Ignacio Martínez de Pisón / [Fotografía: Iván Giménez] |
Le da igual que se la criticara en su momento por "no innovadora", un punto decimonónica y poco original, porque en esto de la literatura hay muy pocas cosas que sean originales. Todo suele basarse en algo preexistente. En ella, cuenta la historia de tres generaciones de una misma familia. En efecto, ¿qué puede haber más decimonónico que eso? En este caso se trata de una familia de origen judío que reside en Melilla: los padres, Samuel y Mercedes; las dos hijas, Miriam y Sara, y más adelante, los nietos, Elías y Daniel. A cada uno de estos personajes (salvo Sara, por algún motivo) se dedica una de las secciones del libro,: "La novela de Samuel", "La novela de Mercedes", "La novela de Miriam, etc.
Es una obra estupenda —en opinión de G.U. y de doña Perpetua—, con una prosa
magnífica, carente de inventivas metáforas y otros recursos. Sujeto, verbo,
predicado y punto, o algo así. La historia siempre nos es presentada por un
narrador omnisciente, levemente irónico pero en general poco interventivo, y
con un estilo cuidado y libre de clichés, sin ornamentos. Es raro que
nuestro muy querido Javier Marías lo acogiera como alumno aventajado (hasta
que se distanciaron por motivos que no vienen al caso), siendo así que su
estilo (al menos el de esta novela) es muy diferente. Releeremos otras, a
ver.
Quizás sea porque el exotismo los hace más atractivos, o
porque tienen mayor carga épica, pero los capítulos que más enganchan son
los dedicados a la estancia de la familia en Melilla, hasta que por miedo a
una posible anexión a Marruecos deciden trasladarse a Málaga, y poco después
a Zaragoza.
Algunas frases, así, tomadas a vuela pluma (ojo al dato, la novela tiene 650 páginas), de esas que a uno le llaman la atención, por los motivos que sea, pero que no quieren expresar lo que es la novela:
—Su matrimonio había llegado a ese estado en el que las
adversidades no unen sino que distancian aún más.
—Tenía todo un aire incongruente, con cosas demasiado nuevas
junto a cosas demasiado viejas, con cosas fuera de sitio y
sitios sin nada.
—El problema era que en su rostro habían empezado a asomar
los rasgos de una anciana. Como si la lozanía y la belleza
fueran una capa de maquillaje que hubiera empezado a
borrarse.
—¿A todo el mundo le ocurría que, en un momento dado,
empezaba a tener mucho menos futuro que pasado y que, por eso
mismo, las decisiones que pudiera adoptar adquirían la
trascendencia de lo definitivo?
—Miriam pensó que, en su familia, los grandes reproches se
escondían detrás de los pequeños y que, en todo caso, siempre
se expresaban por gestos.
—¡Qué difícil era tratar con gente que se atribuía supuestos
sacrificios y que, desde esa posición de víctima, se sentía
legitimada para juzgar sin ser juzgada!
—El mundo a veces se le presentaba sencillo, ligero,
armonioso, como un juego que se atuviera a unas reglas claras
y precisas, y entonces todo cobraba un sentido especial y se
incorporaba a una escala más amable, en la que lo arduo se
volvía llevadero y lo llevadero gustoso.
|
El "abuelo Cebolleta" y sus batallitas / [viñeta de Manuel Vázquez] |
Le ha ayudado mucho a este bloguero, y después a doña Perpetua, a cambiar
el chip. No olvidemos que G.U pasó trece meses en Melilla haciendo la mili
(en el cuartel de "Regulares 2" —abandonado actualmente— y en el Fuerte de la Purísima Concepción, en
la frontera). Así que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, nos vamos a poner un poco en plan «abuelo Cebolleta».
El caso
es que—ahora que no nos lee nadie— este bloguero guarda globalmente un buen recuerdo de aquella experiencia. No olvidemos que por esa época conoció a doña Perpetua, que le fue a visitar allí, volando en una precaria avioneta que hoy quizá no se atrevería a tomar. Es la historia, amigos.
