 1907 y acabada setenta años después. Portada con parteluz, tres arquivoltas y un rosetón, aunque sin gablete...
      Saludos.

      Eliminar
    2. No solo el Barrio Gótico y su historia son falsos, aunque poco les importa la verdad
      a la mayoría. Han robado la historia y la lengua valenciana

      Eliminar
  2. En el primer cuatrimestre del primero año, de hace muchos años, haciendo teología, tuve como profesor de una "maría", denominada Patrística, al deán de la catedral de Barcelona. Personaje curioso, que se dedicaba a hablarnos de los primeros cristianos y de los santos. Como era una asignatura aburrida y de poca profundidad, al que sabíamos estábamos todos aprobados de antemano, le solíamos hacer preguntas sobre Barcelona.
    Por él supimos que Manuel Girona, el banquero que soltó la pasta para la fachada, pagó a Oriol Mestres, después de venir con el título de arquitecto desde Madrid, la cantidad de 125.000 pesetas de la época (¿1855?) en varios plazos, que es lo que costó la fachada.
    Como todo, todo es víctima de una obra de teatro, vivimos en ella y salimos como artistas, aunque no invitados, pero claro, los directores de la representación no quieren perder ni comba ni sueldo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En realidad, y para ser exactos, hablaba de 500.000 reales de la época. (1 real era igual a 0,25 ctms)

      Eliminar
    2. La verdad es que no sabría traducir ese dinero a euros de hoy en día. Pero, en cualquier caso, seguro que es menos de lo que cuesta la invención que se está acabando de levantar en la Sagrada Familia, con el marchamo "Gaudí".
      Un abrazo.

      Eliminar
  3. Muy interesante esta entrada GU. Los cambios del Monasterio de Ripoll y de la catedral espectaculares! Creo que en todas esta transformación hubo una concurrencia de intereses, por un lado la burguesía nacionalista catalana buscando legitimarse y por el otro, para hacer de la historia un recurso turístico y por eso se transformaron los edificios, lo que vosotros llamaríais, la restauración monumental. Fíjate, con ocasión de esa entrada que mencionas del blog de Francesc Cornadó y al leeros a los dos, sentí curiosidad y leí alguna cosilla, que si quieres te paso. Por lo visto, la restauración en estilo, nació como instrumento de la ideología dominante. Cuando los nuevos estados nacionales ―en el caso de Cataluña, la burguesía nacionalista― tuvieron la necesidad de revisar la historia, seleccionando algunos monumentos y reconstruirlos como una forma de legitimarse. Intentando Anular la heterogeneidad de la historia, borrando las etapas que no interesaban, pretendiendo una continuidad ininterrumpida, aunque fuera ficticia. Así, junto a la creación de la ciudad moderna, era necesario poseer un atractivo centro histórico, que consiguieron con la restauración en estilo, para darle valor de antigüedad. Por eso, construyeron espacios pintorescos y seductores con pinta de históricos sin serlo, desde el punto de vista documental, porque no son auténticos. De ahí lo que tú llamas neogótico, al barrio gótico nacido en pleno siglo XIX ; ) Algo parecido a lo que ocurrió en Barcelona, sucedió en Italia, donde el gobierno de Mussolini, por un lado necesitaba legitimar una historia fascista y, por otro, apoyar la industria turística de las élites inglesas y francesas, que realizaban lo que se denominaba “el grand tour” visitando las principales ruinas clásicas europeas como culminación a su formación intelectual. Este llamado «turismo cultural» fue la primera forma de turismo moderno conocido ―elitista y de alto poder adquisitivo― surgido en Europa como consecuencia de la consolidación de la sociedad burguesa en la segunda mitad del siglo XIX. En fin, no me enrollo más que es tardísimo y te mato de aburrimiento.
    Mil gracias, ni os imagináis lo que aprendo gracias a vosotros : )
    Un abrazo muy fuerte y muy feliz finde!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, María. Buenos días.

      Pues sí, esa cosilla que mencionas, y a la que me gustaría tener acceso, da en el clavo a mi modo de ver y reafirma lo que estamos comentando. De lo que no estoy muy informado es del caso de Italia con Mussolini, pero resulta muy coherente lo que escribes. Muchas gracias.

