[Dedicado a F.C.]
|
Zurbarán, Bodegón con limones, naranjas y rosa / Museo del Prado
|
Que Francisco de Zurbarán es uno de los pintores favoritos de G.U., junto con su
coetáneo y casi paisano Velázquez, es un secreto a voces. Es el autor (él o
gente de su taller, en el que trabajaba una decena ayudantes) de maravillosos
"bodegones". Esta palabra es la que etiqueta, de modo un tanto prosaico, todo
cuadro que represente objetos y alimentos diversos situados encima de una mesa.
"Naturalezas muertas", se los llama también en español o
still life en
inglés, que queda algo más fino.
|
1) San Francisco de Asís 2) Fray Francisco Zumel 3) San Andrés 4) San
Pedro Tomás
|
También conocemos bien a sus frailes y santos, tan austeros, como los que se
exponen en el MNAC estos días. En el Museo de Bellas Artes de Sevilla no hay
ningún bodegón de Zurbarán. No es raro, se conservan muy pocos. Sí hay varios
frailes y santos. También en el Museo del Prado.
|
Francisco de Zurbarán, Las tentaciones de san Jerónimo (1638) / Monasterio de Guadalupe
|
Y en el monasterio de Guadalupe, algunas tentaciones de San Jerónimo. Nos gustan
mucho esas imágenes, la verdad. Por ejemplo, ésta que representa la visión
tentadora de «los placeres de Roma», con el contraste entre el atribulado
Jerónimo y la sosegada belleza de tan tentadoras damas.
|
Florence Delay, autora de Alta costura (Ed. Acantilado, 2019)
|
Pero lo que impactó a Florence Delay en el museo de Bellas Artes de Sevilla la
primera vez que estuvo allí fueron las santas y mártires. Hay ocho, al menos.
Algunas están retratadas con los instrumentos con que fueron torturadas y todas
ellas visten unos ropajes espléndidos, muy elegantes. Si no fuera por esos
siniestros aparatos, casi le pareció un desfile de alta costura, a la manera del
Cristóbal Balenciaga de sus comienzos, cuando sus vestidos entusiasmaron a las
mujeres aristócratas y de la realeza que pululaban por el San Sebastián de los
años veinte.
|
1) Casilda de Toledo 2) Rufina 3) Isabel de Portugal
|
Le impactó mucho eso y se decidió a viajar en busca de otros museos donde
hubiera más pinturas con ese tema. Estamos hablando de las llamadas "
Santas de Zurbarán". Y la verdad es que hay bastantes (algunas en diferentes versiones), al menos
diecisiete, repartidas por esos mundos de Dios. Y de ahí salió este libro
Alta costura (Ed. Acantilado). Precioso. En én nos habla mucho de
Zurbarán y de la secreta relación entre la compleja vida de esas mujeres y la
majestuosa indumentaria que lucen en los cuadros, que describe con detalle, como
en el caso de Santa Casilda de Toledo (patrona de Briviesca), que es la que
figura en la portada de su libro:
«De pie y de tres cuartos, vuelve hacia nosotros un rostro grave y
delicado, pero lo que primero atrae son los pliegues de su vestido
de seda color coral con un galón dorado bordado, recargado con
brocados y brocateles —con motivos de alcachofas, orlas, piñas,
color ceniza y canela—. La santa lo está levantando con la punta de
los dedos como si fuera algo ligero. El vestido que lleva debajo,
del que una manga, desde el codo a la muñeca, surge de la sobremanga
sujeta con una joya, es rojo. Abajo asoma un mocasín negro. De la
parte de atrás del vestido prende un gran lazo de tafetán gris
ahuecado que cae hasta el suelo. Una abundante cabellera negra la
cubre hasta la cintura, tan abundante que una parte está sujeta por
una cinta roja y un collar de perlas». [...]
|
|
1) Lucía de Siracusa 2) Emerenciana 3) Águeda de Catania
|
Florence Delay llama la atención sobre el hecho paradójico de que estas
jóvenes aparezcan con joyas y vestidos de gran riqueza, lujo y variedad,
casi en un despliegue de la moda más elegante de su tiempo. Hay que recordar
que el padre de Zurbarán era mercader de paños y telas y que, por tanto, el
pintor estaba familiarizado con los más espléndidos y fastuosos tejidos e
indumentaria. Ni que decir tiene que en su tiempo estas obras fueron
criticadas por ciertos sectores de la Iglesia, al considerar inapropiado
vestir a las santas mártires con trajes tan lujosos, en lugar con los
sencillos ropajes que solían utilizar.
|
1) Eulalia de Mérida 2) Catalina de Alejandría 3) Apolonia
|
En fin, un libro que está muy bien. Nos incitó a su lectura F.C., y G.U. le
está muy agradecido porque llega en el momento justo, reciente
nuestra entrada sobre Zurbarán. Sin embargo, ya saben que uno no suele recomendar libros así en abstracto,
a un "auditorio" indeterminado; por tanto, se limita a decirles que nos ha
interesado mucho, pues está escrito de una manera informada, elegante y amena.
