sábado, 8 de junio de 2019

Una de las pocas fotos de mis padres juntos

Ustedes disculparán, pero hoy les va a hablar, sin que sirva de precedente, el alter ego de Gran Uribe, un tipo que se llama Álvaro, por si no lo saben. Y lo va a hacer en primera persona.



Y lo hago para comentar una foto de mis padres que me ha emocionado reencontrar hoy entre cosas antiguas. Conservo apenas media docena de imágenes en que estén los dos. En aquella época, hablo de 1945 (yo no nací hasta unos años después), la gente solo se retrataba en ocasiones muy señaladas y, por tanto, no era fácil pillarlos juntos en fotografía.


Mis padres tomaban lo que llamaban "el aperitivo" habitualmente, siempre que el trabajo lo permitía. Nunca perdieron esa costumbre; entre mis recuerdos de infancia está el de ir todos los domingos a tomar el piscolabis a un bar que llamábamos Patatetes, porque era una de las cosas que solíamos tomar allí, patatas fritas. Y eso está ya en mi ADN, hasta el punto de que no hay día que no dedique —ahora que por horarios me lo puedo permitir— unos momentos a tal menester, tan habitual en otras zonas de España. Y las patatetes y la cervecita nunca suelen faltar. Tampoco un "Gilda".

Pero aquella de la fotografía debía de ser también una ocasión señalada. En el reverso, con letra de mi padre (Carlos), se escribe que son las navidades de 1945, y el fotógrafo es de la Travesera Vieja de las Corts (cerca de casa, investigaré dónde). Sin duda, había nacido recientemente mi hermana Nievitas (lo hizo durante las bombas de Hiroshima), y por ello estaban la mar de contentos. No es para menos. Le he preguntado dónde cree que fue tomada esa foto, pero no me ha sabido responder (era una enana y no estaba allí), a pesar de que cuando tengo dudas de algún asunto familiar siempre la consulto: lo sabe todo, menos esto. Tampoco mi hermano Carlos me lo sabe decir.

Veo en la foto un sifón, un cubito para el hielo, un par de botellines y tres platitos, que bien podrían ser de patatas fritas, aceitunas o almendras. De "percebes", ni asomo, ni tampoco de "angulas". Nunca pasaron por casa esos productos, ni creo que se lo pudieran permitir en esa señalada ocasión, iban justitos. Pero esos dos letreros a su espalda nos revelan que acaso esa imagen fuera tomada en algún bar de la Barceloneta, un barrio al que luego fuimos con frecuencia con ellos, porque el tranvía 64 nos paraba al lado de casa. En fin, creo que nunca lo sabremos, tampoco quién era ese sujeto del sombrero con pinta de espía; aunque todo queda grabado en el universo y quién sabe, quizá algún día...


24 comentarios:

  1. También solíamos ir a un bar que llamábamos "El Barriguet", nombre inventado por nuestro padre en alusión a la principal característica física de su dueño, la barriga. En cuanto al bar de la foto, podría ser uno de los citados, o también algún bar de las Ramblas o incluso de la Barceloneta. No creo que las investigaciones de GU le conduzcan mucho más lejos...
    El Tapir

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    1. Descartados "El Barriguet" y las Ramblas. Las investigaciones han proseguido y empiezo a encontrar resultados, aunque no del sujeto del sombrero y gafas de sol.

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  2. Un comentario perfecto de una foto, además de entrañable y emocionante. Me gusta mucho el personaje del sujeto con sombrero, le da un interés especial a la fotografía. Quiero pensar que, en efecto, se trataba de un espía, que en uno de esos habituales ratos muertos que tenían los espías se estaba tomando un aperitivo tan ricamente.

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    1. ¡Gracias por el masaje! A mí también me encanta el tipo de la derecha, tan representativo...

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  3. Se ha borrado. Por segunda vez lo que había escrito así que, al.lotets menús, me voy a dormir.
    El Tapir

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  4. Un recuerdo entrañable, a pesar del espía.
    Salud
    Francesc Cornadó

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    1. Tengo tan pocas fotos de mis padres, e incluso mías de cuando era pequeño, que me emociona revisitarlas, yo diría que cada vez más.

