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Picabia haciendo el tonto en su casa de Le Tremblay-sur-Mauldre
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Francis Picabia (Francisco María Martínez Picabia, París, 1879-París, 1953) era de padre
cubano y madre francesa. Su abuelo era gallego y había hecho una gran fortuna
con la caña de azúcar en Cuba. Parte de ella la invirtió en la construcción de
un tramo del ferrocarril Madrid-La Coruña. Pero le quedó mucha pasta, gracias a la
cual su nieto Francis disfrutó de una vida muy acomodada. Tanto es así, que nuestro hombre pudo
dedicarse plenamente a sus grandes dos pasiones: los coches (tuvo 128 a lo largo
de su vida, Mercer, Rolls Royce, Ford, etc.) y la pintura.
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Picabia a bordo de su Mercer, junto a su esposa Gabrielle Buffet /
Picabia en bicicleta |
Pero no hemos venido aquí a hablar de sus coches ni de las bicicletas, sino a mostrar
algunas de sus creaciones. Quizá por estar "forrado", pintó sin ninguna presión
aquello que le gustaba o lo que estaba en el candelero. En efecto, bebió de
muchas fuentes y pintó de muchas maneras. Esa inconstancia en un estilo
determinado se la atribuyeron algunos a sus orígenes hispanos. Empezó por el
impresionismo, pero transitó luego por el cubismo, el dadaísmo y la pintura
mecanomorfa, el surrealismo, etc. Ciertos críticos enjuiciaron su talento
artístico como modesto, pero a G.U. le gusta mucho, digan lo que digan.
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Catálogo de la Exposición Antológica de Francis Picabia, en 1985
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Habíamos oído hablar de él en la asignatura de Historia del Arte en la carrera,
pero poco más. Hasta que en 1985 —se cumplen estos días cuarenta años— hubo una
exposición antológica suya que nos impresionó mucho, y hasta hoy. Felizmente ha
reaparecido por casa el maravilloso catálogo de aquélla (antes los hacían muy
buenos), que andaba
missing, y de ahí hemos extraído mucha información.
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Francis Picabia, Effet de soleil sur le bord du loing (1904)
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Francis Picabia, Bords du Loing; effet d'automne le matin à Moret (1904) |
Sus primeras obras fueron impresionistas, en general paisajes. Los dos que adjuntamos son de 1904. Tenía veinticinco años y esa manera de pintar aún daba
coletazos, aunque algunos artistas estaban ya a punto de poner el mundo de la
pintura patas arriba. No tenía problemas económicos, pero sus cuadros se vendían
bien; eso y la confianza que da el éxito le animaron a pintar muchos en ese estilo.
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Francis Picabia, Danzas en la fuente (1912) |
Estamos en 1912 y Picabia, un tipo inquieto, se suma con entusiasmo al orfismo (término que acuñó Apollinaire, un buen amigo) y al movimiento cubista que habían iniciado Picasso y Braque.
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Francis Picabia, París (1912)
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Francis Picabia, La procesión de Sevilla (1912) |
A pesar de estar casado desde 1909 con Gabrielle Buffet, Picabia es un
"picaflor", le gusta la juerga y liga mucho. Retrata en modo cubista a algunas
de las mujeres que iba conociendo. Pero el hombre tenía un problema que arrastró
toda su vida: las simultaneidades en sus amoríos le producían desazón y una gran inestabilidad emocional. Varios años más tarde, el alcohol y las drogas harían el resto.
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Francis Picabia,
Vuelvo a ver en mi memoria a mi querida Udnie (1914)
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Francis Picabia, Embarazo (1914)
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La 1ª Guerra Mundial tuvo gran incidencia en los pintores que pululaban por
París en aquellos años. Picabia era de nacionalidad francesa, pese a sus
orígenes hispanos. Y fue movilizado, una cosa que le deprimió sobremanera, y a quién no, tenía 35 años. Pero, por
enchufe de algún conocido, consiguió desarrollar su trabajo militar en una
fantasmagórica misión comercial para el ejército francés en Cuba, lugar que le era bien
conocido, claro. Pero no debía de ser muy importante ese trabajo, porque se
escaqueó a Nueva York sin que nadie lo echara en falta, y eso si que fue
trascendente en su carrera.
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Francis Picabia., Parade amoureuse (1917)
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En efecto, allí llegaron muchos artistas huidos de Europa, entre ellos su amigo Marcel
Duchamp, que se había librado del ejército por un supuesto "soplo reumático". En
Nueva York, Picabia lleva una vida disipada, escribe poesía, se convierte en
editor, hace fotografías, alguna película y sigue pintando, pero ahora son obras
de las llamadas "mecanomorfas", inspiradas en cosas que había hecho Duchamp antes.
También promueve la revista
391, con dibujos, textos poéticos, noticias,
artículos y mucho humor. Lo que hace en ella le permitirá, acabada la guerra, entrar en la revista
Dadá, de Tristan Tzara.
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Francis Picabia, Hija nacida sin madre (1917) |
Desde Nueva York viaja un par de veces a Barcelona con su esposa. Aquí su vida
es menos disipada, compone algún ejemplar de la revista
391 y pinta.
Conoce al galerista y anticuario Josep Dalmau, pero dura pocos meses en la "Ciudad Condal". Viaja a
Sevilla, que le gusta más, y después vuelve a N.Y.
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Francis Picabia, Portada y una página interior de un ejemplar de la revista 391 (Marzo de 1918)
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Acabada la guerra, nuestro "héroe" vuelve a Europa y hace obras dadaístas y
figurativas, de todo...
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Francis Picabia, Tableau RastaDada (1920) |
Las mujeres españolas estarán presentes en su obra a lo largo de toda su vida; también los toreros.