      No me matas de aburrimiento en absoluto, muy al contrario, pero resulta que aquí el que más sabe es nuestro amigo Francesc C., con diferencia. Yo no le llego ni a la solapa, pero aprovecho para aprender de él y, cuando saca cosas de este tipo, intento chupar rueda... En este caso, me pillaba ya enterado desde hace bastantes años de lo de Barcelona-Cataluña y le he visto relación con lo que él ha puesto sobre la conservación y restauración del patrimonio.

      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
    2. Perdóname, olvidé dejarte ESTO , que es lo que hojeé, el otro día ; )

      Eliminar
    3. Muchas gracias, María. Me lo leeré. Supongo que es la "cosilla" a la que te referías el otro día. Conocía por encima la tesis doctoral que hizo Agustín Cócola, un estudioso que sistematizó el asunto, y que fue bastante divulgada hará unos diez años por parte de antiprocesistas que denunciaban las engañifas de pasado grandilocuente por parte del "procés". En el enlace que puse a un artículo de EL PERIÓDICO al final de la entrada se puede ver que ese artículo se basa precisamente en las tesis de Cócola. Y de él he chupado rueda ahora.

      Eliminar
  4. Amigo GranUribe, aplaudo tu escrito. Lo suscribo.
    Se ha hecho mucha trampa, se hace pasar por gótico unas piedras que no son góticas, sólo son piedras interesadas –intereses nacionalistas, intereses económicos, erótica de poder, espectáculo turístico-. Todo mentira. Es un engaño petrificado con voluntad de petrificar una epopeya nacional de condes peludos y princesitas que no se lavaban. Son mentiras que repiten como un mantra y con ellas nos convocan a las urnas.
    La Cataluña de la segunda mitad del siglo XIX anduvo buscando un pasado épico, donde asentar unos cimientos heroicos imaginados e interesados.
    La burguesía nacionalista catalana, antes de modernismo, cuando la Renaixença ya había apuntado un bosquejo de nación, se empeñó en trazar unos límites físicos, históricos y espirituales. Buenaventura Carles Aribau había compuesto su Oda a la Pàtria, Valentí Almirall había convocado el Congrès Catalanista y Verdaguer sentaba las bases de una lírica popular que acercaba el sentimiento catalanista a todas las capas sociales.
    En Cataluña se indagó en un pasado medieval, en canciones de trovadores, en leyendas de condes, Guifrè el Pilós, el conde Arnau, etc., se recurrió a las gestas de santos y guerreros y se situó la epopeya nacional en la edad media, momento en que nacía una Cataluña independizada de los reyes francos.
    El modernismo adoptó y fue consolidado formalmente este pasado medieval. En música nos acercamos a Wagner, Barcelona, segunda ciudad wagneriana del mundo; el romanticismo tardío, que se expresaba con un carácter nacionalista, llegó con las partituras de Morera y a los coros de Aselm Clavé. Pero donde mejor se expresó el medievalismo fue en la arquitectura, en la obra de Elies Rogent, Domenech i Montaner, de Puig i Cadafalch y otros que colocaron elfos y dragones en las fachadas.
    Con este lenguaje medievalista se expresaron los modernistas. Podemos decir que Gaudí petrificó la épica nacional que habían esbozado los ideólogos y artistas de la Renaixença.
    Domenech i Montaner, en 1878 en la revista “La Renaixença” publicó el famoso artículo “en busca de una arquitectura nacional”, artículo que ha sido considerado como el manifiesto fundacional de la arquitectura del modernismo, en él manifestaba:
    “Siempre que una idea organizadora domina un pueblo, siempre que irrumpe una nueva civilización, aparece una nueva época arquitectónica”
    Domenech habla de “época arquitectónica”, naturalmente esto se refiere a un cambio estilístico en relación con su época precedente, un nuevo proceder en la construcción, sí, pero fundamentado en aquella epopeya fundacional. En aquella Edad Media de condes y trovadores.
    Salud

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Caramba, Francesc!
      ¡Vaya supercomentario! Mejora en mucho mi aportación al asunto y le da más amplitud, con otros aportes sobre la arquitectura, como la mención a Domenech i Montaner, que tuvo gran relevancia en todo aquello y yo no lo he citado. Y también con tu mención a los encendidos cánticos de la prosa y la lírica catalanas, engrandeciendo la épica que se quería promocionar por parte de la burguesía catalana del momento.
      ¡Muchas gracias por tu comentario!
      Abrazos.