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  5. Observo que hay aparcado un coche en batería. En Las Ramblas se podía aparcar en línea, pero creo que en batería , y por el espacio que hubiera quedado disponible detrás, sería un poco complejo.
    De foto de mis padres sólo poseo una.
    Salut

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    1. La verdad es que el sitio donde se tomaban el aperitivo mis padres aquel día de la navidad de 1945 era solo una excusa para comentar una fotografía suya que me ha emocionado reencontrar.

      No tengo muchas de ellos, claro que... menos tienes tú. Si no recuerdo mal, la única es la que publicas en la portada de tu libro "Las sombras se equivocaron de dueño".

      Pero he proseguido con mis investigaciones. Una fotografía de Catalá Roca (publicada en un libro titulado Barcelona/Madrid años cincuenta), la dirección del fotógrafo autor de la foto que figura en el reverso y el detalle del coche en batería me han dado buenas pistas. Cuento con el aval de mi hermana (que es la que sabe de estas cosas), que ha dado el visto bueno a mis conclusiones provisionales. En breve las publicaremos...

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  6. Por aportar algo más, las cenefas de la parte inferior del ventanal en grupos de tres, quizás puedan dar alguna pista. La mesa en el interior del local está puesta, podría ser un restaurante. La mujer del espía también está muy concentrada.
    La foto es estupenda. MJ

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  7. Misión cumplida y caso resuelto. Al fin he podido desarrollar mi frustrada vocación de detective y espía. Lo de la arquitectura no fue una buena idea, está claro. La pilastra y los sillares de la fotografía han sido localizados, en parte gracias a las aportaciones vía WhatsApp y vía comentaristas del blog. Gracias a todos (y a todas).

    He tenido en cuenta lo que me han dicho mis hermanos (vía WhatsApp), MJ, Tot Barcelona y los datos del reverso de la fotografía, acudiendo sin demora esta misma tarde al presunto lugar "de autos". El bar de mis padres (y del espía) ese día de las navidades de 1945 está en la plaza Francesc Macià (antigua Calvo Sotelo). Más o menos donde el bar Sándor (en aquella época era más grande y ocupaba mucho más espacio). Haremos próximamente un informe más detallado, incluyendo la fotografía de Català Roca, muy buena como todas las suyas.
    [img]https://3.bp.blogspot.com/-XFP3mt9ntFA/XP1kC70c0fI/AAAAAAAAqLo/Sk_1CTDOxPUoYI1AYRyNMkE7BSBqe1pPgCLcBGAs/s640/espia_1.jpg[/img]

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  8. A la espera de su informe pormenorizado, que seguro que, como todas sus entradas, nos hará pasar un buen rato.

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  9. Una foto preciosa, gran Uribe, entrañable. Y ahora ya localizada. Es usted un crack también como detective. Y como los buenos detectives con ayudantes perspicaces. Enhorabuena.

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  10. G.U., me tiene usted impresionada por su perspicacia. Ha dado usted con la clave de una foto que tiene nada menos que 74 años. El primer descarte del bar de la Pza.Bonanova ("El Barriguet") era fácil: a mediodía, hora del aperitivo, nunca da el sol, y menos en invierno. Lo de atar cabos con la fecha, la dirección del fotógrafo, los manjares anunciados en el cristal y, por fin, la identificación definitiva gracias a la comprobación "in situ" de las molduras de la fachada son todo mérito suyo. Enhorabuena, G.U., es usted un magnífico detective.
    Un abrazo
    nvts

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    1. Muchas gracias. Sabías de mis dotes y has podido comprobar que "quien tuvo... retuvo".
      Gracias por asomarte por aquí, te echaba de menos.

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  11. Me equivoqué de medio a medio. Las investigaciones de GU llegaron "mucho más lejos", tan lejos como para encontrar el bar en que se hicieron la foto, después de tantos años (tres cuartos de siglo), y con tan pocos datos en la mano para resolver la ecuación. Enhorabuena, GU, el "espía" de la foto se queda corto a tu lado.
    El Tapir

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    1. Sí, te equivocaste. Soy poco constante y bastante gandul, pero cuando me empeño en una tontería así, voy hasta el final...