Es una
ciudad muy hermosa, llena de contrastes; la recorrió G.U. infinidad de tardes y
de domingos. La parte modernista (espléndida, gracias al arquitecto
Enrique Nieto, al que daremos de comer aparte otro día, que bien lo merece), el
parque Hernández, la parte mora, los bares y tascas (con esas tapas estupendas), los bazares, los mercadillos,
la omnipresencia del mar tan cercano...
Gran Uribe posa ufano en el cuartel de
Regulares 2 (Foto "institucional") Melilla, abril de 1976 / [Fotografía: Anónimo] |
Gran Uribe posa también ufano en el exterior del Fuerte de la Purísima Concepción Melilla (julio de 1976) / [Fotografía: Francesc Martí Gibert] |
Melilla, 1976. Instrucción en Rostrogordo / Fuerte de la Purísima [Fotografías: Anónimo / Francesc Martí Gibert] |
Exterior del Fuerte de la Purísima Concepción; al fondo, el monte
Gurugú / Melilla (julio de 1976)
[Fotografía: Francesc Martí Gibert] |
Melilla. Situación del Fuerte de la Purísima (hoy "Centro de menores") y del cuartel de Regulares 2 (hoy abandonado) |
Quizá ese homenaje a Melilla sea, en parte, por lo que le ha gustado esta novela, pese a que el final parece precipitado y no esté a la altura, después de 650 páginas; quién sabe si el editor no le dio prisas para acabarla antes de Sant Jordi... A pesar de ello, un NUEVE; a cada uno le gusta lo que le gusta, cada cual es cada quien, sus vivencias y circunstancias también, y a unos les agrada o desagrada una cosa por un motivo u otro. En fin, aquí refleja G.U. su experiencia literaria de estos últimas días.
A tenerlo en cuenta, Gran Uribe. Lo apunto para pescarlo en la biblio.
ResponderEliminarGuapo y apuesto se te ve.
Un abrazo
Se ve que tienes buen gusto, je, je, je. Esa novela está muy bien. A mí me llenó tres semanas en que lo estaba pasando mal. Pero llegaba el momento de enfrascarme en ella y me evadía de todo. Como es de estructura y prosa sencilla y, otrosí, hay pocos personajes, nunca se pierde el hilo. El final me pareció un poco fantasmafórico, pero en fin, se lo perdono.
EliminarUn abrazo
Me guardo el nombre. Un beso
ResponderEliminarAunque es larga, es fácil de leer, porque tiene un estilo muy fluido y narra cosas de interés. Besos.
EliminarNo he leído esta seguro estupenda novela , pero sí la última de Pisón .. Ropa de casa , así q conozco su estupenda y clara narrativa. Nada q ver con su amigo Vilamatas , estupendo escritor pero al q hay q leer con un hilo agarrado para no perderte en sus incesantes disgresiones .A Pisón por el contrario, se lee con suma facilidad y no sé si será q esta novela q te comento es como sus memorias hasta los treinta años ,pero además de buen escritor parece buena persona , lo q hace q leerlo sea aun más agradable porque conectas rápido con su manera de ver las cosas. Comprendo perfectamente q la lectura de esta historia tuya si se desarrolla en el Marruecos español de antes de salir corriendo de ahí, te haya traído tus recuerdos de cuando estuviste haciendo la mili... Estás súper guapo en esa foto, por cierto jaja y qué uniforme tan curioso, con lazada, imagino q nada cómodo de usar en caso de ir urgentemente al WC ;) Además te diré q compartes algo con Pisón, como tú tb es muy futbolero le gustaba recitar de carrerilla, con entonación de poesía escolar, viejas alineaciones del Zaragoza de su infancia...y otra casualidad, creo q ahora vive ahí, en BCLN...imaginate q incluso a lo mejor, hasta sois vecinos : ) ..Desde luego, si os encontráis, tendréis montón de cosas de las q hablar . ..
ResponderEliminarMil gracias, me ha encantado esta entrada , abrazo fuerte y buen domingo !
Muchas gracias, María, eres muy amable siempre. Me gustan mucho tus comentarios, los que haces en esta casa y en otras...