      Eliminar
  5. Muy interesante lo que dices,no me creo lo de las barras ensangrentadas, simplemente que son un escudo de armas,que identifica a los condes de Barcelona.Si has visto algunas catedrales góticas, te das cuenta que la de Barcelona tiene trampa,pero bueno pasa lo mismo en otras ciudades con otros monumentos.El concepto imperioso de poner en valor antiguos monumentos,con interés turístico,crea estas cosas.En la Córdoba monumental también se da.Murallas,que los que somos viejos,sabemos que no existían,sólo se suponían que habían existido en el pasado.
    Saludos.




    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, se dan en muchas partes estos pastiches, especialmente por intereses turísticos. Pero aquí tiene la peculiaridad de que se le añadían las motivaciones patrióticas de exaltación de un pasado en parte inexistente. Me ha parecido que podía ser interesante ponerlo sobre el tapete en las circunstancias actuales.
      Un saludo.

      Eliminar
  6. Me he embebido de historia arquitectonica con tu texto espléndido y la aportación de Francesc Cornadó, y no me cabe sino expresar mi sorpresa porque no tenía idea clara del nivel de impostación gótica que hay en el centro de Barcelona, y ahora advierto que todo lo que los turistas consideran gótico es una mascarada, muy bien hecha, pero mascarada para recrear una realidad nacional en construcción. Del mismo tiempo es el vía crucis a la Santa Cova en Montserrat y en él se ve esa efervescencia de la burguesía catalana en un momento de riqueza y esplendor para idear un pasado mítico que la reflejase. Lo hicieron muy bien, y nosotros podemos en buena parte pensar que todo era una impostura, pero ellos se lo creyeron y se lo creen. El nacionalismo se nutre de símbolos reales o imaginados, da igual, lo importante es el espíritu que lo nutre. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo hicieron muy bien y el paso del tiempo le ha dado a los edificios la pátina necesaria para que parezcan de hace siglos. Pero es algo que, aunque es conocido (yo lo sabía hace muchos años, desde que estudiaba arquitectura), se tiene un poco oculto por motivos obvios de parecer lo que no se es, supongo. El que aportó más documentación al asunto es Agustín Cócola en su tesis doctoral titulada «El Barrio Gótico de Barcelona. Planificación del pasado e imagen de marca».

      Y quien quiere creerse los engaños, se los cree y tan contento. Y quien no, pues va a ser que no, como es mi caso.

      Saludos.

      Eliminar
  7. Hace mucho tiempo que no voy a Barcelona, creo que ya sabes que vivo en Madrid. No sé cómo está ahora, pero las veces que fui siempre me pasaba por ese barrio, que me parecía muy agradable. Lo que no sabía es que la fachada de la catedral fuera de finales del siglo diecinueve, ni lo mismo para el puente ese ni para los palacios, que creía que eran de la edad media o así, con la cara un poco lavada y poco más. Está muy bien hecho y me confundieron, pero de cualquier forma era agradable pasear por allí y supongo que lo sigue siendo.
    Muchas gracias por la información; está muy bien explicado.
    F.G.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es que, como le comento a Joselu, con los años mejoran esos edificios, como el vino, hasta el punto de que parecen mismamente muy antiguos y dan a esa parte de Barcelona un aspecto noble, de mucha alcurnia, que era lo que se pretendía. La catedral aparece un pelín chaparra, pero eso es porque la altura de las naves no daba de sí para mucho más.
      Aunque ya no bajo mucho por allí siempre me gustó recorrer esas calles. Cualquier día me vuelvo a pasar, a ver cómo está aquello y echar unas fotitos.
      Muchas gracias a ti por tu visita y tu comentario.

