Edificio Caixa Fòrum Barcelona / (Fotografía: Arnim Schulz / granuribe50) |
Hablamos de Albert Boadella, con su libro Joven, no me cabree (B EDICIONES), una obra bastante discretita, pero en la que se muestra tan coñón como siempre. En ella, un listillo que está haciendo el doctorado quiere hurgar en la faceta de Albert de cuando era "transgresor", "progresista" y "muy de izquierdas". El imberbe muchacho le va haciendo preguntas a Boadella, y éste le responde una por una, ejerciendo de Pigmalión que le explica cosas del teatro, de la música, de pintura y de escultura, de la política, de la vida. Y aprovecha para justificarle por qué no considera al cine como un arte; películas (algunas muy buenas) que se olvidarán, a diferencia del teatro, que sí lo es, según él. «Esquiles, Sófocles y Eurípides siguen causando emoción. Y las comedias de Aristófanes aún nos divierten», le explica cuando habla de teatro, que es su hábitat. G.U. asistió con gozo a casi todas sus obras, nos referímos a una época ya pasada en la que el teatro nos gustaba, no el truño en que se ha convertido, salvo algunas y contadas excepciones (seamos "siempre positifos, nunca negatifos" ni "destructores").
Pero G.U. lo que tenía hoy es ganas de hablarles a ustedes de música, concretamente de la Quinta Sinfonía de Beethoven, que estaba escuchando esta mañana en la versión del divo Karajan, con ánimo de adquirir la vitamínica energía necesaria para afrontar con éxito la jornada veraniega. Y por ello, recupera ese fragmento de aquel libro de Boadella, en la que Albert le adoctrinaba a su discípulo:Y hablamos de Cayetana Álvarez de Toledo, que escribió un prólogo tal vez mejor que el librito. Les ofrecemos una breve muestra, que refleja algo que G.U. ha pensado a veces, incapaz de verbalizarlo.
«—Si quiere oler algo de lo que significa el sentido del ritmo, me escucha fanáticamente el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven. Comience por las cuatro notas iniciales, tres cortas y una larga (Pa, pa, pa, paaam), que forman el núcleo de este primer movimiento. Después se adentra en el desarrollo posterior. Es una artesanía magistral. Si deja de lado sus fósiles mentales, comprobará cómo a partir de un tema tan desnudo se van construyendo miles y miles de impulsiones conmovedoras. — No sé si a mí esa música me hará sentir tantas... — Si posee un mínimo de receptividad, entenderá enseguida que esa música nada tiene que ver con el tamtam de sus gustos tribales. Puede parecérselo a las masas ignorantes, pero una cosa y la otra están separadas por milenios de civilización». |
Hagamos caso al "maestro" Boadella y veamos y escuchemos a otro maestro (un poco creído, eso sí).
Gracias por traerte a colación.
ResponderEliminarCon Cayetana, poca broma. Aquí se ríen de ella, pero es una persona cultísima a la que no le hacen falta suplantaciones titulares, pues los títulos los tiene acreditados.
Sobre Boadella, decir que no fue profeta en su tierra, porque no le doró la píldora al exhonorable en aquella formidable obra Poderoso rey Ubú, y claro, eso se pagó no permitiendo que actuara en el Romea porque le quitaron la prórroga, así que uno tuvo que ir a Madrid a verla.
Sobre el maestro sordo....¡el sordo soy yo! que no tengo capacidad para poder entenderle.
Gracias por el video¡
Un abrazote
Si eso piensa Cayetana lo disimula muy bien por la cuenta que le trae. Un beso
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