domingo, 20 de octubre de 2019

Hay un momento para cada cosa en Barcelona

Tot Barcelona ha dedicado una entrada de su blog a las cosas que se pueden hacer estos días en Barcelona, ilustrado con imágenes muy bien escogidas. Se trata de un pequeño reportaje, triste y sentido, que les recomiendo vivamente a ustedes. Lo titula Eclesiastés barcelonés: Hay un momento para cada cosa. En él hay (son los pies de foto):

«Momento para trabajar; y otro para amar; uno para mitigar la sed; y otros para pasear por medio de la autopista; un momento para el footing; y  momentos para el shopping. Hay momentos para acunar; y otros, para hacer espacio y aparcar la moto; e incluso, hay momentos para encender un cigarrillo mientras se pasea».

A lo que Francesc Cornadó apostilla en un comentario no menos triste:

«Pero no hay un momento para sentar la cabeza, no hay un momento para estudiar, no hay un momento para la belleza, no hay un momento para el diálogo, no hay un momento para la concordia, no hay un momento para la cordura, no hay un momento para la tolerancia, no hay un momento para...

Faltan tantos momentos...».

Tranquila cena de turistas en una terraza de Ronda de San Pedro (Barcelona) la noche del 18/10/2019
Fotografía: FERRAN NADEU
Bien, aunque el colega Francesc habla de diálogo, a uno le parece que no se está refiriendo precisamente al que se produce entre los guiris (o no) de la fotografía de Ferran Nadeu. Uno y otro, Tot Barcelona y Francesc Cornadó, olvidan que hay también momentos para una cena sosegada y tranquila en la terraza de un ático de la Ronda de San Pedro, regada con buen vino tinto y en agradable compañía, sin prestar mucha atención a la batalla desigual entre unos niñatos —muchos de ellos con bambas carísimas, iphones de última generación, pelos tratados con queratina (200€ mínimo) y sudaderas de marca con capuchita— contra policías a los que, por lo que sea, no les dejan hacer bien su trabajo.

Increíble pero cierto. En efecto, se trata de una imagen pasmosa y que parece irreal, aunque ya pronto nos parecerá de lo más normal; pero no, no es un montaje de G.U. ¿Quién ha lanzado el infundio de que se va a resentir mucho el turismo de la ciudad condal, "archivo de cortesía"? ¿tal vez Madrit?

En fin, G.U. hubiera preferido que estas tristes jornadas barcelonesas le pillaran lejos de aquí, pero, por razones que no vienen al caso, no ha podido ser en esta ocasión, y bien que lo lamenta.

9 comentarios:

  1. También, y por lo que nos enseñas, hay un momento para platicar.
    Y al hilo de la foto:

    Barcelona=10 distritos; población al censo del 2017= 1.620.000 personas. Área urbana que abarca: 102 km2

    Supongamos que viene el 1´5% de la población a la manifestación de Plaza Urquinaona. Son 24.000 personas. No caben.
    ¿Qué quiero decir? que no son más que el 1% escasos. Dicen que medio millón en la Meridiana, pero de toda Catalunya, que son 7.500.000 personas censadas. Luego hay un millón y medio que no ha ido, al resto ni le interesa la historia, ni va con ellos, ni les importa o no tienen la edad. Pero a los que nos importa y no vamos, no se nos contabiliza, y es eso a lo que me vengo a referir.
    No son tantos, no l son, pero mil personas pueden cortar la autopista sin ningún problema.
    Salut
    Un abrazo

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    1. Estamos en una especie de apartheid en el que no contamos para nada, y si nos vamos... ¡mucho mejor!

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  2. Si, Gran Uribe, hay momentos para una cena en un ático, para una conversación con los amigos, naturalmente, todo ello sin ruidos.
    Es imprescindible el silencio. Que se callen y nos dejen pensar sin limitaciones.
    Abrazos
    Francesc Cornadó

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    1. Me gustan las cenas de amigos, lo que no soporto es los "pica pica" para compartir, especialmente en un restaurante. Si es jamón o gambas, vale, pero siempre hay alguien más rápido (en general el que menos habla) que se acaba zampando casi todo y llenando la tripa de mal año. Y si es algo más pringoso, me repugna que todos vayan metiendo el tenedor allí. Yo, a mi plato, y los demás que se apañen.

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  3. Los 520.000 que vinieron de todos los confines de Cataluña, cantando y riendo según ellos, coparon las carreteras más transitadas. Y por si faltaba alguno, ahí estaba Torra (el sin calificativo) para completar. Lo de las tardes-noches ¿será el resultado del "Tsunami antidemocràtic" que se les ha ido de las manos? Como dicen Tot y Cornadó, mal momento para la reflexión y la calma. MJ

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    1. Mal momento, en efecto, y para unas elecciones ni te cuento...

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  4. Mi mujer acaba de decir, viendo las noticias, que en unos años no vamos a ir a Cataluña de vacaciones, ya que en otros sitios se nos recibe de mejor gana (sin carteles, lazos, pintadas...). Además, ha dicho, me niego a pagar impuestos allí para que sea gente como Torra quien los "gestione". Supongo que algo parecido habrá ocurrido en otros hogares, con lo que sí que creo que en esa bonita tierra lo van a notar.
    Mateo M.

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    1. Yo, si fuera vosotros, tampoco vendría, qué quieres que te diga. Este destino no es recomendable. Yo mismo estoy deseando irme, pero no sé adónde, aunque se me recibe bien en todas partes, siempre y cuando diga que vengo de Albacete, como suelo hacer. La única excepción es el País Vasco, donde no tengo problemas de ese estilo al confesar mi procedencia auténtica. Conste que esto no me había pasado nunca, hasta que empezó el procés, y mira que he viajado por España...

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  5. !Qué triste todo! Ya se están quejando hosteleros, comerciantes y empresarios del daño que los actos vandálicos y los enfrentamientos van a costar a Cataluña y, sobre todo, a Barcelona. No sé si eso servirá de algo. De cualquier modo, y a pesar del miedo y el rechazo de estos últimos días tan violentos, a mí me parece más grave lo ocurrido en el otoño de 2017. Y hay un dato para mí esperanzador: ahora son 520.000 los venidos de todos los confines de Cataluña a manifestarse, 750, 000, según los organizadores, y no 1.000.000, y más del millón, como en manifestaciones anteriores. Mucho ruido, pero menos nueces.

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