      Eliminar
  8. Ginés Rufete Beltrán12 de noviembre de 2023, 14:37

    Por lo que sé, el 11 de septiembre fue el final de una guerra entre partidarios del archiduque Carlos de Austria y Felipe ("El Borbó), en torno al candidato que tenía que suceder a Carlos II "El Hechizado". La Diada tan celebrada marca el final de una guerra de sucesión, con la derrota del archiduque Carlos, al que defendían muchos catalanes. No fue una "guerra de España contra Cataluña", como tantas veces se ha dicho, sino una contienda en la que hubo también bastantes partidarios de Carlos en Castilla o en el reino de Murcia y de Felipe (también bastantes) en Cataluña. Este mito, sobre el que se asienta el nacionalismo catalán, es una manipulación interesada, porque lo que hubo no fue otra cosa que una guerra dinástica, que tuvo también un componente europeo, en la que acabaron ganando los partidarios de Felipe V. Que quede claro, por si nos quieren vender la moto, esta vez a todos.

    Y, ahora copio textualmente algo (no todo, para no extenderme) de lo que decía ayer la asociación Historiadors de Catalunya "Antoni de Capmany":
    -"Que las leyes sustituidas por el Decreto de la Nueva Planta de 1716 eran feudales, oligárquicas e incluso racistas como se recoge en el Capitulo XVI de las Constituciones de 1706 donde se ordena la expulsión de los gitanos de Cataluña con penas de diez años de galeras para los varones adultos y de cien latigazos para mujeres y niños.
    -Que la administración borbónica y su nueva legislación establecieron las bases para el crecimiento económico y demográfico en Cataluña tras dos siglos de decadencia".
    Cierro la cita.

    Un saludo y que acabe de pasar un buen día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, acabé de pasar un buen día. Tranquilidad y buenos alimentos, eso es lo que necesita uno, estando como estamos en una inmersos situación un poco convulsa y que no me gusta nada. Echo mucho de menos la ausencia del Ciudadanos (C´s) de los primeros tiempos, a los que voté hasta que quisieron sustituir al PP. Ahora no tengo a quién. Pero hoy no toca hablar de eso.

      En los inicios del procés se celebró aquí un congreso o simposio o algo así que se titulaba, creo recordar, "España contra Catalunya", o algo parecido. Me temo que una idea victimista así —la agresión sistemática e injusta de España a Cataluña desde hace trescientos años y pico— y otras ideas más, las ha "comprado" el PSOE al nacionalismo catalán más rancio, excluyente e insolidario, en ese asombroso acuerdo firmado entre un gobierno presuntamente de izquierdas y Puigdemont, un sujeto que ya parecía amortizado. Un texto en el que se cita el año 1714, sí, pero no hay mención alguna a la Constitución. Quizá sean cosas de "la erótica del poder", no sé.

      No debe sorprendernos eso de las leyes que sustituyó el Decreto de Nueva Planta. En realidad, como escribe un bloguero al que sigo bastante (Lluís Bosch), en el caso que nos ocupa, «el deseo de ser una nación es, invariablemente, la nostalgia de un pasado feudal con su imaginario arcaico de señores y vasallos, idea prepolítica, preilustrada, regida por el principio de la desigualdad, del fuerte y del débil, por el derecho del fuerte». Pues eso.

      Un saludo y gracias por la visita y el comentario.

      Eliminar
  9. Suscribo lo que dices.
    Muchas gracias por la información. No he estado nunca por allí. No sabía, por tanto de estos restos, ni que las páginas que indicas las hubieras hecho tú, Daniel. Muy bueno el sistema de caldeo de la vivienda, actualmente está muy en boga la calefacción por los pies, es la más confortable. Lástima que el vídeo no esté disponible, pero buscaré alternativas. Un desastre cómo se trata nuestro pasado. En Ibiza hacen lo mismo. Como molestan los hallazgos, se documentan y se construye encima ("la pela és la pela").
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  10. Yo sabía desde hace algunos años (unos diez y gracias a Internet) que el barrio antiguo era un poco tocomocho, aunque de agradable paseo, como dicen por ahí. A mí me emociona más el callejero proletario, donde me imagino paseando a Salvador Seguí rumbo a su destino final o a un anarquista en el segundo piso, asomándose a la ventana cuando escucha que llega la policía. Películas que se monta uno, teatralizando en mi mente lo que pudo ocurrir en aquellos sitios por los que paso y de los que tengo alguna referencia. Por resumir, me gusta la originalidad, pero no desecho del todo ciertas transformaciones de algo que pueda valer "menos". Distinto es el mal uso que se dé a esas actuaciones. Me pasa algo parecido a la arquitectura italiana de los años 30, que me encanta aunque sé su intención propagandística.
    Mateo.

    ResponderEliminar