viernes, 4 de marzo de 2022

Baroja, "El árbol de la ciencia" y la medalla

Pío Baroja paseando por el parque del Retiro (1950) / NICOLAS MULLER

Leemos en la prensa que, en el 150 aniversario del nacimiento de don Pío Baroja (1872-1956), se le ha denegado la concesión de la Medalla de Oro de San Sebastián a uno de los escritores favoritos de G.U. No es que le preocupe mucho esto de los homenajes después de muerto ni que, al albur de intereses políticos, se dé el nombre de calles, estaciones de tren y aeropuertos a gente que falleció, pero no entiende las razones aportadas para no otorgarle esa medalla.

Pío Baroja, El árbol de la ciencia, Alianza Editorial, 1967
Alegan que lo importante es leerlo. Pues si con estas nos andamos... ningún escritor recibiría ese tipo de homenajes. Y añaden que no le dan la medalla de oro porque fue muy crítico con "el espíritu" de sus ciudadanos. No sabemos qué c*** encierran esas comillas, aunque la cosa no pinta bien.

No, no lo sabemos, pero el caso es que en una sociedad pacata y tiquis miquis como la que tenemos, tan proclive a la más dulzona sensiblería, que hila tan fino, tan reacia a recibir críticas y a asimilar cosas poco agradables, fragmentos de El árbol de la ciencia como el que adjuntamos pueden herir la delicada sensibilidad de nuestra juventud y, por tanto, conviene ocultarlos, no sea que nuestros pobres y desvalidos jóvenes se nos depriman un poco y les dé angustia vital.

Baroja dijo en su día que era la mejor novela que escribió; una obra desencantada. De hecho, es muy autobiográfica porque la escribe según sus propias vivencias, identificables con las del personaje protagonista, Andrés Hurtado, un hombre desorientado, que se ve abocado a continuos desengaños, empezando por los que obtuvo al estudiar Medicina. 

En fin, repetimos. Uno de los favoritos de G.U. (tiene otros). Pero al no concederle a Baroja la medalla cuando se la dan a otros mindundis o pelotillas del régimen o gentes que comulgan con la ideología dominante, ya nos habéis cabreado, so imbéciles. Aunque no hubiera escrito nunca nada más, El árbol de la ciencia por si sola ya la merece. Y la edición de Alianza Editorial, de la época de las portadas de Daniel Gil, ni les cuento, ¡qué maravilla!

6 comentarios:

  1. ¡Qué magnífico escritor don Pío Baroja! Aquí tienes a otro entusiasta barojiano.
    “Las inquietudes de Santhi Andía” y “Zalacaín el aventurero” se encuentran entre las mejores novelas que he leído en mi vida, pero cualquier título de Baroja es un tesoro.

    No es España un país que destaque por el aprecio a su literatura y escritores, caso contrario de Inglaterra, o Francia, por citar algunos. Es lamentable.
    Abrazo, G. Uribe.

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    1. Esas dos que citas... ¡qué grandes obras!
      Un abrazo, Paco.

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  2. Yo soy también barojiano. Tengo sus obras completas en edición de Galaxia Gutenberg. Espero seguir leyéndolo como lo he leído. Baroja no necesita esa medallita para nada y al negársela se han retratado los municipales. Fui profesor bastantes años en el antiguo COU y El árbol de la ciencia era una novela que causaba verdadera devoción y entusiasmo. Mi hija Clara hizo un TR en su colegio en que relacionaba El árbol de la ciencia con El corazón de las tinieblas de Conrad. En el actual bachillerato ya no se lee como lectura fundamental, y solo aleatoriamente en Cataluña. No sé en el resto de España. Con el odio que tienen a la cultura las autoridades educativas y los políticos en general me temo lo peor. El otro día improvisé sobre una frase atribuida a algún jerarca nazi: "Cuando oigo hablar de cultura, saco la pistola". La convertí en algo así como, atribuyéndosela a los mandatarios socialistas y progresistas -de los otros ni hablo-: "Cuando oigo hablar de cultura, sacamos una nueva ley educativa" -para acabar con ella-. Las derechas han hecho muchas cosas mal, pero los que se han cargado la educación y la cultura han sido las izquierdas pese a su estúpido bono cultural para los que cumplen dieciocho años.

    Por otra parte, no sé ya el efecto que puede causar en los jóvenes la lectura de El árbol de la ciencia. Yo fui testigo de que era verdadero entusiasmo en los jóvenes de los años ochenta y noventa pero tengo mis dudas de que las preocupaciones de los millenials y diversas generaciones posteriores puedan entender ya el núcleo de este libro maravilloso.

    Por otra parte, recomiendo El escuadrón del brigante, un libro poco conocido.

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  3. En efecto, Baroja no necesita para nada esa medalla otorgada por los politiquillos de turno (23 votaron en contra de dársela y tres a favor). Que les dén morcilla.
    Sí recuerdo que "El árbol de la ciencia" es una novela que los zagales de entonces leían con agrado en el instituto, pero ahora yo también tengo mis dudas respecto a lo que indicas en el segundo párrafo. La juventud "post-ESO" no se puede permitir tamañas amarguras, "bastantes desgracias tiene la vida" y bastantes aparatejos tienen para entretener su ocio (aunque pocos de ellos les sirvan para pensar).
    Yo me dispongo a releerla con mis ojos de ahora, aprovechando que la he rescatado de mi biblioteca para hacer las fotos. En cuanto a "El escuadrón del brigante", debo reconocer que no la conozco, pero intentaré hacerme con ella en breve. Gracias por el consejo
    Un abrazo

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  4. Voy a hacer la prueba con "El árbol de la ciencia" y mi nieta Emma que tiene 17 años, a ver qué comenta. Si se lo planteo bien casi seguro que la lee. Quiere hacer medicina. Ya os diré cómo ha ido. A ver si encuentro "El escuadrón del brigante". Gracias. MJ

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    1. Si quiere hacer medicina me temo que don Pío no será para ella el estímulo más adecuado...

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