martes, 21 de enero de 2025

El plátano de Cattelan, vendido por 6.200.000$

¡Maurizio Cattelan ha vuelto!, Sin título, 2001. [Foto: Zeno Zotti]
Hace unos días surgía en un comentario a la entrada Algunos aspectos del arte pop, del blog de F.C, una mención al plátano de Maurizio Cattelan, que lleva por nombre Comedian. Allí se hablaba de que se había vendido por ciento cincuenta mil dólares en 2019. No pertenece al arte pop pero venía al hilo.
Maurizio Cattelan, Comedian, 2019
Cattelan presentó Comedian en la feria Art Basel de Miami, en 2019. Había pasado un año intentando hacer una escultura de un plátano; probó con resina y con bronce. También con mármol de Carrara, como hiciera en su obra L.O.V.E. Amor. Odio. Venganza. Eternidad («il dito di Cattelan», lo llaman los milaneses) ante el Palazzo Mezzanotte de Milán. Es un edificio construido a principios de los años 30 y actual sede de la Bolsa en la capital económica de Italia. Iba con segundas y no gustó a los bolsistas.   
Maurizio Cattelan, L.O.V.E. ante la sede de la Bolsa de Milán
Al final, Cattelan se decidió por un plátano de verdad. La obra consistía, como pueden apreciar, en un plátano sujeto con una cinta adhesiva gris a una pared blanca. No sabemos si se trata, en parte, de un homenaje al plátano de Warhol, portada del disco de la Velvet Underground. Al menos, lo parece. El caso es que la notoriedad de la pieza se disparó cuando un artista, David Datuna, decidió tomar la obra y comérsela, acto que fue grabado por los asistentes de la feria. Al acto de comer la obra de Cattelan, Datuna la denominó Hungry artist ("artista hambriento"). No es el caso de ninguno de esos dos tipos.
David Datuna se zampa el plátano de Cattelan
El precio de salida era de 120.000$. Y entonces el New York Post puso la obra en su portada, asegurando su inmortalidad: «¡Plátanos! El mundo del arte se ha vuelto loco», se leía.
Portada del New York Post
Después de que Datuso se zampara el plátano, la obra se repuso en su lugar y la pieza se acabó vendiendo por los 150.000 dólares antes citados, treinta mil más que el precio de salida. Ha habido desde entonces muchos comentarios burlones, pero también ardientes defensores de Comedian.

En efecto, Un columnista "experto", como Nate Freeman, escribe en Vanity Fair:

«'Comedian' está profundamente comprometido con los movimientos históricos del arte, en línea con los principios dadaístas de los ready-mades de Duchamp, mezclados con la naturaleza efímera del conceptualismo basado en la instrucción. El propietario de la obra no solo recibe un plátano y cinta aislante; recibe un manual de 14 páginas que especifica cómo pegar el plátano y dónde colocarlo en la pared, junto con un certificado de autenticidad».

Un experto de aquí, Miguel Ángel Cagigal (conocido como "El Barroquista"), autor de Otra Historia del Arte; no pasa nada si no te gustan Las Meninas, un libro muy estimable, era algo más cauto: «'Comedian' es un comentario, no muy especialmente sutil pero muy potente, sobre la riqueza y la fugacidad, pero también, quizás, sobre lo efímero del arte». Y añadía: «Indignación. Carcajada. Burla. Enfado. Con ese acto, el artista se convirtió en viral. Un gesto más complejo de lo que parece».

A punto de venderse en Sotheby´s el plátano de Cattelan por 6,2 millones de dólares
Pues bien, que lo sepan, hará un par de meses que esa obra se vendió en Sotheby's por la módica cantidad de 6,2 millones de dólares. El comprador, un emprendedor chino de las criptomonedas llamado Justin Sun, ha recibido, junto a la pieza de fruta y la cinta adhesiva que la sostiene en la pared, un certificado de autenticidad del plátano (en realidad es una banana), que tiene que reponerse más o menos cada siete días (según las recomendaciones del propio artista y de la casa de subastas).

G.U. opina como el New York Post. Otro día expondremos algunas obras más del gamberrete Maurizio Cattelan, un artista espabilado y provocador que se ha forrado con «su arte». Pero «avui no toca».

3 comentarios:



  1. Estimado G.U., parece que el arte contemporáneo ha alcanzado un nuevo nivel de ironía con *Comedian*, la obra de Maurizio Cattelan que consiste en un plátano adherido a una pared con cinta adhesiva. Vendida recientemente por 6,2 millones de dólares, esta pieza no solo revive el espíritu de los *ready-mades* de Marcel Duchamp, sino que lo lleva al extremo más absurdo y provocador.

    Duchamp, con su famosa *Fountain* (1917), transformó un urinario en arte al descontextualizarlo y presentarlo en una galería. Su gesto era una crítica a las nociones tradicionales del arte, priorizando la idea sobre la ejecución material. Cattelan, un siglo después, parece seguir esa senda pero con un toque de sátira más mordaz. Su plátano no es solo un objeto cotidiano elevado al estatus artístico; es también un espejo que refleja la voracidad y el absurdo del mercado del arte contemporáneo.

    Lo curioso es que *Comedian* no es solo el plátano y la cinta: incluye un certificado de autenticidad y un manual con instrucciones precisas para reemplazar la fruta cada semana. Este detalle subraya la efimeridad del objeto físico y desplaza el valor hacia el concepto, algo muy duchampiano. Sin embargo, mientras Duchamp buscaba desafiar los límites del arte con una intención filosófica, Cattelan parece burlarse abiertamente tanto del sistema como de quienes participan en él.

    La venta millonaria de esta obra plantea preguntas incómodas: ¿qué estamos comprando realmente cuando adquirimos arte conceptual? ¿La idea? ¿El prestigio? ¿O simplemente el derecho a ser parte de una broma global? Como bien dijo un crítico, este plátano no es solo una obra; es un fenómeno cultural que combina arte, memes y especulación financiera.

    En definitiva, G.U., si Duchamp abrió la puerta para que cualquier cosa pudiera ser arte dependiendo del contexto, Cattelan ha convertido esa puerta en una especie de teatro del absurdo. Quizás la verdadera obra maestra aquí no sea el plátano en sí, sino nuestra reacción colectiva ante él. ¿Estamos ante una genialidad o ante una broma demasiado cara? Tal vez ambas cosas...

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  2. Tiene aspecto
    de ser de mi
    tierra , el
    plátano,
    obviamente.

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  3. Bueno, aquí posemos hablar de concepto u objeto.
    Esto ya empezó con Tzara, y le pagaron por su obra.
    El plátano vale lo que han querido pagar por él. Nadie ha puesto una pistola al cuello a nadie. ¿Qué uno no hubiera pagado por ese objeto es cifra?, seguro, pero es que uno no tiene ese dinero, ni la fama de ese objeto que todos saben lo que vale y que, por lo tanto, tiene ese valor en el mercado y que ya no bajará de valor.
    No hay que mirarlo como arte, no lo es, no hay que mirarlo como concepto, no lo es, hay que mirarlo como objeto, como valor añadido. Eso es lo que es y han pagado por eso. No se va a devaluar, por mucho que protestemos, pues hablamos de cosas diferentes, una cosa es el conceptop (eso es una mierda, ya lo sabemos) y otra el objeto (eso vale tanto millones...ya lo sabemos).
    Un abrazote

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