lunes, 12 de septiembre de 2022

Ayer fue un día muy triste: Javier Marías

G.U. tiene muy abandonado el blog, por motivos varios que no vienen al caso. Pero hoy siente que tiene la necesidad, casi la obligación, de decir algo. No le será fácil, porque está absolutamente desolado desde ayer, cuando se enteró al mediodía del fallecimiento de Javier Marías, un habitual en este blog (basta clicar su nombre y apellido entrecomillados en "BUSCAR EN ESTE BLOG" para comprobarlo) y un personaje de su quinta, pocos meses los separan. Está muy triste, casi como si hubiera fallecido alguien muy próximo, a pesar de que no lo conocía más que por sus novelas, por sus artículos en EPS y por algunas entrevistas (muy pocas, no era fácil que se pusiera a tiro).

Sus novelas las leía G.U. muy despacio, porque se dejaba envolver por la cadencia de su prosa, que estaba dotada de ese «estilo inconfundible, con largas subordinadas y un flujo narrativo en primera persona que reproduce el discurrir del pensamiento, sus narradores no son omniscientes sino dubitativos, digresivos e interesados», como escribe Xavier Ayén en La Vanguardia; «dueño de un fraseo único, envolvente, hipnótico, de períodos largos, que van buscando su sentido final a través de tanteos y aproximaciones caracoleantes, sin cuidarse, llevados de su propia, inspirada ondulación, de que a veces sean derivativos o deslavazados», añade Ignacio Vidal-Folch. Ambos lo describen la mar de bien, para qué vamos a añadir nada aquí. Es eso lo que nos envolvía al leerlo. 

Y en sus artículos expresaba lo que muchos no se atreven a decir —incluido G.U., que muchas veces eludió decirlas por si acaso—, pero siempre de manera lúcida, elegante, con una prosa impecable, diferente a la de las novelas. La verdad es que el domingo en que no despotricaba Javier Marías contra algo, G.U. se quedaba un poco decepcionado. 

En fin. qué añadir, era muy bueno en todo, y cada vez que piensa en su pérdida se le caen las lágrimas (DEP).



Los telediarios de la noche no le dieron importancia al asunto, en casi todas las cadenas fue relegado a los "minutos de la basura", tras los sucesos y otras menudencias. Pero vaya en descargo de TV1, tantas veces criticada por G.U., que le dedicó la entrada del telediario de la noche, con un reportaje breve pero magnífico de Carlos del Amor, un buen tipo. No se puede decir más con menos.

12 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo.
    Aprovecho para enviarte un abrazo.

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    1. Y yo otro muy fuerte. Por cierto, he pasado hoy por tu antiguo barrio y aquello es verdadero un caos y está supercontaminado. ¡Estás muy bien en el Prat!

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  2. Hacía tiempo que no se pasaba por aquí. Imaginaba que lo haría con este motivo, ya que hizo extractos de sus artículos muchas veces y sé del aprecio que le profesaba. Que lo sepa: yo también estoy muy triste, creo que me he leído todas sus novelas y lo seguía habitualmente en su columna.
    Muchas gracias
    F.G.

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    1. Pues sí, los he recontado y en total son quince veces en que he hecho extractos tomados de su columna en EPS. Gracias a ti por el comentario.

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  3. Un gran autor, un cascarrabias muy sabio. Leía sus artículos que me parecían de una gran lucidez. Descanse en paz.
    Francesc Cornadó

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    1. Era un hombre culto y lucido. No se cortaba un pelo en expresar sus opiniones y le daban igual los insultos que recibía en las redes por hacerlo. Se lo podía permitir.

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  4. Ya me ha serenado, pero la primera reacción cuando me enteré de su muerte fue como si me hubieran descargado un hachazo en medio de la cabeza. Yo también he escrito sobre él. Con él nos faltará la creación de nuevas obras literarias que tendrían su eje en la literatura y no en el conformismo del público porque era un escritor exigente e inteligente. Leerlo es participar de un juego que requiere esfuerzo y eso me gusta. Hay otros autores más fáciles pero no me satisfacen del mismo modo. No obstante, me queda mucho por leer de él, y eso no deja de ser un gozo, aunque ya no tengamos ocasión de asistir a su dialéctica aguda y valiente contra los molinos de viento. Interesante asistir a la polémica con otro compañero de generación, Antonio Muñoz Molina que de momento no ha escrito sobre su muerte, que yo me haya enterado DUELO AL SOL: MUÑOZ MOLINA Y JAVIER MARÍAS

    Te echábamos en falta, yo he vuelto a escribir entre otras cosas por que tú me animaste. Un cálido abrazo, G.U.

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    1. Yo también me voy serenando, pero me cuesta. Ya cuando la familia emitió un comunicado a mediados de agosto me empecé a inquietar, aunque no esperaba esto, la verdad. Ha muerto como consecuencia del Covid. Así lo publicaron algunos diarios digitales, pero a las pocas horas lo suprimieron. Se ve que es una palabra maldita que conviene ocultar.
      «Leerlo es participar de un juego que requiere esfuerzo y eso me gusta». A mí me sucede lo mismo.
      En fin, a ver si retomo esto de vez en cuando. Me asomaré al tuyo; no sabía que habías vuelto. Muchas gracias y un abrazo.

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  5. No se puede decir que el motivo de tu retorno bloguero sea alegre, G.U. en cualquier caso es bueno encontrarte.
    Marías ha dejado huella en el corazón de muchos lectores, forjando una complicidad entrañable con los mismos. Esto es algo que solo sucede con los grandes, como lo era él.

    Cuídate, lee y pasea algo ;)

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  6. No, no es un retorno alegre, ciertamente. Muchas gracias, Paco. Estoy un poco alejado de los asuntos blogueros, pero procuro hacer las tres cosas que me recomiendas...

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  7. Sé que G.U. tiene algo de Javier Marias, también de Pio Baroja y de Delibes y de Joan Margarit, y de J. Cercas y de Oscar Tusquets y de Ramón de España. También de Bob Dylan y de Serrat, y de tantos otros.
    Porque, igual que todos ellos, hace las cosas como mejor sabe

    Después de tantos días sin nada nuevo que contarnos, me imaginé que entendería como un compromiso dejar reflejado en su rincón la pena que se siente cuando nos dejan personas que hacen las cosas bien hechas.

    Un abrazo.
    J.A.C.S.

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    1. Muchas gracias por tu entrañable comentario, J.A.C.S. Me ha emocionado y me anima a asomarme más asiduamente por aquí.
      Un abrazo.

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