Al hilo de una entrada que ha hecho hoy en su blog nuestro colega y sin embargo amigo F.C., titulada la ninfa del Arno, que les recomiendo que lean porque tiene su aquel y transpira por los
poros su autoría, G.U. le ha hecho el siguiente comentario, que se permite
transcribir a ustedes más abajo. [Del presunto "Síndrome de Stendhal" y de lo
de Bruneleschi y nuestra idolatría por el personaje, ya hemos hecho mención
más de una vez. Ahora nos queda el episodio que relatamos en el último
párrafo].
G.U. le comentaba lo siguiente a F.C.:
«Escribía Stendhal: «Había llegado a ese punto de emoción en el que se
encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los
sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la
vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme».
| Florencia, saliendo de la basílica de Santa Croce / [Fotografía: Melitha Blasco] |
Bueno, quizá sea marqueting eso del "Síndrome", porque dudo que a alguien le
haya pasado nunca eso, ni siquiera al propio Stendhal. A mí, desde luego que
no, aunque reconozco que la única vez que estuve en Florencia pude llegar a
sentir algo similar, y no fue precisamente saliendo de la Santa Croce sino
llegando a la vecina capilla Pazzi. O también en la plaza del hospital de los
Inocentes o, por supuesto, con Il Cupolone. Y es que Bruneleschi es mucho
Bruneleschi.
| Florencia, llegando a la Capilla Pazzi (Bruneleschi) |
También he sentido algún latido cordial extra paseando junto al Arno. Por
cierto, no es que me la robaran, no exactamente, es que me olvidé una cámara
Olympus en el pretil del río, me despisté un momento (ad)mirando en la
distancia el Ponte Vecchio y el corredor vasariano y al minuto siguiente ya
había volado. Tal vez surgiera rauda de su trono de camelias la ninfa para
amargarme la fiesta y castigarme por guiri, quién sabe. Tonto de mí, eso es
todo. El caso es que ahora me da miedo volver y encontrarme una ciudad ya
demasiado masificada, muy diferente a la que recuerdo. Supongo que tú sueles
ir en invierno y las piedras están frías y la ciudad más vacía, porque lo que
es en agosto...». |
|
Florencia, Olympus, Río Arno y Puente Vecchio, con el corredor vasariano / [granuribe50 (28 de agosto de 1995)] |
F.C. elucubra que la Olympus volando-volando quizá se adentró en el corredor
vasariano (
corredoio), ese que conecta el Palacio Vecchio con el Palacio Pitti, pasando sobre la Galería Uffizi y cabalga sobre el Ponte Vecchio. Tal vez fuera así, aunque
G.U. es más proclive a pensar algo un punto más prosaico.
O sea: que un desaprensivo descuidero se
la apropió mientras G.U. fotografíaba con su otra cámara (una réflex Pentax
que ya no obra tampoco en su poder) el "atardecer florentino de luz rosada"
(Magda Iriarte dixit), el Puente Vecchio y el corredor vasariano (que también
retrataría desde el otro lado del puente; guarda G.U. muchas fotos de aquel viaje en un álbum).
Esta foto no es la mejor, pero es la última antes de la desaparición de la
Olympus, a la que Dios tenga en su gloria. Una imagen histórica.
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