Este verano G.U. se ha acercado de nuevo por Vélez Blanco, un lugar que le
encanta y que cuenta con un castillo muy especial. Le trae muchos recuerdos, desde
que lo visitó en 1971 durante un viaje a Andalucía con unas francesitas, una de ellas muy estudiosa, que iba armada con la exhaustiva
Guide Bleu francesa de
entonces y no se le escapaba ni una. Allí ya se hablaba de un patio de mármol ausente. Luego, la proximidad a Lorca, lugar de
origen de doña Perpetua, hizo que este bloguero volviera por allí en ocasiones. Esta vez ha "celebrado" la Diada de Cataluña en este alejado lugar.
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Vélez Blanco (Almería), castillo / [granuribe50 (11/9/2023)]
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Pero esta vez, los años pesan no saben ustedes cuánto, ha decidido subir hasta el castillo en coche y por su retaguardia, no a patita y desde el pueblo como entonces.
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Vélez Blanco (Almería), castillo / [granuribe50 (11/9/2023)]
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Vélez Blanco (Almería), castillo / [granuribe50 (11/9/2023)] |
El caso es que el castillo de Vélez Blanco contó hasta 1904 con un patio renacentista del S.XVI, tal como explicaba la Guide Bleu. Fue entonces cuando su
propietario, a la sazón el duque de Medina Sidonia, lo vendió por la suma de
80.000 pesetas al anticuario francés J. Goldberg, el cual lo hizo desmontar
piedra a piedra y llevarlo a lomos de unos esforzados burros hasta el puerto de Cartagena, para
luego enviarlo a Nueva York, vía Marsella, pasando por París, donde ese tipo tenía montado su negocio. Un dibujo acuarelado más o menos de esa época nos lo interpretaba así:
En EEUU se imponía una moda revivalista y la pasión por el pasado
europeo, así que se instaló en una casa de la esquina de la calle 70 con Park Avenue,
propiedad del millonario Georges Blumenthal. Así de rumboso lucía en su mansión:
Pero resultó que, a su muerte, los herederos no sabían muy bien qué hacer con eso y lo
donaron o vendieron al
Metropolitan Museum of Art (The MET), de Nueva York, donde actualmente constituye una joya de la
colección renacentista. En él, por problemas del espacio expositivo, se montó invertido
respecto a su ubicación original.
Ya hace más de veinte años desde que se habló de construir una copia del patio del castillo.
Se encargaron impactantes estudios en 3D realizados en Nueva York y se
redactaron los pliegos para la contratación del proyecto. Se
dijo que era con el objetivo de fomentar el turismo de la zona y dar trabajo a albañiles, constructores y también a los marmolistas y canteros de Macael (el mármol es de allí). Por
supuesto, en ningún momento se habló de que se devolviese el original piedra a
piedra (no estamos hablando de los mármoles de lord Elgin ni del Partenón...). Todo ello sumaba
medio millón de euros. No se hizo nada entonces, aunque dada la chapucería
que nos es innata y la dificultad del empeño, mejor así.
Pasó el tiempo. Hace poco se habló de recabar fondos de Europa para la reconstrucción, que se estimaban en cinco millones de euritos. Nada de nada tampoco, claro. Técnicos y más técnicos, políticos y más políticos
visitando el lugar y haciendo promesas. Y en esas seguimos. En la imagen
inferior, el lugar donde se debería instalar el patio de marras.
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Vélez Blanco (Almería), mirador del castillo |
Salimos del castillo un poco deprimidos, sí. Pero rápidamente se recupera uno al divisar las cubiertas de teja de las casas del pueblo, que conforman un conjunto armonioso, y ese paisaje almeriense que se tiende bajo la mole del castillo, a caballo
entre Murcia y Almería.
Ça vaut le voyage!, como exclamaría Monsieur Michelin (***).
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Vélez Blanco (Almería), castillo / [granuribe50 (11/9/2023)]
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Vélez Blanco (Almería), vista desde el castillo / [granuribe50 (11/9/2023)]
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Vélez Blanco (Almería), vista desde el castillo / [granuribe50 (11/9/2023)]
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Ahhhh....te me quejas de que ya no te viene de gusto subir a "patita", por razones de edad, sin embargo te veo joven, al menos detrás de esa camiseta del AT de Bilbao.
ResponderEliminarEs curioso eso de desmontar un patio entero y llevarlo allende mares por razones de gusto y sobranza de dinero.
Muy buena crónica y muy buenas fotos.
Me alegro de que tu visita, al menos en lo que al paisaje se refiere, haya sido tal como esperabas.
Un abrazo
Me rejuvenece llevar esa indumentaria. Todavía recuerdo cuando, con Uribe de figura estelar en plan Di Stéfano, el Atlético de Bilbao le ganó la final de Copa del Generalísimo al Madrid por 2-0 en el Bernabéu (Chamartín entonces). "Los once aldeanos" les llamaban los madrileños antes de empezar el partido...
EliminarEn cuanto a la visita, muy bien; siempre me gusta ir a ese pueblo y subir al castillo por la retaguardia. Esta vez, cosa rara, no nos encontramos por la calle a Inocencio (Chencho) Arias, aquel tipo de pajarita que creo que fue ministro de Exteriores y vive en Vélez Blanco.
Un abrazo
Murcia, Lorca, Cartagena hasta Motril(Granada),sí que he estado porque tenía un cuñado en el último pueblo, de playa con arena negra. Las fotos son muy bonitas, me recuerdan los pueblos blancos de Málaga. Lo del traslado piedra a piedra, qué manía les dio. Claro que el cambio de dólar/peseta, lo permitía.