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Inauguración de la exposición Picabia en la galería Dalmau (Barcelona,
1922)
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En 1922 vuelve a Barcelona porque el señor Dalmau ha organizado una exposición de su
obra. André Breton, entonces gran amigo (luego, ya no), da alguna
conferencia al respecto y elabora un texto para el catálogo. En la exposición
figura la
Mujer española con cigarrillo (1922), como se puede apreciar en la foto. Pero en Barcelona, aparte de Dalmau, no se le hace ningún caso, apenas sale en
las reseñas de la prensa y la exposición no tiene éxito alguno. Quizá sea que esa
temática no les motiva mucho...
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Francis Picabia, Melibée (1931)
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El caso es que Barcelona queda atrás y sigue pintando, en muchos casos muy
próximo al surrealismo. Hay quien ha visto concomitancias con Dalí, si bien este
último nunca las reconoció abiertamente.
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Francis Picabia, Autorretrato (1934)
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La guerra civil le impacta profundamente y le dedica algún cuadro alegórico, más
bien siniestro, claro.
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Francis Picabia, Revolución española (1937)
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Y sigue pintando hasta su muerte, ya siempre en plan naturalista. Entre otras, a
Imperio Argentina, que triunfaba por España y era muy admirada por él (también
por Franco, ojo al dato).
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Francis Picabia, Nu de dos / Mujeres con bulldog (1940-1942) |
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Francis Picabia, Imperio Argentina (1941)
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En fin, hablando de Argentina, las veces que estuvo en Barcelona vivía en la Avda. República Argentina nº 28, donde tenía un piso. Enmendando el ninguneo de Barcelona en 1922, se le han dedicado dos exposiciones.
Una en 1985, la que hemos comentado, y hubo otra, no recordamos cuándo. El Ay
Untamiento colocó en 2022, un siglo después, una placa conmemorativa junto al portal del edificio donde pasó algunas temporadas. Bien hecho, Picabia se lo merece. ¿Para cuándo
otra exposición?
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Barcelona, Placa conmemorativa, República Argentina nº 28 (Barcelona,
1922)
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Picabia siguió pintando hasta su muerte en diferentes maneras, pero ya fue un poco más
de lo mismo...
Tanto en su faceta primera, la de impresionista, como en la figurativa, la de las mujeres con bulldog o la posterior de Nu de dos, demuestra tener un sentido de la perspectiva y y de las proporciones muy bueno, aparte del cromatismo.
ResponderEliminarMe gusta más en esa faceta que como dadaista o surrealista.
Muy buena esta introducción y las explicaciones porque las desconocía.
Un abrazo
Yo desconocía muchas cosas, pero cuando me decidí (¡años ha!) a dar una clase sobre él en bachillerato (no en la ESO, ojo), me lo estudié usando el catálogo de la exposición, que explicaba muy bien la vida. He reproducido un poco aquello, poniendo los cuadros por orden cronológico y redactando a mi manera. Creo que se entiende un poco mejor que mirando Wikipedia. No me gusta todo lo de él, claro, pero es un tipo interesante. No encontraba el catálogo y apareció milagrosamente el otro día, justo cuarenta años después de aquella antológica exposición.
EliminarUn abrazo
Como tenía mucho dinero,la pintura como entretenimiento,todos los palos. Si se lo pasó bien y disfrutó acompañado de mujeres,eso que tenía
ResponderEliminarSaludos
Yo creo que cuando no se tiene la angustia de llegar a fin de mes si no vendes un cuadro, se debe de pintar más relajado, pero no lo sé. El tipo lo pasó bien, pero según he leído, le creaba mucha angustia mentir y ocultar a sus parejas sus otros asuntillos paralelos. A mí me pasaría igual...
EliminarSaludos
¡Cuánto me gustaría que se celebrara otra exposición sobre la obra de Picabia!, vamos a ver si alguna institución, alguna de estas que pagamos entre todos, se anima.
ResponderEliminarLo que más me gusta de Picabia es su obra cubista y también su dadaísmo.
Abrazos.
Pues sí, me gustaría mucho, pero las buenas exposiciones deben de ser muy costosas de montar y cada vez nos llegan menos por estos lares, y las que llegan son con cuatro cosas. Aquella del 85 fue buenísima (y entonces había más luz en las salas y no había que ir casi con linterna para ver los cuadros y los documentos adjuntos, como ahora). Es más «sostenible» así y no se perjudica a los cuadros, pero prefería antes.
EliminarAbrazos.
Buena explicación, Uribe.
ResponderEliminarEsa exposición estaba muy bien montada. Lo sé porque estuvo en Madrid a principios de 1985 y supongo que luego fue a Barcelona. El catálogo no lo compré, era muy caro para mí. Ahora me arrepiento.
Muchas gracias
F.G.
A mí me impactó, por la cantidad de obras y lo bien seleccionadas que estaban. Además, había luz suficiente, no como las que hacen ahora.
EliminarHaces bien en arrepentirte, porque el catálogo es una joya. Y es que es que lo diseñaron Gonzalo Armero y Diego Lara, que son los que llevaban una revista mítica, Poesía, que desapareció cuando murió Armero. Ya no se hacen catálogos así.
Muchas garcias a ti.
Pues los dos primeros cuadros, los impresionistas, me parecen muy buenos y de muy buen gusto. El resto, también tiene su interés, el que corresponde a su tiempo. El pabellón de la Sezession en Viena -notabilísima obra de Olbrich- tiene un lema en la entrada: "A cada tiempo su arte, a cada arte, su libertad", puesto en alemán, que parece más importante. Pues, por lo visto, fue lo que hizo Picabia en su ruta vital.
ResponderEliminarMateo.