domingo, 4 de febrero de 2018

El "procés" ha invadido Bruselas

John William Wilkinson
La señora Claes vive en un buen piso, junto a la Gran Place de Bruselas. Aquí es donde nació y donde espera morir, cuando llegue su hora, a pesar de que es consciente de que no es nada fácil ser belga y, mucho menos, bruselense.

Pero, ¡amigos!, eso de acabar sus días aquí lo pensaba solo hasta hace tres meses, cuando empezó ¡"el circo catalán"!, una pesadilla. Los paisanos de Gran Uribe han exportado allí todo lo que nos ensombrece la vida por aquí: lacitos amarillos, pancartas, banderas, bufandas, caretas, en fin, toda esa cursilería, e incluso hasta ¡las p**** cacerolitas!

Ahora la señora Claes quisiera mudarse. Veamos por qué; nos los explica John William Wilkinson en un capítulo de su serie de ficción "Especies urbanas" (¡ojo!, es ficción; o no):


[...] «Desde el mes de noviembre del año pasado, ya sólo tiene una preocupación: la invasión catalana. No ha conocido ni un minuto de desosiego desde que se instaló en Bruselas con su séquito ese desquiciado expresidente fugado de una región española.

El elemento sorpresa se tradujo durante las primeras semanas en un sentimiento generalizado de solidaridad con la causa catalana. El bombardeo mediático fue espectacular. No se hablaba de otra cosa. Pero poco a poco iba saliendo otra versión de los hechos que nada tenía que ver con la que venían contando los fugados. Finalmente su discurso no provocaba más que incredulidad cuando no hilaridad.


Manifestación en la Gran Place, de Bruselas (diciembre de 2017)
No pasaba día sin que tuviera que sortear la señora Claes alguna manifestación, marcha o desfile. Llegaban en autocar con sus banderas y bufandas y gorros. Siempre se les veía sonrientes. Cualquier excusa les bastaba para entonar su himno nacional. Se pasaban todo el santo día abrazándose, besándose y sacándose selfies. Decían sentirse un pueblo oprimido; más bien ocioso, opina la señora Claes. 

Abruman tantos equipos de radio y unidades móviles de televisión catalanes que a todas luces viven del cuento. Enseguida circulaban por Bruselas chistes de catalanes, que en realidad eran chistes de belgas con estos nuevos protagonistas. Esto sí que se granjeó entre los belgas cierta simpatía para con los catalanes. Y es que al principio suscitaba cierta gracia una movida catalana surrealista instalada en la capital de Europa.

Mas en un momento dado imposible de determinar, todo cambió. Las fachadas de los edificios amanecieron con pintadas exigiendo la libertad de presos políticos o a favor de una república que nadie —¡ni ellos!— sabe si existe o no. Los rótulos en francés fueron tapados con adhesivos en catalán; lo mismo pasó en los bares, restaurantes y el transporte público. Jóvenes de aspecto estrafalario no sólo se colaban en el metro con perros peligrosos, sino que empezaron a okupar edificios enteros en el corazón de Bruselas.

El Ayuntamiento ha recibido solicitudes para que pague el alquiler de varias fincas okupadas, como asimismo el de ¡un banco expropiado! La seriedad se ha esfumado de las aulas de los colegios para desesperación de los docentes desde que se ha puesto de moda entre el alumnado imitar el acento del presidente fugado en francés o inglés, lo que siempre acaba en desenfrenadas carcajadas. Los medios de comunicación, las webs, las redes sociales… ¡ya no queda espacio alguno que no haya sido tomado por los invasores!

Además, se han entrometido en la política belga, a todos los niveles, repartiendo lecciones y órdenes como “Wake up!”, que se mire como se mire es una barbaridad. Hacen llamadas a la desobediencia cívica. Se declaran demócratas y amantes de la paz, sólo para pronunciar diatribitas anti europeístas que realmente dan miedo. Toda Bruselas yace bajo una repulsiva marea de lazos amarillos y apesta a purines y virutas.

Ahora bien, lo peor de todo para la señora Claes son las caceroladas que no le dejan dormir o los escraches que montan en la portería de cualquiera que haya osado llevarles la contraria a los invasores. Eso y el intercambio de claxonazos cada vez que se cruzan dos conductores catalanes. Esto último realmente le saca de quicio. ¿Cómo puede sentirse oprimida esta gente que hace en todas partes lo que le da la real gana? Corre un rumor que dice que planean cruzar Francia en sus tractores con intención de bloquear la capital de Europa.

Hasta ahora nunca se lo había planteado, pero si esta situación persiste, se verá obligada a marcharse de Bruselas. Aunque mejor sería que antes volviesen ellos a su casa, sentencia convencida la señora Claes. Reza para ello todas las noches antes de acostarse tres avemarías».



4 comentarios:

  1. Yo no se hasta que punto podría ser cierto todo lo relatado, pero hay una frase, G.U., que da en el clavo. Es corta, simple sencilla y como deben ser las frases, contundentes. Y ahí si que intuyo la gente de Bruselas debe de estar escamada:

    ".... Decían sentirse un pueblo oprimido; más bien ocioso, opina la señora Claes. ..."

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  2. A mí, además, me gusta esa de "¿Cómo puede sentirse oprimida esta gente que hace en todas partes lo que le da la real gana?" Pues eso.
    Lo siguiente es real. Vista la última proposición de Puigdemont sobre Jordi Sánchez (honorable president) y sobre él (algo así como emérito en Bélgica), cobrando, en la mansión de Waterloo, creo que ya ha traspasado el límite de la marrullería y se ha instalado en la sinvergonzonería pura. ¿Se lo van a tolerar? MJ

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    1. Pues claro que se lo van a tolerar y más.... esos separatistas nazzionalistes lo dan todo....¿todo?....si, TODO por la Llibertad de "ellos" por supuesto, los demás somos "siervos" lo han dejado bien claro...Lo único bueno de todo este circo es que nos han puesto clarito quienes son y lo que harían de nosotros si pudieran.... Leeros Adios a Berlin, de Christopher Isherwood y atended a lo que dice un berlines de religión judía " los nazzis no seran ningún problema, cuando lleguen al poder los pararemos"....y mira donde acabaron . De los separatistas no hay que fiarse, no quieren irse (separarse) lo que quieren es que nosotros nos marchemos....


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    2. Se pregunta MJ sobre si los procesistas tolerarán esas últimas marrullerías. Yo estoy con Chordi: ¡claro que las tolerarán! Y, gracias a este circo, nos están quedando muchas cosas mucho más claras, por si no las tuviéramos bastante.

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