Eliminar[img]https://img.txalaparta.eus/Articulos/med/Ropa-de-casa.jpg[/img]
Ropa de casa me interesó mucho, tanto las historias de Logroño y de Zaragoza como a partir del momento en que se instala en Barça, ya con la decidida determinación de ser novelista, que le lleva a dedicarse a ello ya desde el principio, sin apenas medios de subsistencia. En ese período habla de su relación con mucha gente de mi generación, a la que siempre seguí. Incluso de sus incursiones como "oyente" en el bar La espineta, de Calafell, donde peroraban Carlos Barral (el dueño) y sus etílicos amigos. Yo también estuve allí escuchando a Barral, que era el que llevaba el peso de las conversaciones; también le veía paseando con su perro por la playa, junto a su barquito Capitán Argüello, varado en la arena.
[img]https://live.staticflickr.com/8490/8225124078_16298801b2_z.jpg[/img]
En fin, me dio pena que sus memorias concluyeran en 2000. A ver si se anima a continuar. El hombre tiene facilidad de pluma y no le sería difícil retomarlas.
En efecto, su afición futbolera le hace recordar de memoria alineaciones del Zaragoza, como yo recuerdo las del At. de Bilbao y las recito de carrerilla. Creo que era pariente del mítico Marcelino y yerno de Luis Belló. Hace igual cuarenta años que vive en Barcelona, lo he visto alguna vez, pero vivimos lejos, él en el Ensanche y yo en el barrio de las Corts.
Ese uniforme del fajín se utilizaba para "salir de paseo", los días hábiles a partir de las 18 horas y los domingos todo el día, si no estabas arrestado. La verdad es que con él se quedaban prendadas de mí las moras y las no moras. Pero, ojo al dato, en esas salidas nunca estuve en situación de tener que quitarme la chaqueta y bajarme los calzones; con el fajín siempre sería una incomodidad, aunque iba con un práctico velcro. Dos veces por semana salía solo para dar clase de matemáticas (gratis, of course) a la hija del capitán de la compañía, que estudiaba 1º del recién estrenado BUP y andaba perdida. Allí tampoco tenía una urgencia.
[img]https://www.cronistadelopera.com/wp-content/uploads/2017/10/Antonio-y-Diego-P%C3%A9rez-Herrador.-Regulares-2-Melilla.-A%C3%B1o-1982.jpg[/img]Yo no soy ninguno de estos dos sujetos, obviamente, aunque el barracón donde me alojaba es el que se ve al fondo, al final de las escaleras con la ropa tendida.
Un abrazo fuerte, y perdón por el rollo.
Amigo Gran Uribe, no he leído esa novela de Martínez de Pisón, es un autor que me gusta y aprecio, es muy buena persona y un amigo de la casa.
ResponderEliminarDigo que quienes lo calificaban de "no original" es que no sabían lo que significa "original" (por cierto hoy en mi blog he puesto algo sobre el asunto).
Se te ve muy bien vestido de "regular" y no digamos con este posado en el Fuerte de la Purísima Concepción.
Espero tu escrito sobre Enrique Nieto. El modernismo de Melilla es extraordinario.
Abrazos.
Es un buen tipo, de ideas claras y gran determinación, sencillo en su habla y en su escritura. Respecto a su "falta de originalidad" de la que se acusó a su novela La buena reputación , qué quieres que te diga. Para mi lo "original" no es un valor en sí. Ahora me asomaré a ver qué has puesto en tu blog, ayer no pude hacerlo.
EliminarCreo que hubo una época en la que estaba más apuesto vestido de soldado que de civil, con aquellos horribles pantalones de campana, las chirucas, las camisitas estrechas y la melena al viento (antes tenía pelo, ahora ni uno).
[img]https://www.epdlp.com/fotos/bcn318.jpg[/img]
Hace tiempo que le doy vueltas a lo de Enrique Nieto. La pena es que en aquella época se me rompió una modesta cámara de fotos que llevaba y no pude retratar edificios suyos ni de otros ni el ambiente de la ciudad ni el Fuerte ni nada de nada. Encuentro información en diferentes sitios, pero siempre incompleta, que no da para una entrada con cara y ojos. En fin, seguiré en ello.
