domingo, 14 de julio de 2019

Pequeña crónica de unos días en Riaza (y 2)

Tras una plácida noche en la Posada de San Millán, de Sepúlveda, los dos viajeros se dispusieron a afrontar la jornada del sábado, 6 de julio. En principio estaba prevista una excursión matutina por los alrededores, ya que ignoraban que ese día había ya bailes en la plaza de Riaza, algo que estaba programado solo para el domingo. Al pasar por allí, había ya mucha gente vestida de cowboy, por lo que pararon para ver qué pasaba y, dado el ambiente, se quedaron, claro.


Y bien que hicieron en pasarse por allí. Había ya multitud de vaqueros y tipos duros procedentes de allende los mares, además de algún que otro cuatrero y forajido sobre el que quizá pesaba alguna orden de busca y captura en su tierra.


Y también muchas chicas con falda vaquera y botas de cowgirl, además de peligrosas mujeres de rojo... Y todos y todas, también algún ibicenco/a, bailando luego como locos en el medio de la plaza unas danzas de nada fácil aprendizaje.

Ni que decir tiene que G.U. hizo también sus pinitos, aunque espera perfeccionar su arte en casa con ayuda de una serie de vídeos tutoriales que publica Huercasa —la empresa agrícola organizadora del festival— y un CD que ha comprado por Internet. Y luego, a comer a la Plaza Mayor de Ayllón y al hotel a hacer la migdiada, como dicen los paisanos de G.U. (por cierto, en todas partes donde le preguntan su procedencia, dice que viene de Albacete).


Y el concierto del sábado también fue muy bueno, aunque hubo otra vez muchas dificultades para entrar, tal como explicábamos el día 12. Al margen de eso, el evento dura cinco horas, no dejan entrar bocadillos y, aparte de Cerveza La Virgen y los habituales gin tonics de media tarde, lo único que se sirve si no te quieres salir de la zona del concierto y hacer colas, son tuppers con ensaladas de legumbres (garbanzos, lentejas, alubias rojas y mazorcas de maíz) elaboradas por Huercasa, alimentos que resultaban bastante poco apetecibles a esas horas... Pero llenaron la panza con eso, y no se pasó hambre en ningún momento, la verdad.


El domingo por la mañana, después de asomarse los viajeros a las "Hoces del Duratón" (muy difíciles de fotografiar), emprenden nuevamente ruta hacia Riaza, donde les esperaba la última sesión de danza country en la plaza.


Allí, el director general de Huercasa, después de echar su habitual speech sobre la filosofía de su empresa, que está "comprometida con el medio ambiente, con la naturaleza y con el campo", se mostró nuevamente como un consumado bailarín, tal como muestra la imagen (en la presentación de diapositivas podrán ver varias veces a ese atildado sujeto).


Y ese es el tipo de músicas que sonaba por los altavoces, toda ella interpretada por artistas españoles, como Sonia León (de La Rosa Negra) y Eva Vázquez, que habían actuado la tarde anterior (salen en en el pase de diapositivas ambas). No es fácil bailar en sincronía todo eso, aunque pueda parecerlo: hay quien se entrena a lo largo de todo el año...

C´est la Vie (La Rosa Negra & The Peer All-Star Band) y Tulsa Time (Eva Vázquez & The Wolves)

Y aquí se acabó la fiesta, por lo que los viajeros regresaron a Sepúlveda, dispuestos a zamparse un magnífico corderito en Casa Paulino, que procedieron a deglutir sin demora a la salud de todos ustedes.


Y después, una prolongadísima siesta en la habitación del hotel, para bajar la comida y mitigar el cansancio acumulado.


Ya el lunes por la mañana, hubo que pasar por el pueblo, para reponer fondos en La Caixa. Y ya la vuelta a Barcelona, pasando por el Restaurante Español de Bujaraloz, naturalmente...


Y colorín colorado, esta es la modesta crónica de unos días diferentes y estupendos de los dos hermanitos...

[Clic para ampliar las imágenes]

3 comentarios:

  1. El reportaje fotográfico estupendo. Todo el mundo con atuendos muy propios para la ocasión, incluido G.U. Creo que yo también voy a consultar los videos tutoriales de Huercasa a ver si consigo dar unos pasos. MJ

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    1. Por lo que pude comprobar "in situ", el aprendizaje de todos los pasos no es fácil, aunque un poco más que la sardana.

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