sábado, 2 de julio de 2022

Releyendo nuevamente a Pío Baroja

Quizá más de uno se preguntará qué es de G.U., «a qué dedica el tiempo libre», como intentaba indagar J.L. Perales. Para responder a esa cuestión no entrará en muchos detalles, por razones obvias. Pero es cierto que su primera mitad de 2022 no ha sido brillante. Duerme mal, le falta energía, le cuesta centrarse, sus piernas siguen inquietas y las analíticas no van bien del todo, por lo que tiene visitas médicas con cierta frecuencia. Bien, hasta aquí, lo malo. 

Pero lo bueno es que, entre otras cosas, ha recuperado la concentración para la lectura, y eso ayuda mucho (lo decimos para quien no haya probado nunca esa pócima). Lee de nuevo libros digitales y ha comenzado a releer otros de su biblioteca. Ahora ha vuelto a Pío Baroja, uno de sus ídolos, y El árbol de la ciencia, quizá su mejor novela o él así la reconocía como tal. Como uno está metido en Twitter, una de las personas a las que sigue es a Pío Caro-Baroja; pues bien, hoy publicaba éste un fragmento que G.U. identificó rápidamente, pues pertenece precisamente al libro que está releyendo. La primera parte, "La vida de un estudiante en Madrid", es buenísima; trata de los episodios por los que el protagonista, Andrés Mellado, le pierde un poco la afición a la medicina, y con razón. Con esas clases llenas de gamberretes y esos profesores tan  rancios... Pero bueno, en este fragmento relata cosas que a este bloguero le suenan mucho, por haberlas padecido, como alumno y también como profesor (por ejemplo, en la ETSAB todo dios fumaba en el aula y apenas se vislumbraba la pizarra, y cuando empezó a dar clase, también).

Como puede ser que, tan pequeño, apenas puedan leer nada de esas páginas, adjuntamos dos breves fragmentos:

7 comentarios:

  1. Cada cierto tiempo, vuelvo a Baroja. Tengo sus obras completas en Galaxia Gutenberg. Acabo de releer por tercera vez la trilogía La lucha por la vida -La busca, Mala hierba y Aurora roja- y me sigue resultando prodigiosa su capacidad y amenidad narrativa, además de su profundidad humana. El árbol de la ciencia lo he leído muchas veces. Antes era obligatoria su lectura en COU. Era una lectura que encantaba a los alumnos. Con el nuevo sistema educativo en Cataluña, se olvidó esta lectura, pero también había cambiado el tipo de alumnado y ya probablemente no les decía tanto como a los alumnos de los años ochenta y noventa del siglo pasado. Baroja es un novelista como la copa de un pino. Me congratulo de que ambos lo apreciemos mucho. Saludos.

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    1. Sí, recuerdo que "El árbol de la ciencia" era lectura obligatoria; al menos en el antiguo COU en Cataluña sí lo era por lo que recuerdo. Me extrañaría mucho que siguiera siéndolo...

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  2. Confieso que no he leído mucho de él. este que nos señalas , si. Habré de acercarme los que reseñas.
    Un abrazo

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    1. Es que a mí me gusta mucho, y ojalá fuera capaz de escribir de esa manera.

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  3. Hace años leía y me gustaba mucho la obra de Pío Baroja. Después leí el ensayo "Baroja o el miedo" de Eduardo Gil Bera y me dejé influenciar, llegué a sentir una cierta repulsión, a la opinión de Gil Bera se añadiron más tarde Jiménez Losantos, Senabre y Jordi Amat, no sé, entre unos y otros la liaron. Este pasado invierno volví a "Zalacaín el aventurero" y lo celebro.
    Deseo que te recuperes pronto. Un abrazo
    Francesc Cornadó

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    1. Es que me pasa que también soy un gran admirador de Baroja, diga lo que diga Gil Bera.

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  4. G.U. me encanta leer su blog. Coincidimos en gustos musicales y literarios. Un saludo. MJ

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