Un abrazo.
Ignacio Martínez de Pisón es un ídolo en su ciudad natal (y la mía), una ciudad a la que él siempre vuelve. Pongamos que hablo de Zaragoza. Aquí seguimos de cerca todo lo que hace y lo apreciamos mucho. Respecto a las obras de las que habláis, en el texto y en el comentario de María, me refiero a "La buena reputación" y "Ropa de casa", están llenas menciones a diferentes lugares de la ciudad, unos sitios que conozco perfectamente y me emociona verlos citados en una novela; no hay muchos autores que se fijen en esta ciudad del cierzo, por eso lo agradezco el doble.
ResponderEliminarhttp://www.zaragozaliteraria.com/ignacio-martinez-de-pison-2/
Me ha gustado mucho que le hayas dedicado este homenaje tan chulo a "La buena reputación". Comparto totalmente lo que dices. ¡Gracias!
Pili L.
¡Gracias, Pili L. por tu comentario y por el enlace! Martínez de Pisón es muy bueno y muy buen tío, además. No me extraña que lo tengáis en un pedestal. He estado pocas veces en Zaragoza y, por tanto, me son desconocidos esos lugares del enlace. Pero las referencias que hace, las hace tan vívidas que es como si hubiera estado. Me pasa lo mismo que cuando escribe sobre Logroño. Lo de Barcelona que cuenta en Ropa de casa lo tengo más controlado, porque él creo que está aquí desde 1982 y, aunque más joven, ha vivido experiencias parecidas a las mías, con la pequeña diferencia de que él ha conocido de primera mano a los personajes que cita y yo... solo de oídas. En cuanto a los lugares que señala, todos me son familiares.
ResponderEliminarSaludos cordiales.
Está visto que llego tarde siempre. ¡Es una entrada estupenda! Estaba buscando un libro para leer durante las pesadas jornadas navideñas que se avecinan y me das la clave. No he leído nada de ese autor pero me cae bien, tiene cara de hombre honesto y... ¡de ti me fio bastante!
ResponderEliminarAunque hablaste de eso de Melilla alguna vez, no recordaba que pusieras imágenes. Por cierto, esa bota encima de la jardinera ¿fue idea tuya o del fotógrafo? Queda un poco forzada, jaja.
A mi no me importa que te pongas en plan abuelo Cebolleta. Esas cosas me interesan, me informan y me entretienen. O sea, que por mí no te prives.
Muchas gracias.
Nunca es tarde si la dicha es buena... Mira, esto de recomendar una novela no lo hago nunca. Cada cual es cada quien y a cada uno le gusta lo que le gusta. Hay incluso quien no lee nunca novelas posteriores al siglo XVIII, y mucho menos alguna actual. No es mi caso, aunque me cuesta encontrarlas, no te pienses. La mayoría son bazofia, para mi gusto.
EliminarYo lo que hago aquí es únicamente dejar constancia de las cosas que me han interesado y han supuesto algo en el devenir de mi vida. Y lo hago sobre todo para mí. Si la lees y te gusta, me alegraré, porque creo que vale la pena, aunque justo es decir que el hecho de transcurrir en buena parte en Melilla supone para mí un aliciente adicional. A mí me ha ayudado mucho en este mes, como he señalado en el texto.
En cuanto a la foto con la botita en la jardinera, me explico: teníamos que hacernos sí o sí una fotografía "institucional" en el porche del salón moruno del cuartel (allí no entré nunca), y el fotógrafo era quien decidía la posturita a adoptar, un poco como hacen los fotografos de boda, ja, ja, ja. Creo que se trataba de una especie de "chiringuito", porque había que pagar, obviamente. Me lo malicio ahora, pero entonces no lo pensé y la mandé muy ufano a mis amistades.
Muchas gracias a ti, por seguir esto, incluso las aventuras militares de este achacoso bloguero...