domingo, 19 de mayo de 2019

El devenir de la "isla mágica" (Ibiza)

A vueltas con el fallecimiento de «El griego» (Pinu Albanese), del que hablábamos ayer, leemos un artículo de 2015, firmado por un tal Agustín Alberti, que lleva por título Ibiza está de moda, pero también en puertas de morir de éxito. Se inicia con unas líneas evocadoras de la Ibiza de los setenta que él conoció, pero seleccionamos los párrafos que mejor ilustran lo que está sucediendo con la "isla mágica". Según el autor, está "en puertas de morir de éxito"; según G.U., ya se trascendió esa puerta hace tiempo.

[...] «Hoy, después de cuarenta años o más de una historia de afecto hacia Ibiza y sus gentes, su paz y su belleza, contemplo con temor los signos de que una modernidad, mal entendida, está comenzando a dar al traste con esa rara y atractiva combinación de la creación divina y el espíritu humano.

Empedrados modernos de las calles de Dalt Vila, farolas postmodernas, autopistas de dobles direcciones construidas, se supone, para evitar atascos de tráfico que se producen un mes o dos al año como mucho, unen la ciudad con un aeropuerto convertido en uno de los de más tráfico de España y en el que, en los 80, despojábamos de sus excelentes cables un viejo DC3.




Un tremendo malecón casi apoyado en el faro de Botafoch, pervirtió la belleza de la entrada marítima a la ciudad. Pero eso si, ha permitido el atraque de esos espantosos cruceros consistentes en lujosos comederos permanentes para miles de turistas que, vomitados durante unas horas en la ciudad, nunca conocerán las verdaderas fiestas populares en las que los payeses, cuyos hijos ahora estudian en Madrid, Barcelona, Paris o Londres, siguen invitando a orelletes y licor de hierbas a todo el que quiera acompañarlos mientras las collas del pueblo bailan sus danzas ancestrales del cortejeo, el amor, o el matrimonio.

El Prince Abdulaziz con sus 140 metros de eslora y su perfil de yate que merecería un honroso desguace, ya no puede competir con otros barcos como el Spirit of the C’s, el Tatoosh o el Regina de Italia, de famosos modistos, empresarios, propietarios de pozos de petróleo o controladores del gas ruso.

Cenas en las que un menú no baja de mil euros, reservas que hay que realizar desde el mes de mayo, toda la escala de famosas, famosillos y hasta notables representantes del seudo progrerío hispano disfrutando de sus chalés y casas payesas a precio de oro; fiestas de discotecas publicitadas en todo el mundo y el reflejo de todo eso un día tras otro en las revistas del corazón, programas de radio y televisión están dando de Ibiza una imagen que, pese a la temporalidad veraniega del fenómeno, se está convirtiendo en permanente.

Acabó el tiempo de el JJ Sister y La Joven Dolores, único barquito de unos 20 metros de eslora que unía Ibiza con Formentera. Hoy docenas de barcos, verdaderos garajes flotantes, compiten en rapidez para traer a la isla miles de coches desde la península. La situación los meses de julio, pero sobre todo agosto, ha hecho preguntarse a la prensa local si Ibiza está en puertas de morir de éxito.


Pinu Albanese, en su taller de Dalt Vila
Cerró la galería de la casa payesa Can Daifa. La sala de subastas de Santa Gertrudis ha pasado de manos inglesas a manos inglesas pero se mantiene. Tambien se mantiene el Bar Anita en la curva de San Carlos. De la invasión hippy quedan unas pocas reliquias de pelo blanco y mirada nostálgica. Hace años que Ivan Spence desapareció con su galería de Dalt Vila y 'Pinu' Albanese dejó de trabajar con sus manos el barro ibicenco y de cocer en su horno maravillosas piezas de arte grecorromano.

La isla se va llenado de asfalto, de restaurantes prohibitivos, de precios abusivos, las multas de tráfico proliferan y Vila se ha convertido, salvo islotes aislados, en un conjunto de tiendas donde el Made in China se ve por todas partes y si no se huele.

Yo estoy pensando si me borro».




Y ahora, el contrapunto; viene a cuento del incendio de la casa okupada de Ibiza, con la muerte de una mujer italiana (que vivía allí y posiblemente estaba encerrada por su pareja en una habitación). Tenía contrato como telefonista del grupo Palladium Hotel durante la temporada. Un símbolo de la especulación, la avaricia, la miseria moral y la injusticia social que enferma a la "isla mágica", la del presunto glamour.

Rita Vallés, Diario de Ibiza (19/5/2019)

1 comentario:

  1. Creo que después de leer todo esto, mejor recuerdo la Ibiza que visitaba en los años 80. Es cierto que las transformaciones paisajísticas y sociales se han producido por todas partes, pero en algunos sitios, como supongo debe de ocurrir en Ibiza, la vida cotidiana de la gente normal se ha complicado mucho. Sin quererlo o queriendo, se ha ido evolucionando hacia una forma de vida que solo está al alcance de unos pocos que son los que interesa (¿a quién?) que vayan. Puede que sea bastante decepcionante para una parte de la población o visitantes. No me extraña que algunos estén pensando en si se borran. MJ

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