Se está repitiendo mucho estos días esta frase: «somos un Estado fallido». G.U. la suscribe, ya que estamos ante un ejemplo más de incompetencia y de desidia. Tantas administraciones que se tiran los trastos unas a otras,
tantos sueldos inútiles de tanta gente, etc., total para que luego suceda esto, que no pasamos a
describirles, puesto que el caos y el dolor es manifiesto.
|
Mazón y Sánchez |
Ya se puede poner
el señor Mazón (pesidente de la Comunidad Valenciana) un chalequito rojo para
que se vea que está ayudando y no se fijen en él; ya Sánchez poniendo carita compungida, con su jersey de cremallera a lo "Marcelino Camacho" (G.U. conserva algunos), ambos con su suave pelito canoso; ya está la administración central quitándose las
moscas de encima. El ejército tendría que haber sido movilizado desde el principio por orden del gobierno central, sin necesidad de que nadie solicitara su ayuda. Sí, pero también hay que decir que la maquinaria que se requiere para su labor (camiones, excavadoras, etc.) es difícil que pueda llegar "a la voz de ¡ya!" si están todos los accesos cortados.
Minutos de silencio por aquí y por allá, pomposos funerales, suspensión de partidos de fútbol, promesas de
ayudas y créditos, en fin, todo eso que hemos presenciado otras veces. Esto no
tiene ya arreglo en cuanto a la prevención y a la reacción inmediata cuando ha
caído el agua de modo salvaje en zonas tan puntuales y ni dios ha hecho
nada. "Lo no hecho, no hecho está". Esperaremos a la próxima, a ver qué. Pero antes, cuando esto pase un poco, tendremos el habitual circo político acerca de quién es peor.
Pero el daño está hecho desde hace décadas. G.U. no dice nada nuevo que no se
sepa ya. Hemos "alicatado" grandes zonas del litoral mediterráneo. Asfalto y
hormigón a mansalva; se han desviado cauces naturales de agua para poder
urbanizar las zonas planas más apetecibles, se han habilitado paseos
estupendos en las riberas de ramblas o ríos y el agua cada vez tiene menos superficie para filtrarse al terreno. El Mediterráneo este verano estaba muy caliente, sí, pero cada año lo estará más.
Nadie puede saber cuándo, dónde y cuánto va a llover con la antelación
suficiente como para evitar todos los desastres; pero sí se sabe perfectamente
por dónde va a correr el agua —que siempre va hacia el mar, y "no se la salta
un gitano"— cuando ocurra el aguacero y el desbordamiento del cauce.
|
Mapa general de las zonas inundables de España |
El
conocimiento de su curso es tan preciso que hay mapas oficiales que delimitan
metro a metro por dónde va a romper la escorrentía en las áreas de mayor
riesgo. Son las zonas inundables. La Ley del Suelo de 2008 hizo algo, se
dieron recomendaciones, se establecieron prohibiciones, pero, aparte de
derribar algunos chiringuitos en la costa, nadie desea cumplirla a rajatabla.
Tampoco la Administración tiene mucho interés en dar a conocer esas áreas de
riesgo y ni siquiera en tenerlas en cuenta. Sobre todo los ayuntamientos,
puesto que sus ingresos más jugosos son por la calificación del suelo. Y, claro, los propietarios se han ido confiando, quizá pensando que «eso no me pasará a mí sino a otro».
|
Detalle del plano anterior referido a la zona de Valencia |
El caso es que cuatro millones de habitantes están expuestos al peligro en
España; pero, en efecto, no todos son conscientes de vivir en un terreno con riesgo más o
menos elevado y de sufrir el fenómeno natural que más destrozos, daños
económicos y muertes causa cada año.
Algunos "expertos" piensan que «sólo hay
una solución, la retirada estratégica: compensar a las personas que viven en
estas zonas inundables y encontrarles alojamiento en otro lugar, para corregir
los errores que cometimos en el pasado. No se trata de pensar que hemos
perdido la guerra contra la naturaleza, como algunos la presentan, sino de
buscar una forma de vivir en simbiosis con ella. Esto requiere tiempo y
dinero, pero si no queremos seguir perdiendo vidas y gastando millones de
euros sin parar en reconstruir lo destruido, no hay otra solución» (sic). Eso está
muy bien, es la voz de "los expertos" pero, ¿quién le pone el cascabel al
gato, cómo se arbitra eso y dónde metemos a la gente?
Enlaces:
No hay comentarios:
Publicar un comentario