miércoles, 8 de diciembre de 2021

Celebrando la Inmaculada y el "#OrgulloBarroco"

Vamos a celebrar este día en el blog con un poco de arte del bueno, a cargo de algunos de los pintores más importantes del barroco español, aprovechando que lo conmemoran hoy en Twitter, bajo el hashtag  #OrgulloBarroco, con muchas aportaciones fotográficas espontáneas. Bueno, a Rubens lo podemos considerar también "de casa" y, en cuanto a Goya, nada tiene que ver ya con el barroco pero le pagarían bien por ese trabajo (bastante flojo, en nuestra opinión).

Es un tema que no a todo el mundo agrada. Lo hacemos hoy —porque nos gusta y nos da la gana— con estas pinturas dedicadas a la Inmaculada, muchas de las cuales forman parte de la crónica visual de la infancia de G.U. ¿Por qué? Porque solían figurar (sobre todo las que pintó Murillo), en muchas estampitas de esas que se ponían en aquellos misales que usábamos en los oficios religiosos y que se regalaban a modo de recordatorio del día de la primera comunión. Aclaremos que quien esto escribe estudió en un colegio de curas de los de antes, como saben los seguidores más fieles.

1) Murillo (Museo del Prado); 2) Velázquez (Museo del Prado); 3) Ribera (Agustinas Recoletas, Salamanca); Zurbarán (Museo del Prado)
Para quien no lo sepa —no habrá muchos, porque esto solo lo sigue gente "enterada"— digamos que el dogma de la Inmaculada Concepción es una creencia del catolicismo que sostiene que la Virgen María, madre de Jesús, a diferencia de todos los demás seres humanos, no fue alcanzada por el pecado original sino que desde el primer instante de su concepción estuvo inmaculadamente "limpia de todo pecado". Una suerte.
1) Rubens (Museo del Prado); 2) Valdés Real (Museo del Prado); 3) El Greco (Museo Nacional Thyssen-Bornemisza); 4) Goya (Museo del Prado)
Aquí, en España, fue un motivo iconográfico recurrente a lo largo de los siglos y muy especialmente durante el barroco, en el siglo XVII. Sin duda debía de tratarse de un encargo muy habitual también para los pintores más conocidos, porque todo dios, empezando por los reyes, continuando por los prebostes de la Iglesia —que eran los que cortaban el bacalao— hasta acabar por el último pelafustán con pasta, estaba abducido por este mito, que acabaría siendo declarado dogma de fe por el papa Pío IX mucho después (en 1854). Y "qui paga, mana", como dicen por estos lares, no sin razón.

3 comentarios:

  1. El barroco celebró la Inmaculada Concepción sin contaminaciones lumínicas ni turísticas.
    Saludos.
    Francesc Cornadó

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  2. Un movimiento que no me seduce,pero al que respeto.
    Lo flamígero, lo recargado, nunca ha sido mí fuerte.
    Salut

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  3. Hay inmaculadas para todos los gustos.

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