[Hay un total de diecisiete santas, de las cuales las tres
primeras que exponemos (Casilda, Rufina e Isabel de Portugal) está acreditado
que son de factura única de Zurbarán. Entre el resto hay de todo, propias o de
su taller, pero todas —buenas o no tan buenas— se caracterizan por esas
vestimentas tan trabajadas, con las figuras de las santas contrastadas sobre
un fondo neutro y oscuro. Esos aspectos, junto con detalles sobre sus vidas,
sobre el propio Francisco de Zurbarán y un homenaje al modisto de Guetaria,
Cristóbal Balenciaga (que encontró cierta inspiración en esas pinturas),
componen esta breve obra de la señora Delay,
Alta costura; tiene solamente 83 páginas y no hay "estampas"].
Unas pinturas muy curiosas. Un beso
ResponderEliminarNo son muy conocidas las santas de Zurbarán y están dispersas por diferentes museos, aparte del de Sevilla: Besos.
EliminarHace años en Córdoba hicieron una exposición, pero como siempre de los monjes,que da gusto verlos,pero no es lo mismo las santas,con esas ropas,caras y signos.Todo surge de un fondo más o menos oscuro,para destacar la figuras,las ropas.Exelente muestra la que nos trae el G.U.La verdad es que te lo trabajas,aportas ideas propias,críticas si las hay,que todo se debe decir.
ResponderEliminarSaludos
No digas esas cosas, que "me vengo arriba" y, en esos casos, uno se puede volver un estúpido.
EliminarSaludos
Precisamente lo tengo de la biblio por recomendación de F.Cornadó.
ResponderEliminarLo estoy leyendo por segunda vez, dado que en los detalles está el punto del libro.
Es extraordinario y como contrapunto diré que me ha gustado el final, cuando habla de Balenciaga, un artista de primera.
PD: Decirte que La Pepita trabajó en los talleres de Santa Eulalia antes y en tiempos de la guerra (esta estaba colectivizada), para pasar tiempo después al obrador de Pertegaz, en aquel tiempo en unos bajos de la Gran Vía.
La he visto cortar sin patrón encima de una persona, cosa dificilísima de hacer, pues sin patrón la cosa es compleja, y he visto como mujeres con cojera (y de posibles), en aquellos tiempos la polio hizo estragos, quería que les hiciera un vestido, pues hacía que el vestido cayera a plomo a pesar de las dificultades.
En otro orden de cosas, y volviendo al libro, creo que el título está mal orientado, pues debería poner algo de Zurbarán, tener una apostilla, o trasladar el nombre del pintor de una manera explícita, porque en realidad el título del libro induce a error.
Me ha gustado.
Un abrazo
Según leo en el libro de Delay, Coco Chanel decía de Balenciaga que era el único modisto capaz de «dibujar, cortar, montar y coser un vestido desde el principio hasta el final».



EliminarSanta Eulalia siempre se cararcterizó por hacer unos carteles muy "de época".
Después, durante la guerra civil, tengo entendido que se dedicó a los uniformes militares. Tras la guerra, junto con Partegaz, Pedro Rodríguez, Asunción Bastida, El Dique Flotante fundó la "Cooperativa Española de Alta Costura", en 1940. ¡Qué grandes modistos había en Barcelona...! En la foto, uno de los talleres de Santa Eulalia.
Ahora nos movemos entre Zara, Mango, etc.
Estoy de acuerdo, ese título induce a error si no pones la palabra Zurbarán. Claro que en la edición en francés ni siquiera ponen un cuadro suyo.
Un abrazo
Tengo entendido, (por mi madre) que Santa Eulalia, cuando la guerra fue colectivizada y hacían uniformes militares. No sé por cuanto tiempo ni cuando empezaron a hacerlos, tampoco cuando dejaron de confeccionarlos, pues hay cosa que jamás pregunté.
EliminarCortar sin patrón encima de la persona es algo fuera de lo común y a abasto de muy pocos/as.
