sábado, 7 de diciembre de 2019

Google se ha olvidado de G.U.

Detalle de tarta de granuribe50
[G.U.,mestre pastisser]
¡Vaya!, Google este año se ha olvidado de G.U. y no le dedica su habitual Doodle de cumple. ¿Un mal síntoma? ¿Lo ha dejado de hacer con todos? ¿Sólo con él? «No es el único en haberse olvidado, pero da igual: el cumple nunca fue santo de mi devoción», se dice para sí.

Sigamos. Son días en que uno siempre tiene tendencia a sumirse en la melancolía y, en ese estado, la pluma puede gastarle a uno malas pasadas. En efecto, aunque a G.U. le gusta leer, sobre todo lo que está bien escrito, no suele "disfrutar como un enano" cuando escribe. Y en momentos así, todavía menos: las oraciones dejan de fluir limpias y se enredan, la sucesión "sujeto-verbo-predicado" empieza a no resolverse bien, el orden de los verbos y de los adjetivos ya no es el correcto, ni tampoco son éstos los más adecuados (o se quedan cortos o se pasan tres pueblos). O sea, que para estar peleando a brazo partido con el lenguaje, más vale irse a comer por ahí, tomarse un buen vino, disfrutar de la compañía de doña Perpetua y abrir, mientras llega el condumio, los paquetitos que le tiene preparados, y que tienen toda la pinta de ser libros. Ojalá sea así: la lectura es una de las actividades que más aprecia G.U. hoy en día, sobre todo cuando se escoge bien el libro, claro.



Dice Javier Cercas: «Tengo la sospecha (o más bien la certeza) de que quien nunca cita a nadie sólo puede hacerlo por dos razones: una es que no sabe que la mayoría de las cosas que decimos han sido ya dichas, y casi siempre mucho mejor de lo que nosotros podríamos decirlas; otra es que, aunque quien escribe sin citar sepa que no paramos de repetir lo que ya han dicho otros, pretende hacer creer a quien le lee que es de cosecha propia aquello que en realidad es de cosecha ajena, que ha salido de su cabeza aquello que salió de otra».

Por eso, cuando hay alguien que ya ha dicho exactamente lo que uno quisiera decir, pero mucho mejor (como es el caso), lo más pertinente es tomar sus palabras al pie de la letra. En esta ocasión son de Lluís Bosch, un habitual en estas páginas, en su entrada Entre las cosas que importan no está la Patria.

«Vivir en paz conmigo y con los demás. Vivir en paz a secas, en definitiva. Vivir lo mejor posible dentro de lo que cabe. Evitar el dolor. Ayudar a los demás a lo mismo.[...] Llevar una vida lo más digna posible y, cuando toque, morir de la forma más digna posible. Infringir el menor dolor posible a los demás. Cultivar(se) la mente y el espíritu, pensar con buen uso de razón, mantener relaciones sanas, evitar las tóxicas, reírse cuando sea posible, llorar cuando sale el llanto, ejercer la empatía, tener la máxima autonomía posible sobre la vida de uno mismo: tener tiempo para leer, escribir y ver cine (tener buen criterio para escoger lecturas y cintas, y saber cuando lo que se escribe es digno de serlo). Y luego está mantener el cuerpo en condiciones, administrarse los recursos con buen tino, saber escoger el vino, mantenerse lejos de la miseria y la pena en la medida justa, sin ambicionar lujos, cosas superfluas e innecesarias, poseer lo menos posible, solo lo imprescindible: no pretender poseer a nadie ni propiedades que no deberían ser de nadie y sí de todos. Sin lirismos ni melancolías: está bien disfrutar de una bonita puesta de sol, pero también es bueno pasear por un barrio pobre, por un sitio feo. Pensar en la belleza incluso en su ausencia, pensar en el bien incluso en su ausencia.

Esa es una lista medio improvisada sobre las cosas que me importan. Y podría asegurar que, si siguiera, solo añadiría matices de lo anterior, variaciones, adjetivaciones. Como las propiedades superfluas, el adjetivo también lo es. A menudo».

9 comentarios:

  1. Tienes razón amigo, a veces sobra tanta palabrería, más vale no repetir lo que ya otros han dicho y es mejor dejarse de palabras si no se mejora el silencio.
    El amigo Lluís Bosch da en el clavo, sus reflexiones siempre se agradecen.
    Salud
    Francesc Cornadó

    ResponderEliminar
  2. Con Francesc Cornadó. Ya está todo dicho
    Salut

    ResponderEliminar
  3. Te olvidas que si no hay ECO, no hay repetición, y todo se olvida, que de eso se trata, menos mal que Dios nos enviará el Alzheimer para no sufrir....

    ResponderEliminar
  4. No hay novela ni ensayo ni artículo de prensa que no se alimente de lo que han escrito otros, ni tampoco pintura, música ni película ni obra arquitectónica que sea completamente original; eso es normal. Pero cuando uno quiere dar gato por liebre haciendo pasar por propio lo ajeno, ya es otro asunto.

    ResponderEliminar
  5. Me gustan las reflexiones de Lluís Bosch. Suscribo todo lo que dice. ¿Para qué añadir nada, si él lo dice mucho mejor? Pero mi paz interior ganaría calidad si consiguiera olvidar las cosas que hice y que no debía, las que nunca dije y debía haber dicho. Y lo mismo a la inversa. Los momentos clave que no supe ver, las personas que perdí sin antes decirles lo mucho que las quería, la infancia de mis hijos que se fue sin vivir y disfrutar a fondo del privilegio de haberlos tenido...No sigo. Dije arriba que no había nada que añadir.
    nvts

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, ya puestos, yo también añadiría eso, aunque agua pasada no mueva molinos...

      Eliminar
  6. El texto de Lluís Bosch muy bueno, el título ya es de lo más sugerente.
    En cuanto a lo de que la escritura a veces no sale bien resuelta, pues yo diría que lo que gusta es leerla. Si está más o menos bien es lo de menos, valga la redundancia. mj

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más o menos bien es siempre bien. Unas veces más, otras menos.

      Eliminar
    2. Y, por cierto, ¡¡¡¡¡ Felicidades!!!!! (con retraso)

      Eliminar