viernes, 1 de noviembre de 2024

Lo no hecho, no hecho está. Ahora, a ver qué

Se está repitiendo mucho estos días esta frase: «somos un Estado fallido». G.U. la suscribe, ya que estamos ante un ejemplo más de incompetencia y de desidia. Tantas administraciones que se tiran los trastos unas a otras, tantos sueldos inútiles de tanta gente, etc., total para que luego suceda esto, que no pasamos a describirles, puesto que el caos y el dolor es manifiesto. 

Mazón y Sánchez
Ya se puede poner el señor Mazón (pesidente de la Comunidad Valenciana) un chalequito rojo para que se vea que está ayudando y no se fijen en él; ya Sánchez poniendo carita compungida, con su jersey de cremallera a lo "Marcelino Camacho" (G.U. conserva algunos), ambos con su suave pelito canoso; ya está la administración central quitándose las moscas de encima. El ejército tendría que haber sido movilizado desde el principio por orden del gobierno central, sin necesidad de que nadie solicitara su ayuda. Sí, pero también hay que decir que la maquinaria que se requiere para su labor (camiones, excavadoras, etc.) es difícil que pueda llegar "a la voz de ¡ya!" si están todos los accesos cortados. 

Minutos de silencio por aquí y por allá, pomposos funerales, suspensión de partidos de fútbol, promesas de ayudas y créditos, en fin, todo eso que hemos presenciado otras veces. Esto no tiene ya arreglo en cuanto a la prevención y a la reacción inmediata cuando ha caído el agua de modo salvaje en zonas tan puntuales y ni dios ha hecho nada. "Lo no hecho, no hecho está". Esperaremos a la próxima, a ver qué. Pero antes, cuando esto pase un poco, tendremos el habitual circo político acerca de quién es peor.


Pero el daño está hecho desde hace décadas. G.U. no dice nada nuevo que no se sepa ya. Hemos "alicatado" grandes zonas del litoral mediterráneo. Asfalto y hormigón a mansalva; se han desviado cauces naturales de agua para poder urbanizar las zonas planas más apetecibles, se han habilitado paseos estupendos en las riberas de ramblas o ríos y el agua cada vez tiene menos superficie para filtrarse al terreno. El Mediterráneo este verano estaba muy caliente, sí, pero cada año lo estará más.

Nadie puede saber cuándo, dónde y cuánto va a llover con la antelación suficiente como para evitar todos los desastres; pero sí se sabe perfectamente por dónde va a correr el agua —que siempre va hacia el mar, y "no se la salta un gitano"— cuando ocurra el aguacero y el desbordamiento del cauce.

Mapa general de las zonas inundables de España
El conocimiento de su curso es tan preciso que hay mapas oficiales que delimitan metro a metro por dónde va a romper la escorrentía en las áreas de mayor riesgo. Son las zonas inundables. La Ley del Suelo de 2008 hizo algo, se dieron recomendaciones, se establecieron prohibiciones, pero, aparte de derribar algunos chiringuitos en la costa, nadie desea cumplirla a rajatabla. Tampoco la Administración tiene mucho interés en dar a conocer esas áreas de riesgo y ni siquiera en tenerlas en cuenta. Sobre todo los ayuntamientos, puesto que sus ingresos más jugosos son por la calificación del suelo. Y, claro, los propietarios se han ido confiando, quizá pensando que «eso no me pasará a mí sino a otro».

Detalle del plano anterior referido a la zona de Valencia
El caso es que cuatro millones de habitantes están expuestos al peligro en España; pero, en efecto, no todos son conscientes de vivir en un terreno con riesgo más o menos elevado y de sufrir el fenómeno natural que más destrozos, daños económicos y muertes causa cada año. 

Algunos "expertos" piensan que «sólo hay una solución, la retirada estratégica: compensar a las personas que viven en estas zonas inundables y encontrarles alojamiento en otro lugar, para corregir los errores que cometimos en el pasado. No se trata de pensar que hemos perdido la guerra contra la naturaleza, como algunos la presentan, sino de buscar una forma de vivir en simbiosis con ella. Esto requiere tiempo y dinero, pero si no queremos seguir perdiendo vidas y gastando millones de euros sin parar en reconstruir lo destruido, no hay otra solución» (sic). Eso está muy bien, es la voz de "los expertos" pero, ¿quién le pone el cascabel al gato, cómo se arbitra eso y dónde metemos a la gente? 

Enlaces:

No hay comentarios:

Publicar un comentario