Lo que sucedió después de la guerra es sabido, quedaban poca moneda circulante para pagar vestidos de alta costura y muchas de las trabajadoras tuvieron que dedicarse al arreglo, compostura, zurcidora y confección que posteriormente fue prêt-à-porter.
Fueron pocos los que sobrevivieron a la debacle.
Como buenos, buenos, para mi primero Balenciaga, ( sus cortes son someros, estilistas, sobrios, de poco pliegue, personales, con pocos acampanados y caen a peso, bien llevados son obras de arte), le sigue Pertegaz y la linea Santa Eulalia.
Un abrazo
Un abrazo
Sí, sí, eso he leído. De componer esos vestidos tan elegantes a hacer los uniformes de los "sorchis" va un abismo. Qué caída en picado. Pero luego remontó. Desde los tiempos de los almacenes en el Pla de la Boquería hasta la tienda en paseo de Gracia, tiene mérito esa longevidad.

EliminarUn abrazo
Seguro q será muy interesante el libro q recomienda(i)s , lo cierto es q seguramente uno de los motivos por los q las santas de Zurbarán vestían unos ropajes tan lujosos y l previsión y minuciosidad de todos los detalles q recreó en sus cuadros, fue q su padre precisamente era vendedor de paños y telas por lo q el pintor conocía muy bien lo q pintaba y se ve q quería mandar al cielo sumamente elegantes a todas las santas y mártires ; ) Balenciaga siempre fue un enamorado de los volúmenes y las telas suntuosas así q no es de extrañar q usara como modelos e inspiración, las obras de los grandes pintores del Prado, muchas gracias GU y un abrazo muy fuerte para ti!
ResponderEliminarY bien elegantes que las mandó al "otro barrio"; hizo bien, en lugar de pintarlas hechas papilla.
EliminarBalenciaga es muy bueno. Se benefició de haber montado su primer taller en San Sebastián, en un momento en que esa ciudad era la residencia de verano de la Corte española. La familia real y las damas adjuntas de la alta sociedad le empezaron a encargar vestidos, y vía revistas (Blanco y Negro, por ejemplo) se divulgaron mucho sus fotografías con ellos. La próxima vez que vaya por Guetaria, además de pasear por su puerto pesquero, mirar "el ratón de Guetaria" a lo lejos y comer rodaballo en "El Astillero" (o en cualquier otro sitio), no me perderé una visita al museo de Balenciaga.
Un abrazo fuerte
Lo de que se fijó en las muestras de paños del padre,no lo tengo claro.Se formó en los talleres de Sevilla,donde los pintores pintaban figuras vestidas ,santos, vírgenes,tenían mucha práctica.Hay que pensar que muchas de las imágenes que procesionan en Andalucía, son de esa época ,verdaderas obras de arte.La facultad de Bellas Artes de Sevilla,que recoge todo ese saber,dedica muchas horas a la formación de sus alumnos,en esta cuestión. En otras palabras estaba en el ambiente ideal,para estudiar las caídas,volumen de los mantos,ropa,que no es fácil, necesita muchas horas de trabajo.No se trata de pintura moderna con cuatro manchas,cuatro líneas a ver si tenemos suerte.Lo de que luego tuvo interés en los medios de la moda es simplemente anécdota.Suele pasar
ResponderEliminarSaludos
Salud
Bueno, algo le influiría, aunque solo fuera la afición a las telas y ropajes, pero ¡vaya usted a saber! No lo tenemos aquí para hacerle una entrevista. Desde luego, estar en Sevilla seguramente lo estimuló mucho, allí estaba en el ambiente ideal.
EliminarSaludos
Lo estimuló y trabajó lo suyo, no se aprende en un año.Estudio,practica,sacrificio.Un taller de todo lo relacionado con la imaginaría, no es cosa fácil, tanto en pintura como en escultura de imágenes sagradas.Vestir una virgen,un santo,que tenga el aspecto apropiado a la oración, no lo hace cualquiera.
EliminarEn efecto, es un trabajo muy complejo y no se aprende en un curset.
EliminarFlorence Delay plantea el texto como un pase de modelos, me parece una genialidad, creo, sin embargo que la genialidad está precisamente en la precisión del detalle y en la sensibilidad de su mirada.
ResponderEliminarDe la misma autora también me gustó su "a mí, señoras mías, me parece" donde se detiene en la historia del palacio de Fontainebleau y en las obras que en él se contienen.
Saludos.
El libro está muy bien. Tiene sensibilidad y elegancia. A ver si localizo el de Fontainebleau.
EliminarSaludos.