Noticias desde Ibiza (2)

G.U. intuye que ustedes están en ascuas porque desconocen qué se cuece en la "isla mágica" y quisieran saber algo del asunto. Pues bien, si es así vamos a ello:

Pocas novedades tenemos que relatarles. Vida tranquila, pero muy escasa relación con el entorno, salvo la imprescindible. La isla está arrasada, incluso en septiembre, por tatuadas hordas juveniles —este año, solo peninsulares— y por los que quieren beneficiarse de ellas, que no son pocos; más bien muchos. Las playas están llenas al ochenta por ciento de eso que llaman "camas balinesas" y hamaquitas diversas, con unos colchones repugnantes, no entraremos en detalles. Los bañistas ocupan el escaso resto que queda. Entre ellos y los de los barquitos (este año hay muchos más que nunca, ya que debe de ser la única manera de llegar a una playa sin recorrer un par de kilometritos a pie) dejan el agua hecha una pena, da hasta un poco de asco y todo. Por tanto, tema playa: mejor abstenerse y dedicarse a la lectura o a la meditación o a realizar paseos vespertinos por parajes más solitarios, que aún los hay.

Poca cosa más. Pero uno lee, medita, ve el paisaje, sí, pero también quiere estar al día y conecta a ratos el ordenador para ver qué pasa por ahí. Pues pasa lo del volcán de La Palma y la que se ha armado con la ministra Reyes Maroto, enésima demostración de que nos gobiernan los últimos de la clase: aquellos que te pedían los apuntes cuando hacían campana, todo eso, y que han ido tirando adelante porque saben lamer culos y chafar la cabeza del vecino, todo un arte.

Y pasa lo de Cataluña: esa extraña mesa de negociación entre el doctor Sánchez y el niño barbudo, que quiere boicotear a toda costa el Vivales, desde Waterloo. Sí, Waterloo, un lugar santo, al que acuden los más adictos, como el tipo del tuit adjunto, que adivina en la mirada de Puigdemont una visión amplia, de esas que que atraviesan las paredes y ven más allá, una mirada de gran estadista, un poco a la manera de Winston Churchill. Y además descubre en el sujeto que se escapó en un maletero, "un discurso insobornable de lucha por la libertad". Esto de la fe inquebrantable es lo que tiene. Los que solo acertamos a ver en ese sujeto a un auténtico "emmerdeur", como dirían los franceses (y también Ramón de España), somos minoría. Por Cataluña predominan todavía los tipos como ese tal Salvador Vergés, nos guste o no.

[Twitter / granuribe50]