ResponderEliminarSaludos.
Sí recuerda un poco a esos pueblos de Málaga y también a algunos de Córdoba, como por ejemplo Iznájar, lugar de nacimiento del ínclito expresidente de la Generalitat Montilla.
EliminarVélez Blanco → Cartagena → Marsella → París → Nueva York con las piedras a cuestas. Ya son ganas de tener en casa un patio renacentista...
Saludos.
¡¡Vaya maravilla de castillo y de patio!! ¡ vaya moral la del Duque ese, que desmontó el patio piedra a piedra y se lo llevó a NY! ¡por mucho que quisiera epatar a los neoyorkinos con la obra! y... ¡ vaya remolones todos con lo que tardan para volverlo a instalar en su lugar de origen! Estupenda esta crónica de las venturas y desventuras de un patio renacentista y no te preocupes si has subido la cuesta hasta el castillo en coche, incluso desde aquí, por las fotografías ( estupendas por cierto) parece que la cuesta se las trae, con edad y sin ella, seguro se suda la gota gorda hasta allí arriba. Gracias y disculpa lo mucho que he tardado en contestarte en mi blog, se me acumula el trabajo de todo tipo ( aquí y fuera de aquí) y no doy abasto jaja y encima como me enrollo tanto no avanzo, pero me lo paso en grande de parloteo aquí con vosotros, por eso prefiero ir despacio, abusando de vuestra paciencia, para poder explayarme a gusto jaja Abrazo fuerte y buen finde!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus elogios. La verdad es que me hacen ilusión. En efecto, te repito lo que he escrito hace un rato a un comentario: Vélez Blanco → Cartagena → Marsella → París → Nueva York con las piedras a cuestas. Ya son ganas de tener en casa un patio renacentista...
EliminarNo había percibido ese retraso al que te refieres. Ahora me he metido en tu blog y veo lo que me has contestado. Muchas gracias por dedicarme esas líneas. Comparto plenamente lo que dices.
La diferencia con respecto a ti es que no tengo tanta facilidad de pluma (o de tecla) como tú, que escribes mucho y bien. Me hago mala sangre con facilidad cuando algún comentario me agrede y, en lugar de moderar, lo borro directamente. No quiero polémica ninguna.
Por lo demás, observo que si tienes la cortesía de contestar a todos los que te comentan, todavía te quedan unos cuantos por delante. ¡Que estrés!
Un abrazo fuerte.
El otro dia estuve de excursión con una amiga en la zona de las Merindades en Burgos y le comentaba que cualquier Iglesia que habíamos visto por el camino en EEUU se valoraria por una salvajada de dinero. Mientras, aquí las dejamos hundirse por falta de recursos y de inteligencia, más lo segundo que lo primero, en mi opinión.
ResponderEliminarUn saludo.
Se podrían llevar medio Frías o la ermita de Ojo Guareña, por ejemplo.
EliminarLos franceses son muy cuidadosos con todo lo que tienen y ensalzan hasta lo más banal como si fuera San Pedro del Vaticano.
Cerca de Vélez Blanco está una cueva llamada de "Los Letreros" con pinturas rupestres. Pues bien, a pesar de que pone un pequeño y oxidado cartel anunciador en la carretera, nunca he conseguido llegar hasta ella porque los caminos se pierden sin indicación alguna y... ni rastro de la cueva. Quizá la próxima vez.
Un saludo.
Ya sabes que te sigo desde hace años. Cuando faltas, lo echo en falta, valga la redundancia. Ahora me alegra comprobar que has retomado un poco el hilo, aunque de manera más pausada. Haces bien en tomarlo de esta manera, en mi opinión.
ResponderEliminarMe sumo a todo lo que se ha comentado aquí. Tienes buenos comentaristas, aunque siempre me parecen pocos. A María no la conocía de otras veces, a los otros sí, pero da gusto leerla también. Se disculpa por no haber contestado creo que a un comentario que le hiciste en él o algo así. Supongo que es cortés y educado contestar, pero no es obligatorio y además si hay muchos en cola puede significar un estrés terrible, me imagino.
En cuanto a tu entrada, no sé, se nota en algo que has sido profesor. He mirado en Wikipedia información sobre ese castillo, siguiendo el enlace que suministras. Está bien, pero tu capacidad de explicar brevemente las cosas alternando con buenas imágenes, bien escogidas, la encuentro didáctica y me gusta. Ahora sé que cuando viaje por allí, una parada en Vélez Blanco caerá seguro.
Muchas gracias, pero no te me vengas arriba...
F.G.
¡Gracias a ti!
ResponderEliminarHe estado rastreando en el archivo del blog (columna de la derecha en el ordenador) y he encontrado comentarios tuyos incluso ya desde 2016. 2015 no he llegado a revisarlo, pero no me sorprendería que los hubiera también. En aquella época yo escribía casi cada día. Llegó a estresarme un poco pero, como no me comentaba casi nadie, no tenía el trabajo de emitir muchas respuestas. Era frecuente que tú fueras uno de ellos.
Procuro ser claro y escueto en lo que escribo aquí. Sé que la gente lee deprisa en Internet y se cansa con facilidad si hay mucha letra. Por eso procuro ser breve y alternar con imágenes. Casi como si hiciera un PowerPoint para mis alumnos (hice bastantes de esta manera).
Gracias otra vez. Tranquilo, no me vengo arriba con facilidad...