martes, 3 de diciembre de 2019

Ernest Maragall hace el ridículo (una vez más)


¡Ay Ernest Maragall i Mira, Ernest Maragall i Mira! ¡Mira que eres tarugo! Si eso lo saben hasta los alumnos de primaria. G.U. te adjunta una diapositiva de un PowerPoint que pasan en un colegio de primaria de Madrit a los niños, acerca de los poderes del Estado en una democracia como la española (no sabemos qué les explican en los colegios catalanes).

El Estado, en efecto, tiene el monopolio de las leyes, ¡faltaría más!, pero para eso está precisamente el poder legislativo y el judicial, cacho zoquete. Ya sabemos que tú piensas que ha de haber un solo poder, el ejecutivo, y que, por tanto, todo lo que se refiera a los jueces, a las leyes y su aplicación debe depender exclusivamente del gobierno, y así pretendíais plasmarlo en la Constitucioncita que teníais preparada y bajo llave. Por fortuna, no os salió bien la jugada.



Al hilo de este asunto, Albert Soler se extraña —en su artículo Maragall, el jurista— de que Manuela Carmena, que estuvo el otro día en el Comisión de Estudios de Derechos Civiles y Políticos del Parlament, invitada por el propio Maragall, no se riera a mandíbula batiente al oírte. Pero es que Carmena es una persona educada, aunque os haya salido rana el invitarla porque os ha puesto en ridículo (no es difícil, si la dejan hablar), de lo cual G.U. se alegra sobremanera.

«Fueron tantas y tan sonadas las bofetadas que Manuela Carmena estampó en la cara de los lacistas durante la comparecencia en el Parlamento para hablar del procés y los presos, que han pasado desapercibidas las palabras de Ernest Maragall allí mismo, en un patético intento de contradecirla. Maragall discutiendo de Derecho con Carmena viene a ser como yo discutiendo de cocina con Joan Roca, sólo que a mí me daría vergüenza y Maragall nunca la ha tenido. 

El hermano de Maragall, porque Ernest Maragall será siempre el hermano de Maragall, lamentó que "el Estado juegue con el monopolio de decidir qué es o no ilegal". Manuela Carmena demostró tanta educación como dominio del cuerpo, ya que, incomprensiblemente, no estalló en carcajadas. En todas las democracias el Estado tiene este monopolio, lo ejerce con el poder legislativo —que estipula qué hechos son delictivos y qué penas les corresponden— y el poder judicial, que dictamina si una persona ha cometido el delito. Es probable que en la Republiqueta que nos querían imponer, las cosas no hubieran funcionado así, de ahí la indignación de Maragall, pobrecito. Vistos los precedentes, tal vez en la Cataluña libre y soberana, sería lo que los lacistas llaman "pueblo" quien, a base de quemar contenedores, dictaminaría si una persona es o no culpable de un delito. A más contenedores quemados, más sabotajes a trenes y más barricadas en las calles, más clara la inocencia del reo. El pueblo siempre tiene la razón, etcétera».[...]

8 comentarios:

  1. No tiene vergüenza ni para cambiar de chaqueta.
    Siempre ha vivido del erario.
    Siempre se ha apuntado al sillón.
    Siempre se ha aprovechado del apellido de su hermano, el menor.
    penoso.
    PD: Cuando quiera me llama y nos ponemos de acuerdo para el ibro
    salut

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    1. Lo padecí como conseller d´Educació. ¡Menudo caos mental! Y eso que entonces estaba más lúcido que ahora...

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  2. Albert Soler, como siempre, dando en el clavo. El texto de G.U. certero, clarito y breve.
    ¡¡¡¡¡¡Bien!!!!!!

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    1. Sí, tiene mérito ese tipo, viviendo en Gerona. En cuanto a mi texto, ¡gracias!

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  3. Qué atrasados en conocimientos -que no en pedir- anda cierta gente por esa región de la Hispania Romana.

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    1. Si, parecen ignorar conceptos elementales, y eso resulta preocupante.

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  4. Antes se me ha borrado, ignoro la razón. Solo quería decir que lo peor de todo no es que el Tete Maragall sea bobo de capirote, que lo es; para mí lo peor es que su opinión sobre los poderes del Estado es ampliamente compartida por gran parte del independentismo. Eso sí es preocupante.
    nvts

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    1. Además está un poco majareta, para acabar de arreglarlo. Pero lo que dice sobre los poderes del Estado lo piensan muchos procesistas, en efecto. Quizá con ello creen que puedan quedar impunes las tropelías económicas cometidas en nombre de la palabra "Cataluña", ya que, al estar unificados los poderes, no se les perseguiría o serían absueltos precisamente gracias a eso: lo hacían "por Cataluña". Y no les falta razón, eso lo valida todo; de ahí que la Constitución del juez Vidal fuera fabricada con ese objetivo.

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