A G.U. nadie le ha preguntado nunca qué obra de la música clásica es la que más le emociona. Hay bastantes, pero si se lo preguntaran respondería, sin dudarlo un momento: la Séptima Sinfonía de Beethoven, que tanto gustaba a Wagner o incluso a Mahler. También era la preferida del cuñado de este bloguero, fallecido este año (Covid y otros problemas), con el que la vio y escuchó por primera vez una mañana de domingo de 1969 en el Palau de la Música, en versión de la Orquesta Ciudad de Barcelona (Orquestra Simfònica de Barcelona i Nacional de Cataluña la llaman ahora, de modo rimbombante). En fin, muy buena esa versión, pero nada comparado con la interpretación que Claudio Abbado hizo con la Orquesta Filarmónica de Berlín en la Accademia Nazionale di Santa Cecilia, en Roma, el 12 de febrero de 2001. Ese primer movimiento, Vivace, con la entrada del oboe, y la transición hacia la melancolía del segundo movimiento, paradójicamente un Allegreto, o el embriagador Finale con brío (así cuentan las crónicas que salieron los asistentes a su estreno en 1813, embriagados) son maravillosos. Dulzura, ceremonia, vitalidad y energía a tope, de todo hay en ella.
Dado que hace ya mucho tiempo que no va a las salas de conciertos, G.U. está suscrito a los que ofrece la susodicha Filarmónica de Berlín y, de vez en cuando, se sienta ante la tele, batuta en mano y auriculares (el sonido del altavoz de su TV es bastante malo), y ve algunos de los conciertos que tienen en su archivo. Hoy era un día especial, porque se cumplen precisamente siete años de la muerte de ese gran director, Claudio Abbado (26/6/1933—20/1/2014), y ha aprovechado para revisitar esa sinfonía de Beethoven y alguna otra de la serie de Roma. Lástima, en YouTube solo ha encontrado para mostrar aquí un breve fragmento del segundo movimiento, precioso, pero no el resto. Aquí se lo presenta a ustedes, aunque si tuvieran oportunidad y les gusta la música no duden en ver o escuchar la sinfonía entera.
Gracias, MJ. He añadido el movimiento completo, a cargo de Georg Solti y la Filarmónica de Berlín (a ver cuánto tarda en eliminarla YouTube —ya me han suprimido un montón—).
La Séptima es la sinfonía que más me gusta de Beethoven. Es una maravilla. Una obra como esta justifica la existencia del ser humano. Saludos Francesc Cornadó
Sí, a mí también es la que más me gusta de Beethoven y, como mis horizontes musicales son bastante más estrechos y limitados que los tuyos, de toda la historia de la música.
A mi hijo mayor le ponía Mozart desde bebé, a dia de hoy supera en mucho a sus 16 años la cultura musical de su padre. Conoce muchas obras de música clásica y me recomienda algunas, lo que me llena de orgullo, ver que tu descendencia se va "desasnando" le hace a uno feliz.
Todo induce a pensar...
ResponderEliminarSalut
Pues sí, en eso estamos, a ver si nuestras meninges rejuvenecen un poco (dos siglos, por lo menos).
EliminarMuchas gracias, G.U. Un pequeño fragmento representativo. MJ
ResponderEliminarGracias, MJ. He añadido el movimiento completo, a cargo de Georg Solti y la Filarmónica de Berlín (a ver cuánto tarda en eliminarla YouTube —ya me han suprimido un montón—).
EliminarLa Séptima es la sinfonía que más me gusta de Beethoven. Es una maravilla.
ResponderEliminarUna obra como esta justifica la existencia del ser humano.
Saludos
Francesc Cornadó
Sí, a mí también es la que más me gusta de Beethoven y, como mis horizontes musicales son bastante más estrechos y limitados que los tuyos, de toda la historia de la música.
EliminarA mi hijo mayor le ponía Mozart desde bebé, a dia de hoy supera en mucho a sus 16 años la cultura musical de su padre. Conoce muchas obras de música clásica y me recomienda algunas, lo que me llena de orgullo, ver que tu descendencia se va "desasnando" le hace a uno feliz.
ResponderEliminarUn saludo.
Pérmiteme GranUribe, que desde aquí felicite a Daniel.
EliminarSaludos
Francesc Cornadó
Te lo permito, amigo Francesc. Esta es tu casa y lo que consiguió Daniel con su hijo mayor merece una felicitación.
EliminarDaniel, te remito a la respuesta que le ha dado al buen amigo Francesc, un tipo culto donde los haya.
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