sábado, 14 de marzo de 2020

Encerrado leyendo «Terra Alta», de Cercas

Portada de Terra Alta (Planeta, 2019)
G.U. aprovecha el enclaustramiento forzoso de estos días para leer más de lo habitual, aunque tiene que recurrir a libros que tiene por casa desde antiguo, además de algunas adquisiciones recientes, como es el caso que nos ocupa.

Ahora está con Terra Alta, de Javier Cercas, un escritor al que tiene en gran estima por su labor desenmascadora del procesismo y por algunas obras de calidad, como Soldados de Salamina o El impostor. No parece desenvolverse con tanta soltura en el ámbito de la novela negra, y Terra Alta, la ganadora del Planeta 2019, lo es; parecía que estaba predestinada al premio. Contiene algunas descripciones un poco adocenadas y diálogos faltos de vigor, como de quien no está muy acostumbrado a ese registro, pero se lee bien y tiene interés. Todo esto en la modesta opinión de un lego en la materia como es G.U.

Hay momentos muy curiosos, que casi podrían formar parte de un relato breve. Uno de ellos transcurre en la prisión de Quatre Camins, donde cumplía condena el protagonista (Melchor), un tipo de pasado oscuro que al salir de allí decide hacerse policía para encontrar culpables. El director, haciéndose el magnánimo, ha invitado a la cárcel a un escritor de éxito, que acude junto junto con una crítica literaria muy apuesta, para dar una charla sobre sus novelas a los presos. Entre éstos, solo hay un tipo que lea habitualmente, un sujeto llamado Guille, a quien llaman «el Francés», que es el que se encarga de la biblioteca, lugar donde se da la conferencia y es amigo del protagonista (Melchor).


El escritor empieza su charla haciéndose el humilde, diciendo que él no ha ido allí para enseñarles cosas sino para aprender de ellos, a escucharles; que «la literatura no es más que un juego intelectual, un entretenimiento incapaz de enseñar nada a nadie o de cambiar nada» y que si patatín y que si patatán. Y de esta forma acaba su breve intervención y da comienzo el turno de preguntas. Como es de esperar, nadie le pregunta nada, los presos solo se quejan de las malas condiciones de la trena. Hasta que «el Francés» pide permiso para tomar la palabra. Su perorata es larga, pero seleccionamos el trozo perteneciente a las páginas 58 y 59, aunque luego continúa durante un buen rato.

Javier Cercas, Terra Alta, Ed. Planeta, 2019; págs 58-59
Luego, el Francés le empieza a hablar a Melchor de Los Miserables, de Víctor Hugo, y esa es una de las claves de la novela, del comportamiento posterior del protagonista y de todo lo que sucede después. Como novela negra es solo regular y manifiestamente mejorable; como prueba del nueve, baste decir que G.U. sin ser un sabueso, descubrió a los culpables ya en la página 83 (tiene 375).



Pero hay más cosas, ya que se añaden otros ingredientes al asunto: el atentado yihadista de las Ramblas, el procés, la guerra civil y la batalla del Ebro, metido todo eso un poco con calzador, o esa impresión da. Pero también hay una una especie de novela existencial, ya que Melchor, el protagonista, se identifica con Jauvert, el policía de Los miserables, que es quien mueve los hilos de su vida. A uno le han quedado ganas de leer a Víctor Hugo.

Y hay una historia de amor truncada por la trama policial. «Odiar a alguien es como beberte un vaso de veneno creyendo que así vas a matar a quien odias». Eso le dice Olga, la bibliotecaria de Gandesa que se convierte en su novia y madre de su hija. Será porque G.U. es un poco sentimental, pero esa es la parte de la novela que más le ha llegado, quizá porque el idilio se ha iniciado en una biblioteca y acaba de manera trágica. Y empieza así su relación con Olga, hablando de libros en la biblioteca del pueblo en que el los mandos han recluído Melchor a raíz del atentado, para protegerlo:

Javier Cercas, Terra Alta, Ed. Planeta, 2019; págs 241-242
«Y hasta aquí puedo leer». En resumen, a G.U. le ha gustado bastante a novela, es poliédrica, tiene diversos ingredientes que le dan interés y está bien escrita, aunque se note a la legua que la novela negra no es la especialidad del autor. No tiene ningún reparo en recomendarla a quien haga falta aprovechando estos días de enclaustramiento forzoso. Antes que a Torra, lean a Cercas; no se arrepentirán. ¡Ánimo a todos!

2 comentarios: