«Una obviedad: disfrutad de cada momento»

Anda G.U. un poco despistado y tirando a flojillo de moral, por motivos que no explicitaremos ahora, de tal manera que ayer, con lo del pobre Oriol Bohigas, olvidó poner en el blog el cartel Art Nouveau de Eugène Grasset que prometió colgar cada primero de mes. Hoy procedemos a enmendar ese lapsus. "Disculpen las molestias".

El caso es que últimamente sigue bastante twitter, donde encuentra a gente normal y cosas que le interesan, no solo "sociedad de bombos mutuos", que la hay, y mucha bazofia, que también. Y uno de los personajes a los que frecuenta, @arquitectamos, un arquitecto que tiene un blog muy bueno, persona de gustos sencillos, buen humor, reflexiones muy próximas y que viste normal (rara avís en el gremio), desarrollaba el otro día en varios tuits un asunto que le ha llamado la atención a G.U., porque responde un poco a su momento personal, un punto atribulado:

«En una entrevista le preguntaron a Eduardo Mendoza por qué se fue de Barcelona a Nueva York en 1973. Con gesto socarrón y resignado contestó: -"Es que me cerraron el bar de abajo". »Eso mismo dice Joaquín Sabina entre sus buenos deseos de "Noches de boda": "Que no te cierren el bar de la esquina". Y no me refiero solo a las personas (que sí, sobre todo), ni a las cosas más importantes (por supuesto), sino incluso a las pequeñas tonterías agradables, a las rutinas más tontas pero queridas. Nos creemos que van a ser para siempre y cualquier día se acaban. Te cierran el bar de la esquina y jamás volverás a probar esas croquetas. Y así todo lo demás. Una obviedad: Disfrutad de cada momento. Disfrutad de todo, de cada rutina. Si tenéis la costumbre de hacer lo que sea aprovechad cada vez. En cualquier momento se puede terminar, y pasaréis el resto de vuestra vida echándolo de menos».

A lo que G.U. respondió: «¡Cuánta razón tienes! Lo digo por mí: rutinario que es uno y amante de lo conocido, a veces le parece que tiene una vida mediocre. Pero es su vida, y cualquier día todo eso se va al carajo, ya no podemos hacer esas cosas y qué pena haberlas dejado correr así como así...»

Pues eso.