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  12. Me gustan estos temas y cómo los tratas. Me gustaría hacer algo parecido con mis recuerdos, pero no sé cómo.

    Muchas gracias
    F.G.

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    1. Intentamos comprender a través del recuerdo por qué somos como somos, qué nos ha traído hasta aquí. A veces es por medio de viejas fotografías en sepia o con el color ya desteñido, o por canciones, evocando momentos, conversaciones, olores, ruidos o silencios, revisando viejos escritos o novelas ya leídas, repasando azares, pero nunca lamentando decisiones mal tomadas, que las hubo. Yo estoy un poco en esta fase, es raro el día en que no mire hacia atrás de un modo u otro, pero no quiero aburrir al personal con historias del "abuelo cebolleta" que a nadie puedan interesar, por eso aquí me prodigo poco en esto.

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  13. Sí señor, la sombra de su madre parece que se dibujó sobre esas listas verticales de esa moldura. Tiene que ser emocionante confirmar algo así. ¡Enhorabuena!
    Mateo M.

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    1. ¡Gracias! Mira, Mateo M. Puede parecer una bobada, pero yo estoy muy satisfecho de mi hallazgo. Como tengo pocas imágenes de gente que fue muy importante en mi vida —y de mis padres, ni te cuento— les doy gran importancia y "pierdo el tiempo" como un tonto intentando recordar o, en este caso, imaginar el momento en que se produjo la escena.

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    2. Tu investigación me ha movido a buscar como una posesa todas las cajas repartidas en varios altillos donde conservo amontonadas sin orden ni concierto esas fotos del pasado. La mayoría son malísimas, muy pocas aprobarían un control mínimo de calidad. Las únicas buenas son las de los fotógrafos callejeros, lo cual también nos indica las penurias económicas de excelentes profesionales que no tuvieron más remedio que dedicarse a la fotografía ambulante para sobrevivir en aquella dura posguerra. Lo que no abunda es la foto espontánea, el trozo de vida que queremos reencontrar. Siempre posamos rígidos, envaradísimos, pendientes del objetivo, parecemos conscientes de la trascendencia del momento. Se hacían tan pocas fotos entonces que la espera al revelado tenía emoción y suspense. Total, para unos rectangulitos de 6x4cm...Pues resulta que esas mini cartulinas son el único testigo de nuestra ya tan lejana infancia.
      nvts

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    3. ¡Ay, el azar, qué caprichoso! Nunca pensé que cuando voy a San Sebastián y me alojo en el Hotel Niza, estuviera yendo al mismo lugar en que pasaron alguna noche nuestros padres durante su viaje de bodas (hace 75 años) por todo el Cantábrico, a bordo del "Capitán Segarra", pernoctando en puertos. Y quién sabe si en la misma habitación...


      Como dices, las únicas fotos buenas que tenemos de aquellos años son de fotógrafos profesionales, pero siempre posando, nunca espontáneas del día a día.
      ¡Qué diferente a lo de hoy, con la fiebre de los móviles! A la hija de una sobrina de Ana, de dos años y medio, alta como un perro sentado, le han hecho ya ¡diez mil fotos!, nos contaban sus padres, muy ufanos. O sea que calcula dentro de cuarenta años...

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    4. Esas diez mil fotos sólo le interesarán a ella y a sus descendientes, si los llega a tener. Y para que esto último se produzca tienen que pasar muuuuuchos años, cuando sean ya viejos, como nosotros. Además, hoy se hacen tantas que han perdido la importancia que tenían cuando había que gastarse la pasta que uno no tenía para revelarlas. Creo que, a pesar de lo malas que son las nuestras, su escasez es un bien añadido. Recordamos cuándo se hicieron, que pasaba entonces, qué había alrededor, qué color tenía aquella tarde. Nos proporcionan mucha información y nos traen también muchos momentos pasados y sus historias colaterales. La abrumadora invasión de fotografías de hoy hace que pierdan ese valor testimonial que contenían las nuestras.
      nvts

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